Deportes
Alonso: “A veces le convencemos a la gente, pero no a nosotros”
Foto: @rallypy.
El rugido de los motores resonaba en el aire mientras Agustín Alonso se adentraba en el laberinto de los sinuosos caminos del tradicional Transchaco Rally. Era una tarde soleada en el Chaco paraguayo. Agustín aceleraba sin temor, dispuesto a escribir su historia en el evento de mayor trascendencia del automovilismo guaraní.
Envuelto en el ronroneo del motor y la adrenalina que fluía por sus venas, el joven piloto se abría paso dentro del denso polvo. Con mucha precisión, su Volkswagen Polo GTI R5 respondía a cada giro de volante. A su lado, Edgardo Galindo, copiloto y fiel compañero de batalla, marcaba el camino a seguir. Un cómplice silencioso que resultó clave para conseguir la victoria en esta vertiginosa danza automovilística.
La competencia fue feroz. Cada tramo era una prueba de habilidad y valentía. Pero Agustín se dejaba llevar, confiando en su destreza y en la perfecta sincronía con su copiloto. En la mente del conductor del Team Copetrol resonaban los ecos de la historia. Recordaba los nombres de Denes Tomboly y Rodrigo García, quienes hace casi tres décadas consiguieron la última victoria de Volkswagen en el Transchaco.
Ahora era su turno. Escribió, con tinta indeleble, su propio capítulo en esta saga. Los kilómetros pasaban a toda velocidad. Agustín podía sentir cada vez más fuerte el latido del rally. Así cruzó la meta en el primer puesto, llevando a Volkswagen de regreso a la cima después de 28 años. Fue su primera victoria en el Rally del Chaco.
La pasión por los autos ha estado presente desde hace muchísimo tiempo en la vida del flamante conquistador del Chaco. “Siempre fui un fanático de los autos. Mi papá nos llevaba a mirar las carreras desde que éramos pequeños. Él le apoyaba a Víctor Galeano (el popular ‘Ítor’). Yo me inicié en el 2011, cuando compré una Mitsubishi Montero para correr rally raid. Al año siguiente adquirí un Opel Corsa y a partir de entonces no paré”, cuenta Agustín en una amena entrevista con El Nacional.
Con el paso de los años, Agustín fue perfeccionando su estilo. “Si bien soy muy paciente en la estrategia, a la hora de doblar también soy agresivo”, se autodefine.
Así compitió por mucho tiempo, hasta que conquistó el Transchaco Rally después de seis intentos. “Siento felicidad y tengo gratitud absoluta para el equipo”, manifiesta. Es que para Agustín la clave del triunfo en el Chaco fue, “por lejos”, el equipo.
En ese sentido, destacó su relación con Galindo: “Mi relación con él es excelente. Le tengo el aprecio de un hermano. Disfruté la carrera con él. Aprendí y le escuché muchísimo. Creo que forjamos una relación eterna tras ganar el Transchaco Rally”.
Esa relación fue la que funcionó a la perfección cuando tocó atravesar la línea fronteriza, la zona más difícil para Agustín en esta última edición. “Allí tuvimos mucho polvo y alcanzamos al auto anterior. También hubo tramos complejos como CEMELPA y Campo Karen, donde había que andar muy rápido, lo cual conllevaba ciertos riesgos. El tramo más difícil no necesariamente es el más feo”, explica.
Ahora, va con todo hacia sus próximos objetivos. “Quiero ganar el Campeonato Nacional y el Campeonato Codasur, para así conseguir la Triple Corona”, apunta.
El deseo de Agustín es transmitir esa ambición a los jóvenes pilotos que sueñan con triunfar en el rally: “Hay que ser positivos, optimistas y trabajar siempre con la mente preparada para ganar. A veces le convencemos a la gente, pero no a nosotros”.
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