París 2024: Djokovic vence a Tsitsipás y es semifinalista

El cuadro de semifinales del tenis masculino de los Juegos Olímpicos París 2024 quedó resuelto con la victoria de Novak Djokovic ante Stéfanos Tsitsipás (6-3 y 7-6). Un duelo que tuvo momentos de mucha igualdad, incluso uno de preocupación con la rodilla del serbio, obligado a medicarse en la mitad del segundo set para no sufrir una recaída. Finalmente quedaron en anécdotas dentro de una batalla que en todo momento tuvo siempre un claro candidato a dar el salto hacia las semifinales. Lo hizo el serbio, que volverá a pelear por las medallas en el evento multideportivo más importante.

Por muchos cuartos de final de unos Juegos Olímpicos que fueran, más de uno tenía la mosca detrás de la oreja pensando en que este no iba a ser el partido más emocionante del cuadro, un duelo donde la mayoría situaban a Djokovic como principal y único favorito. ¿Poca fe en las opciones de Tsitsipas? Seguramente, pero es lo que provoca mirar los últimos meses de competición del griego, donde ha estado lejos de su mayor nivel competitivo y más lejos todavía de las rondas importantes. ¿Acaso recuerdan la última gran victoria del ateniense? ¿Esa que se queda grabada durante días en los medios de comunicación? Desde que ganara el título en Montecarlo, nada. A esto se enfrentaba hoy Stefanos, a su presente y también al de su rival.

Porque Novak, con sus 37 años, no puede hacer otra cosa que pensar en el presente. Y este apuntaba a ese sueño prohibido que todavía se le resiste, el de la medalla de oro olímpica. Su camino hasta esta ronda había sido inmaculado, también el primer set ante el griego, donde ajustando algunos golpes en los momentos calientes le bastaron para colocar el 6-3 sin despeinarse, apoyándose en esa solidez tan habitual y una determinación innata para aprovechar las oportunidades que van saliendo. Con un parcial en la maleta, las quinielas cerraron por vacaciones pensando en que ya no pasaría nada más en la Philippe Chatrier. Fue entonces cuando, de repente, de manera totalmente imprevista, el serbio se hizo daño en la rodilla y comenzó a cojear.

A todo esto, Tsitsipas navegaba ya con break de salida, aunque ese break pronto se multiplicaría para mostrar un 4-0 en el marcador que activó todas las alarmas en el banquillo del balcánico. Sus técnicos no hacían ni media mueca, mientras que su mujer prefería taparse con la bandera del país para no enseñar ninguna carta. Se respiraba cierto miedo a la situación, la preocupación de que volviera a repetirse la misma película que vimos en esta misma pista hace 50 días, donde Nole acabó lesionándose el menisco y quedó sin opciones de competir en los cuartos de final ante Casper Ruud. Lejos de pensar que existe una maldición en la Chatrier, la realidad apuntaba hacia dos cuestiones básicas: ¿Serviría una pastilla para que Novak pudiese competir hasta el final? Y la segunda y más importante: ¿Hasta qué punto merecía la pena arriesgar teniendo en cuenta que quedan 4 meses de temporada?

Lo que estaba claro era que Djokovic no se iba a rendir, tuviera lo que tuviera. Eso sí, el marcador apuntaba un 4-1 para Tsitsipas. Y luego un 5-2. ¿Y luego? Pues luego, ya con el efecto de la pastilla que se había tomado al inicio del set, Novak comenzó a construir su propia remontada, una de tantas que nos ha regalado en su carrera. Así llegamos al 5-5, con la sensación de que el barco del griego había zarpado sin él y que el chacal de Belgrado ya estaba en su punto más voraz.

Lo que vino después tuvo lo justo de emoción, lo justo de igualdad y lo justo de sorprendente. Que sí, que Stefanos estuvo varias veces por delante, marcando la pauta del partido, pero el griego sigue lejos a nivel de mental de saber manejar esos momentos clave. Podrá hacerlo bien alguna vez, pero serán muchas más las que naufrague. Nole sacó adelante el tie-break y con él se metió en el bolsillo el billete a semifinales, donde se cruzará con Lorenzo Musetti. Por cuarta ocasión en su carrera, el de Belgrado peleará por medalla en unos Juegos Olímpicos. Lo hizo con 21 años, lo hizo con 25 años, lo hizo con 33 años y lo volverá a hacer con 37. Una cosa extraordinaria.

Fuente: Punto de Break.