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El campeón de kickboxing que se convirtió en pastor de una iglesia

Emilio Agüero, pastor de la iglesia Más que Vencedores, fue luchador de artes marciales durante 10 años. Se retiró con 16 peleas invictas. Foto: Gentileza.

Emilio Agüero, pastor de la iglesia Más que Vencedores, fue luchador de artes marciales durante 10 años. Se retiró con 16 peleas invictas. Foto: Gentileza.

Emilio Agüero era un niño tímido y retraído. Su padre incluso lo veía un poco miedoso, motivo por el cual le insistió muchas veces en que probara las artes marciales; sin embargo, a Emilio no le gustaba nada que tenga que ver con peleas.

Todo eso cambió cuando cumplió 17 años y tuvo un problema con un compañero que practicaba artes marciales. “En mi orgullo acepté el desafío de un moquete. Ligué mucho, pero puse mi parte. Al día siguiente me invitó a su academia. Fui a entrenar con él y a partir de ahí no paré más”, cuenta Emilio en una entrevista con El Nacional.

El joven luchador se hizo camino y consiguió títulos en distintas disciplinas, ganándose el mote de “El Destructor”. Fue campeón nacional de karate por cuatro años y obtuvo medalla de bronce en un sudamericano de karate-do.

Asimismo, se destacó en full contact y kickboxing, siendo electo por la prensa y la federación como mejor luchador durante cuatro años consecutivos. Y es que, entre ambas disciplinas, encadenó un total de 16 peleas sin conocer derrota: dos años defendiendo el título nacional peso pesado de full contact y otros dos el de kickboxing, donde también logró un campeonato sudamericano de forma invicta.

Pese a todo el éxito, Emilio no se sentía bien como luchador. “Tenía un conflicto con practicar las artes marciales y llevar adelante mi fe. Me parecía un deporte violento, pero lo amaba. En un momento le pedí a Dios que me quitara el deseo de seguir compitiendo porque para mí iba a ser muy difícil. Me gustaba mucho”, revela.

Un 11 de septiembre de 1998, Emilio Agüero se retiró oficialmente de las artes marciales, a los 27 años. Un día después de defender su título sudamericano de kickboxing ante el argentino Juan Rolón, a quien derrotó por nocaut técnico.

El retiro no solo se debió a una cuestión espiritual. “Toqué mi techo. Si quería ser campeón mundial tenía que ir a Estados Unidos para entrenar. No quería eso y tenía mis cosas hechas acá. Sentí que había llegado el momento de retirarme”, agrega el exluchador, que respondía a las preguntas con su estilo directo y conciso.

— ¿Cómo descubriste tu llamado evangelístico?

Esa es una de las anécdotas más importantes. Cuando era luchador de kickboxing me había puesto una capucha que decía “luchador de Cristo”. Un pastor vio y se sorprendió. Me llamó y le dije que era cristiano. Ahí me pidió que vaya a un lugar para contar mi testimonio a unos chicos. Pensé que iba a ser en un aula, pero cuando llegué al colegio me puso frente a 1.600 alumnos. ¡Yo en mi vida había hablado con más de tres personas al mismo tiempo! Relaté un poco mi historia, me pronuncié en contra de los vicios, entre otras cosas. Todos me atendían. Cuando bajé del escenario, vinieron varias personas y me invitaron a otros colegios. Sin darme cuenta, empecé a recorrer otras instituciones con una charla que se llamaba “Opción de vida”.

— ¿Seguís viendo al kickboxing como un deporte o es un acto de violencia?

No podemos negar que es un deporte violento. Es violencia. Por supuesto, no es que uno odia a su rival, pero es un deporte de contacto y necesariamente se tiene que lastimar al adversario. Aclaro que no todas las artes marciales son así.

— ¿Alguna vez quisiste noquear a alguien y tuviste que dar la otra mejilla?

Claro que sí. Es una lucha que se presenta cada tanto. Las mentiras, difamaciones, ingratitudes… Todo eso hace que uno piense “cómo me gustaría darle uno”. Negar que alguna vez hayamos tenido ganas de agredir a alguien es casi como decir que no somos humanos. No obstante, el Señor nos enseñó a dar la otra mejilla y ser personas con dominio propio. Él nos sostiene y nos da templanza para soportar y tener su mismo carácter.

— ¿Practicaste otros deportes?

Taekwondo cuando era chico y un poco de boxeo para complementar mi kickboxing, aunque no competí. También practiqué fútbol durante un corto tiempo, cuando era adolescente. Es mi segundo deporte favorito. Jugué como arquero en Luqueño.

 — ¿Sos hincha de algún equipo?

Sí, soy olimpista.

— ¿Qué consejo le darías a los jóvenes que quieren iniciarse en las artes marciales?

El mismo consejo que le doy a todas las personas para cualquier área. Los hijos de Dios somos guiados por su espíritu. Debemos buscar su voluntad antes que la nuestra y pedirle en oración que nos muestre qué quiere. Y si nos llama a algo, hacerlo con valentía. No por cuestiones egoístas, sino para engrandecer su reino y glorificarle. Que oren y vean cuál es su motivación. Que hagan algo de acuerdo con lo que Dios les está llamando a hacer.

1 Comment

1 Comentario

  1. Catalino Gabriel Franco

    14 de diciembre de 2020 at 17:10

    Excelente testimonio. Dos siga usando su vida.

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