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Cultura

“Corte”, de Claudia Casarino

Al sacar a la luz la violencia naturalizada y hacerla visible a través de la belleza, la artista desafía nuestras percepciones y nos obliga a enfrentar verdades incómodas, pero que nos visten. Muestra en la galería Fortes D’Aloia & Gabriel (São Paulo/Río de Janeiro).

Vista de sala © Eduardo Ortega. Cortesía de Fortes D'Aloia & Gabriel, São Paulo/Rio de Janeiro

Vista de sala © Eduardo Ortega. Cortesía de Fortes D'Aloia & Gabriel, São Paulo/Rio de Janeiro

POR Keyna Eleison *
Desde Río de Janeiro

Me estás comiendo tanto con los ojos
que ya no tengo de dónde sacar fuerzas
para alimentarte.
Stella do Patrocínio

 

Corte – acto de separar una parte de un todo del mismo material, reducción;
Corte – acto de cortar;
Corte – lesión, incisión, herida;
Corte – residencia real, palacio;
Corte – pedazo de algo, porción, tajada;
Corte – tribunal;
Corte – representación gráfica de un fragmento de una obra para mostrar la dimensión vertical de la edificación.

 

Claudia Casarino nos invita a observar lo que nos viste como sistema, pensado y proyectado, pero que, como parte de la estructura, puede ser el texto del mantenimiento, de la conciencia, de la ruptura. No como una celebración vacía de estilo, sino como un campo de batalla donde las cuestiones de género, clase y poder están en constante conflicto. Sus trabajos, que pueden conectarse con intimidades, memorias y ligereza, traen con su humor agudo percepciones no dichas. Al sacar a la luz la violencia naturalizada y hacerla visible a través de la belleza, la artista desafía nuestras percepciones y nos obliga a enfrentar verdades incómodas, pero que nos visten.

Claudia Casarino, Geografías de la privacidad, 2024. Algodón crudo y elastano, 300 x 222 x 23 cm © Eduardo Ortega. Cortesía de Fortes D'Aloia & Gabriel, São Paulo/Rio de Janeiro

Claudia Casarino, Geografías de la privacidad, 2024. Algodón crudo y elastano, 300 x 222 x 23 cm © Eduardo Ortega. Cortesía de Fortes D’Aloia & Gabriel, São Paulo/Rio de Janeiro

La moda, frecuentemente celebrada como una expresión de identidad y creatividad, también es un campo donde el poder y la opresión se entrelazan de manera intrincada. Desde la elección de los tejidos hasta el diseño final de una prenda, cada detalle lleva consigo una historia de control y subyugación. La historia de la moda, a menudo romantizada, es también la historia de cómo los cuerpos, principalmente los feminizados y pertenecientes a poblaciones precarias, han sido moldeados, manipulados y controlados a lo largo del tiempo.

Cada prenda de ropa, cada elección de tejido, cada accesorio está vinculado al poder sobre los cuerpos. Cada prenda, en su aparente simplicidad, es una extensión del poder. Las elecciones que parecen triviales, como el corte de un vestido o la textura de un tejido, están imbuidas de significados profundos. Estos significados a menudo reflejan las dinámicas de género y clase, donde el cuerpo femenino y los cuerpos marginalizados son objetos de control. La moda, en este sentido, no es solo una expresión estética, sino un ejercicio político que perpetúa violencias sutiles y, muchas veces, naturalizadas.

Claudia Casarino, Árbol, 2023. Tul, 215 x 80 x 80 cm © Eduardo Ortega. Cortesía de Fortes D'Aloia & Gabriel, São Paulo/Rio de Janeiro

Claudia Casarino, Árbol, 2023. Tul, 215 x 80 x 80 cm © Eduardo Ortega. Cortesía de Fortes D’Aloia & Gabriel, São Paulo/Rio de Janeiro

Cómo dibujar sobre la violencia naturalizada a través de la transparencia. De aquello que no sostiene las miradas. De aquello que es negligenciado. Porque la belleza tiene el privilegio de fijar y sostener la mirada.

Esta violencia, disfrazada bajo la belleza, es una herramienta poderosa de opresión. La transparencia, por ejemplo, no es solo un estilo, sino una metáfora de lo que es invisible a los ojos de la sociedad: las desigualdades, las injusticias y las historias negligenciadas. Al mismo tiempo, la transparencia puede verse como un medio para exponer estas verdades ocultas, para dar visibilidad a lo que generalmente está cubierto por el glamour y la superficialidad de la moda.

Claudia Casarino. Cortesía

La artista frente a su obra Corolas, 2013 (plastillera y encaje de ñandutí) © Eduardo Ortega. Cortesía de Fortes D’Aloia & Gabriel, São Paulo/Rio de Janeiro

Irónicamente, es a través de la belleza que esta violencia puede ser desafiada y revelada. La belleza, con su capacidad de capturar y fijar la mirada, se convierte en un gesto poético de resistencia. Al crear algo bello que también lleva la marca de la opresión, la artista expone las fisuras del sistema, invitando al espectador a confrontar las realidades que se esconden bajo la superficie. La belleza, en este contexto, no es un fin en sí misma, sino un medio para revelar las desigualdades y sus consecuencias, para transformar lo que es ignorado en algo imposible de ser negligenciado.

Son elecciones, pensadas, vividas y ejecutadas, muchas veces a partir de la unión de memorias. Cómo hablar sobre la violencia a través de la belleza. La belleza como un gesto poético para hacer visibles las desigualdades y sus consecuencias.

 

Nota de edición: Texto curatorial de la muestra “Corte”, de Claudia Casarino, inaugurada el 14 de septiembre en la galería Fortes D’Aloia & Gabriel, São Paulo. La exposición estará habilitada hasta el 9 de noviembre, en Rua James Holland 71, 01138-000.

 

* Keyna Eleison es curadora, escritora, investigadora, heredera y chamana Griot, narradora, cronista ancestral. Fue directora artística del Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro (2020-2023), curadora de la 1ª Bienal das Amazônias (2023) y actual co-curadora general de la 36ª Bienal de São Paulo (2025). Reside en Río de Janeiro.

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