All Blacks y Wallabies jugarán el domingo ante 47.000 espectadores

Hacer las cosas bien en cualquier ámbito de la vida suele dar buenos resultados. Nueva Zelanda y su forma de afrontar la pandemia del Covid-19 es un claro ejemplo. El país oceánico ha tenido controlada en todo momento la expansión del virus y sus ciudadanos hacen ahora una vida casi normal.

El deporte es uno de los grandes beneficiados, y en concreto el rugby, la disciplina que ha hecho grande a ese país. El pasado domingo, los míticos All Blacks recibieron a Australia en el Sky Stadium de Wellington, en el primero de los cuatro partidos de la Bledisloe Cup 2020 que enfrenta a los dos gigantes del hemisferio sur.

31.000 personas asistieron a dicho encuentro, una cifra que se verá superada el próximo domingo por los 47.000 espectadores que se esperan en el Eden Park de Auckland, que estará a reventar.

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— All Blacks (@AllBlacks) October 13, 2020

Nueva Zelanda tomó medidas muy estrictas desde el comienzo para tratar de evitar la expansión del Covid-19. O sea, sus autoridades perseguían destruir la curva en lugar de aplanarla. El Gobierno cerró sus fronteras e impuso cuarentena a todos los viajeros que llegaban de fuera a mediados de marzo, cuando la incidencia del virus en Nueva Zelanda era casi nula (apenas unas decenas).

Pocos días después, decretó la cuarentena obligatoria de toda la población (4,8 millones) durante un mes entero. Todo eso sin una sola víctima fatal (la primera se produjo el 29 de marzo).

Los neozelandes han sido además muy responsables y minimizaron todo contacto social durante muchos meses. Es más, el ministro de Salud se vio obligado a dimitir y recibió numerosas críticas tras conocerse que había ido a la playa con su familia durante la cuarentena.

Fuente: marca.com.