Wawrinka superó con comodidad a Andy Murray

Había muchísima expectación por ver a Andy Murray y Stanislas Wawrinka pelear bajo los focos de la Philippe Chatrier. Hace no demasiado, ambos jugadores estaban cómodamente afincados en los máximos escalones de la élite mundial.

En 2017 se vieron las caras en una semifinal tan brutal en el plano físico que tuvo un impacto muy duradero en la salud de ambos, especialmente en la de Andy, que reconoció que aquel duelo agónico puso el punto y final a su cadera.

El de este domingo fue una historia totalmente distinta. El suizo venció con claridad (6-1, 6-3, 6-2) en un partido en el que no hubo color. El ambiente, frío y nublado, no ayudó para nada de cara a la tensión competitiva del duelo.

Un partido que comenzó con un guion mucho más esperado. Unos primeros juegos muy largos, con múltiples alternativas en los intercambios.

A los 20 minutos de partido tan solo se habían disputado tres juegos, y ambos jugadores parecían tomar la temperatura a la pista, esperando encontrar su mejor nivel pronto para brindar otra enorme batalla. No fue más que un espejismo.

Wawrinka rompió el saque de Murray tras un juego de 10 minutos, y el castillo de naipes del escocés pareció desmoronarse con ello. Andy no volvió a ganar ni un solo juego en lo que quedaba de set, dejando unas sensaciones horribles, especialmente en el saque, uno de los aspectos que tanto éxito le dio anteriormente.

Resulta extraño toparse con unas estadísticas al servicio tan horrendas: solo un 21% de primeros saques pudo conectar en el primer set, además de no llegar al 50% de puntos ganados con el segundo servicio.

El juego de Stan parecía carburar bien, mostrándose sólido y punzante por el lado de la derecha. El suizo, por qué no, puede ser uno de los grandes beneficiados por las condiciones que los jugadores verán en esta edición de Roland Garros. No tuvo ningún problema en golpear con violencia a la bola desde cualquier lado de la cancha. Así, ganó el primer set 6-1 y continuó con su estado de forma en el segundo.

Stan rompió de forma temprana el saque de Murray, que seguía sin encontrar ningún tipo de feeling con su tenis. El británico parecía incapaz de conectar golpes ganadores, dejando muchísimas bolas neutras en el centro de la pista que Wawrinka atacó sin compasión. Tácticamente, el suizo repitió con mucha frecuencia una jugada que le daba claros réditos: abrir pista con la derecha cruzada, a la que Murray era incapaz de responder con profundidad, para luego cerrar el punto con el caramelo que Murray le dejaba a mitad de pista.

Es difícil seguir desgranando el duelo cuando se vio que solo hubo un jugador en la pista. Murray no solo estaba mal tenísticamente; parecía desmotivado, sin mostrar ningún tipo de de reacción. Las derechas de Wawrinka caían como martillos sobre su cabeza y su mente, y lo que todos parecíamos preguntarnos no era si Andy podía remontar, sino que cuánto iba a tardar Wawrinka en finiquitar la velada.

El resultado final deja una realidad más que clara. En las superficies naturales Murray está muy lejos de mostrar un nivel óptimo de tenis. Andy se mostró muy lento, carente de potencia para moverse lateralmente e incluso falto de punch en sus golpes. Mientras tanto, Wawrinka se destapa como una potencial amenaza, teniendo en cuenta las condiciones pesadas que podremos ver durante las próximas dos semanas.

Fuente: puntodebreak.com.