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Impacto en los JJ. OO.: Rebeca Andrade gana oro para Brasil y supera a Simone Biles

Foto: @Olympics.

Foto: @Olympics.

La estadounidense Simone Biles se va de París con tres oros. Pudieron ser cinco, pero una caída en la final de la barra de equilibrio y dos salidas del tapiz en la de suelo le privaron de poner el broche dorado que requería su historia de amor con los Juegos Olímpicos. Pero para la historia quedará su gesto de grandeza –junto a su compatriota Jordan Chiles– en el podio con Rebeca Andrade, la brasileña que ganó el oro.

El primer traspié llegó en la barra de equilibrio, un aparato en el que, al menos en teoría, se jugaba un repóker histórico de oros, porque todo el mundo daba por hecho que iba a ganar en el suelo.

Simone estaba a un paso de completar su obra maestra, pero éste fue en falso. La gimnasta texana –no de nacimiento, pero sí de adopción– actuaba en penúltimo lugar en la final de la barra de equilibrio y se caía tras una de sus series acrobáticas, lo que en este aparato es poco menos que una “sentencia de muerte” –su cara así lo reflejaba– porque te resta un punto por la caída en sí y otras tres décimas por no completar la serie.

Así las cosas, la estadounidense se iba hasta la quinta plaza con 13.100 puntos, para desazón de sus miles de compatriotas repartidos por las gradas del Bercy Arena. El título era para la italiana Alice D’Amato, con 14.366 puntos en una final repleta de caídas.

La transalpina, que hasta ahora había brillado en las barras asimétricas, aparato en el que tiene dos oros europeos, lograba su segundo metal en París tras su plata por equipos.

La plata, en este caso, fue para la china Zhou Yaqin, con 14.100 puntos. Yaqin había sido la mejor en la ronda de clasificación del sábado, pero este lunes no clavó su ejercicio, el de mayor dificultad de las ocho finalistas. El bronce (14.000) fue para otra italiana, Manila Esposito.

La otra gran candidata al podio, la brasileña Rebeca Andrade –que también perseguía su cuarta medalla en París–, era cuarta con 13.933 por “comerse” un elemento tras una paloma sin manos, lo que le bajaba la nota de la dificultad.

Sin tiempo para las lamentaciones, Biles se centraba en la final de suelo, donde su aplastante superioridad física es más evidente. La estadounidense, que salía sexta, repetía el ejercicio de la clasificación y la final del concurso completo, lo que le aseguraba el oro salvo algún error grosero.

La norteamericana empezaba con el Biles II –doble salto mortal atrás agrupado, con tres giros–, uno de los elementos que llevan su nombre en el suelo, pero ya en la segunda diagonal, un doble salto mortal con doble giro, pisaba con los dos pies fuera. Tres décimas de penalización…

En la tercera diagonal realizaba el Biles I –doble salto mortal en plancha con medio giro en el segundo que la hace aterrizar de frente–. El Bercy Arena era en esos momentos un volcán en apoyo de su soberana, que instantes después pisaba de nuevo y por partida doble fuera del tapiz en una cuarta diagonal en la que había realizado un doble salto mortal planchado. Otras tres décimas de penalización…

El oro finalmente se decantaba a favor de la brasileña Andrade, que con 14.166 puntos aprovechaba esas seis décimas de penalización de Biles (14.133). Las banderas brasileñas, también numerosas, llenaban de colorido el Bercy Arena. El “sorpasso” era un hecho.

El bronce fue para la también estadounidense Jordan Chiles, con 13.766 puntos, pero la noticia, qué duda cabe, era que Biles había perdido la final en la que parecía imbatible.

El futuro de Biles y la “estrella silenciosa”

A sus 27 años, en una disciplina en la que eres ya una veterana a esa edad, es muy difícil aventurar que Biles esté en Los Angeles 2028, pero el reto de competir en casa y ser el segundo deportista con 10 o más oros en los Juegos es lo suficientemente estimulante y ella no se ha puesto aún fecha de caducidad. Estar en la soleada California dentro de 4 años sería el broche soñado a una trayectoria que es ya historia del deporte olímpico y mundial.

En cuanto a Andrade, la “estrella silenciosa” de estos Juegos, se marcha de París con un oro, dos platas y un bronce. Nada mal para la niña de la favela que debía desplazarse 2 horas para ir a entrenar y que superó hasta tres roturas de ligamento cruzado para llegar a este momento. Sus lágrimas en el podio estaban más que justificadas.

Fuente: Marca.

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