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Los Denver Nuggets ganan su primer anillo de la NBA

Imagen: @nuggets.

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Los Denver Nuggets son por fin campeones de la NBA. Les ha costado 47 años y han necesitado pescar y madurar por el camino a uno de los futuros mitos de la historia del baloncesto mundial para levantar el ansiado anillo. Liderados por el talento único e incomparable de Nikola Jokic, el MVP de las Finales de la NBA 2023, el equipo de Colorado puede sacar pecho y presumir del Larry O’Brien ante su afición, un estallido de emociones ante la consecución del título en un Ball Arena a rebosar. Con una ajustada victoria por 94-89, peleada hasta la última posesión en un quinto partido dominado por el juego bronco y las defensas, los locales lograron la sentencia y el 4-1 sobre unos Miami Heat tan insuficientes como meritorios de un aplauso a lo largo de la eliminatoria.

Muy alejados de su fino estilo y belleza habituales, los Nuggets se tiraron al barro en la segunda mitad para recuperarse de una desventaja que llegó a ser de 10 puntos en el primer tiempo. Los nervios y el tono físico de los visitantes les pusieron en verdaderos apuros, aunque nunca los Heat tuvieron armas suficientes en ataque como para escaparse en el marcador y robarles otro par de noches de sueño. Al final fue Jokic quien puso cordura y orden a una plantilla algo aturdida ante el peso de la historia. Con 28 puntos, 16 rebotes, 4 asistencias y un tapón (12-16 TC; 1-3 3P), terminó imponiendo la ley del más fuerte y puso el sello a otra campaña para el recuerdo a nivel colectivo e individual.

No hubo sobre la pista mejor jugador, ni de lejos. Y puede decirse lo mismo de los playoffs en general, que cierra con números prodigiosos –30 puntos, 13,5 rebotes y 9,5 asistencias (54,8 % TC; 46,1 % 3P)– para un tipo que empezó su carrera sin rostro tras ser anunciado durante una pausa publicitaria con el número 41 del Draft de 2014. Han sido nueve años de trayecto junto a Jamal Murray, otro jugador de impacto y quien más se emocionó y dejó correr las lágrimas en la celebración. Las lesiones le hicieron la vida imposible las dos anteriores temporadas, pero su regreso a la élite ha permitido a Denver dar por fin el paso definitivo para ganar.

“Nosotros creíamos, ellos también”, celebró el base canadiense, aplaudiendo el papel de las gradas. “Es un sentimiento increíble, Mucha sangre, sudor y lágrimas para llegar hasta aquí”, añadió. Con 14 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias, hizo lo justo y necesario, como siempre, para acompañar a su compañero de fatigas desde 2016. Es difícil señalar hoy en día a un dúo más letal, todavía más cuando la tercera pata del núcleo duro del proyecto colabora y les da aliento como hizo anoche Michael Porter Jr. Después de unas Finales horribles, que le llevaron a caer de la rotación en los minutos decisivos, el alero firmó 16 puntos, 13 rebotes y 3 asistencias de puro carácter en el día más importante de sus vidas.

“Son un gran, gran equipo, les respeto muchísimo”, aplaudió Jokic, rendido también al papel de los Heat. Fue lo primero que quiso destacar el serbio, un verdadero fuera de serie tanto dentro como fuera de la pista. Sin un rival a la altura, la victoria no hubiera lucido igual. A pesar de la superioridad constatada por el 4-1, Miami fue más que digno oponente y se dejó la piel hasta claudicar después de su fase final titánica. Apenas husmeó el título que también hubiera resultado histórico por su condición de octavo clasificado, pero Denver hizo lo más difícil y les ganó jugando sus mismas cartas en el barrizal del quinto partido.

Jimmy Butler, el gran desaparecido en estas Finales, compareció a última hora con una racha de 13 puntos consecutivos para su equipo en los últimos cinco minutos de eliminatoria. El astro visitante se reenganchó al partido después de que Jokic pusiera a Denver siete arriba (83-76) a 4:30 del final. Antes, el serbio había arengado a los suyos con una buena bronca nada habitual en él. A pesar de su aviso, el astro rival clavó un triple y luego otro sin contestación. El ’22’ se animó y recibió incluso un insolente favor arbitral en una falta de tiro de tres. Con su tirón de 13 tantos, adelantó 88-89 a los suyos con 1:50 en el reloj.

Ensalzando una vez más al colectivo, el gran poder de estos Nuggets a lo largo del curso, Bruce Brown (10) fue el más pillo y agarró un rebote a fallo de Murray ante la confusión general para volver a adelantarles en el marcador. Luego, Kentavious Caldwell-Pope (11), uno de los veteranos y peso pesado del vestuario, aprovechó un error en la conducción de Butler y le robó la cartera cuando este lanzó un pase de desesperación. Recibió la falta tras salir disparado a la contra y no falló desde la línea de personal: 92-89 y 24 segundos para hacer historia.

Butler erró una vez más, precipitándose con un triple bien defendido por Aaron Gordon, cargado de faltas y con poco impacto en el partido al igual que Jokic en la primera mitad. Otra falta permitió a Brown sellar el anillo con dos tiros libres más. La afición estalló de alegría, y el hermano mayor de Jokic tomó a Nikola en brazos en el gesto más tierno y honesto del serbio, de repente devuelto a la infancia de su Sombor natal y con una sonrisa imborrable en el rostro.

“El trabajo está hecho, por fin podemos irnos a casa”, concedió la estrella, siempre moderada ante los focos y los micrófonos. “El baloncesto es algo vivo, hay tantos factores, y estoy encantado de haber ganado”, confesó sobre el correoso triunfo ante los Heat. No dio nada por hecho ante el espíritu competitivo de los floridenses, que en estos playoffs se cargaron todas las narrativas y matemáticas camino a la final, aunque no en ella. Butler, con 21 puntos y un horrible 5 de 18 en tiros de campo despertó demasiado tarde, y Bam Adebayo (20 puntos y 12 rebotes) se vio demasiado solo siendo el más sólido y constante a lo largo de estos playoffs.

En el primer todo o nada de las Finales, el conjunto de Erik Spoelstra se apoyó demasiado en sus secundarios en ataque como para ganar. Kyle Lowry (12 puntos, 9 rebotes y 4 asistencias) dio sus últimos coletazos y mantuvo con vida a los visitantes con triples clave en sus peores momentos, y Caleb Martin (10) reapareció con su mejor versión de la fase final. El resto hizo un loable papel junto a los demás en defensa, obligando a los Nuggets a renunciar a su estilo habitual a base de cambios constantes entre zonas, dos contra uno y saltos entre defensores.

Una noche más, Denver dominó el rebote (71-50) y la pintura (60-44), tanto que ni siquiera requirió del acierto en triples para ganar. En una NBA que se basa cada vez más en los tiros de larga distancia, con un 5 de 28 (17,9 %) impropio de su enorme talento, les bastó para ganar y proclamarse campeones por vez primera. “No estamos satisfechos, ¡queremos más!”, clamó Michael Malone, provocando el delirio de la afición. Con esta plantilla y un líder sin parangón, los Nuggets piensan ya en establecer una dinastia en la NBA. Por ahora, simplemente, que corra el champán.

Fuente: Mundo Deportivo.

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