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La paraguaya que cumplió su sueño de jugar en Estados Unidos
Talía Valenzuela (primera de izquierda a derecha) atravesó duros momentos en su vida, pero salió adelante y hoy vive uno de sus sueños. Foto: Gentileza.
De entre todas las aficiones de Talía Valenzuela, el fútbol ocupa el primer lugar. Era la única niña en la escuela de fútbol de Sol de América, donde practicó desde los 6 años. También jugó fútbol de salón. En esta disciplina fue campeona a los 9 con Fomento de Barrio Obrero, siendo la máxima goleadora del torneo. Su gran desempeño le valió la convocatoria para la selección nacional. También practicó futsal (campeona con Cerro Porteño en 2019), tenis, básquet, vóley y natación. Pero nada la entusiasmaba más que el fútbol de campo. Siempre volvía al Deporte Rey.
Así como en Sol, fue la única niña en la Escuela Los Gatos Fernández y el Club Pinozá. Eso cambió a los 11, cuando probó en Cerro Porteño. Allí salió campeona –como capitana– con la sub18 y recibió su primera convocatoria para la selección nacional.
Su siguiente club fue Olimpia, donde logró el debut en Primera División. Pero no todo fue color de rosas durante su etapa en el Decano: sufrió una lesión lumbar que la alejó un año de las canchas. “No podía ni moverme, entonces me dediqué a estudiar para ser profesora de educación física”, cuenta Talía en una entrevista con El Nacional.
“Tali”, como la conocen sus cercanos, terminó la carrera en 2016. Trabajó en varios colegios privados y también fue profesora de fútbol en el Club Centenario. Pero en el 2018 sintió que debía volver a jugar. Necesitaba al fútbol más que nunca.
Guaraní se interesó en ella, pero había un inconveniente: el pase estaba en Olimpia y Talía no tenía suficiente dinero para pagar. Fue en ese momento que sus compañeras se solidarizaron con ella y juntaron la plata. Talía regresó a las canchas. “Volví a tener un objetivo y me enfoqué en el fútbol profesional”, revela la volante.
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Estuvo en Guaraní hasta el 2021. Ese año la fichó Sol de América, club con el que logró un subcampeonato local y disputó su primer torneo a nivel internacional: la Copa Libertadores de América. Pero su sueño siempre fue jugar en Estados Unidos.
Lo soñó desde que tenía 14 años, cuando miraba los partidos por Facebook. Apenas terminó el colegio (2014), hizo el showcase (prueba donde los coachs deciden quién recibirá la beca para estudiar en ese país) y fue seleccionada por una universidad de Oklahoma; sin embargo, la beca no era completa y no pudo ir. Lo intentó de nuevo en 2017 y 2021 (le escribieron desde Miami), pero tampoco se dio…
Hasta que en este 2022 viajó a Spencer, ciudad del estado de Iowa. Gracias a sus ahorros más la ayuda de familiares y amigos, esta vez juntó lo que necesitaba. Allí estudia biología (después quiere especializarse en fisiología) e integra el equipo de fútbol femenino. El miércoles su equipo ganó por 4-0 y ella fue elegida MVP (mejor jugadora del partido). Si bien es mediocampista, ahora también se desempeña como lateral derecho. “Llegar acá es lo que siempre quise. Cómo nos cuidan y entrenan es de primera. Estoy respondiendo bien, soy titular. Hasta el momento, tenemos tres partidos ganados en tres fechas”, destaca la futbolista de 26 años.
Una de las cosas que más extraña es la escuela de fútbol femenino que fundó. Todos los sábados, desde el 22 de enero de 2021 en el Club 3 de Febrero de Atyrá, Talía enseñaba a alumnas de todas las edades. A partir de este sábado 3 de septiembre, la escuela se mudó al Sportivo Atyreño. “La idea surgió de un tío que vive en Atyrá. Además de fútbol, las alumnas tienen una psicóloga, seguimiento de coaching deportivo e inglés gratuito. Esto último ofrecemos para que en un futuro ellas también se postulen para alguna beca y no les sea tan difícil el idioma”, detalla.
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Ahora la escuela pasó a llamarse “Academia de Fútbol Femenino Talía Valenzuela” y quedó a cargo de su padre, Nelson Valenzuela. “Arrancamos con 40 alumnas y fuimos creciendo hasta llegar a cerca de 100. Tenemos todas las categorías: sub14, sub16, sub18 y absoluta. También enseñamos a niñas desde tres hasta 10 años”, agrega.
El espíritu emprendedor siempre lo tuvo. Antes de la pandemia, cuando era jugadora del equipo femenino de futsal de Cerro Porteño, abrió una hamburguesería en la vereda de su casa para solventar sus gastos y ayudar a la familia. También tiene su lado artístico: le gusta dibujar, pintar, cantar y ejecuta varios instrumentos, con especial pasión por la guitarra. Pero claro, nada se compara con el fútbol y tiene bien definido sus objetivos: “Quiero terminar mi carrera y seguir jugando, todavía tengo mucho para ofrecer. Jugaré hasta donde me dé el cuerpo y sepa que puedo rendir en un gran nivel. Me cuido y preparo para eso. No compito con nadie ni quiero tomar el lugar de nadie. Solo me enfoco en disfrutar jugando y mantenerme sana”.
“Tuve oportunidades en muchos deportes, pero nada me mueve más que el fútbol. En años anteriores tomé malas decisiones y perdí el rumbo, pero lo importante es que me recuperé. Encontré qué es lo que realmente quiero. Siempre terminé en el fútbol. Estoy feliz y agradecida con este momento para seguir creciendo como profesional, tanto en lo educativo como en lo futbolístico”, añade Valenzuela.
En ese sentido, muestra especial agradecimiento por la gente que la rodea: “Siempre estaré agradecida con mis padres y amigos porque nunca me soltaron cuando me quise rendir y dejar de jugar. Me frustré por las veces que no tuve la oportunidad esperada. Uno siempre da todo de sí y a veces las cosas no se dan. Manejar esa frustración y tristeza, incluso depresión… Estar acá se lo debo a mis amigos y, sobre todo, a mi familia. Soy muy agradecida con la gente que nunca me soltó la mano”.
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Por último, no dejó pasar la ocasión para referirse al fútbol femenino de nuestro país: “Falta apoyo para las jugadoras, de manera a que se dediquen solo a jugar, cuidar su cuerpo y llegar de la mejor manera a los partidos. En Paraguay las chicas también trabajan y estudian. Mi sueño, y el de todas las jugadoras paraguayas, es que las futbolistas tengan un sueldo estable. De esa forma también se elevará el nivel de cada una y así llegaremos a mejores instancias en las competencias internacionales. De igual manera, hay mucho más apoyo con respecto a lo que era antes. Logramos mayor visibilidad. Hay más interés porque tenemos buen nivel. La sub20 cuenta con un futuro impresionante. Incluso, esa categoría llegó a ganar competencias internacionales. La Primera también está jugando súper bien”.
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