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Cultura

“Luciérnagas humanas”: Marcos Benítez y un relato en primera persona

EDICIÓN ESPECIAL PINTA SUD ASU. Marcos Benítez revisita una experiencia de fines de los años 90 que marcó un punto de inflexión en el desarrollo de su obra. La muestra será inaugurada el próximo jueves 8, en el Instituto Cultural Paraguayo Alemán, como parte de la tercera y última edición del art week que se realiza en Asunción del 5 al 11 de agosto.

Marcos Benítez, "Luciérnagas humanas al ras de la tierra", 2024. Instalación (detalles). Cortesía

Marcos Benítez, "Luciérnagas humanas al ras de la tierra", 2024. Instalación (detalles). Cortesía

En 1984, una medida oficial convirtió un humedal natural pleno de biodiversidad en un vertedero que desde entonces recibe todos los residuos de la ciudad de Asunción y alrededores: hoy, 800 toneladas por día. El sitio –de unas 40 hectáreas, ubicado junto a Laguna Cateura y a pocos metros del río Paraguay– pasó de ser área protegida a foco de contaminación ambiental.

En Bañado Sur viven hoy unas 16.000 familias. Marcos Benítez frecuentó el barrio en los años 90, cuando era estudiante y voluntario en una organización que acompañaba las inquietudes y necesidades de sus habitantes. Allí supo de “los gancheros”, personas que se abalanzan sobre la basura ni bien cae de los camiones recolectores. Lo que llega es algo preciado. Con linternas atadas a la cabeza, hurgan frenéticamente entre los desechos con precarios ganchos fabricados por ellas mismas. Se mueven nerviosas, con rapidez, hay que llevar algo a casa. Son las “luciérnagas humanas al ras de la tierra” que Marcos Benítez vio una noche y lo marcarían para siempre.

Marcos Benítez, de la muestra "Luciérnagas humanas al ras de la tierra", 2024. Colección CAV/Museo del Barro. Cortesía

Marcos Benítez, de la muestra Luciérnagas humanas al ras de la tierra, 2024. Colección CAV/Museo del Barro. Cortesía

A partir de ese momento, la relación del ser humano con su entorno ha sido central en las investigaciones del artista. Ha impreso huellas de árboles en peligro de extinción en largos sudarios, ha trazado territorios siguiendo la ruta de la herboristería medicinal y chamánica de los pueblos indígenas, ha mapeado la situación del agua y el aire, ha recuperado prácticas comunitarias que rehabilitan lo perdido.

Esta exposición presenta en las salas del Instituto Cultural Paraguayo Alemán una videoinstalación realizada por Marcos Benítez en 1998, con la experiencia de Cateura fresca en la memoria. El artista ha incluido en su propuesta obras de años posteriores que hoy integran la colección del CAV/Museo del Barro, así como piezas realizadas especialmente para esta muestra. A casi 30 años de aquel momento, la actualidad de esta obra resulta sobrecogedora.

Marcos Benítez, de la muestra "Luciérnagas humanas al ras de la tierra", 2024. Colección CAV/Museo del Barro. Cortesía

Marcos Benítez, de la muestra Luciérnagas humanas al ras de la tierra, 2024. Colección CAV/Museo del Barro. Cortesía

Relato de Marcos Benítez

“Hice mi primer año de facultad cerca del Bañado Sur. En verano el lugar se llenaba de moscas y había un olor muy desagradable. Yo tomaba fotos con mi Canon AE1 y luego filmaba con una cámara VHS. Pase muchos días acompañando al padre Fernando López, sacerdote a quien la gente tenía mucho aprecio y confianza. Recorríamos los barrios donde había huertas, guarderías y radios comunitarias. En Pa’i Róga (casa del sacerdote) había un altar con fotos de los bebés encontrados en el basural. Esa imagen me marcó, sobre todo, los relatos de quienes los encontraban. Realizaban todo un ritual: hacían cajoncitos, les ponían nombre y los enterraban en sus patios”.

“Otro momento fuerte fue entrar a la madrugada en la zona donde llegan los camiones con “la mejor basura”, según gancheros y recicladores. Era 1997. Pudimos entrar bajo la tutela de Fernando. Yo trepé a la antena de la radio para ver mejor. Llegaban los camiones. El ruido era una mezcla de motor y música de cachaca. Una ganchera dirigía con silbidos e indicaba cuándo ubicarse alrededor de los camiones. Mientras descargaban, comenzaba la rapiña. Se dibujaba un círculo perfecto de luces. Eran las linternas que todos llevaban en la cabeza. Las hacían ellos mismos, al igual que los ganchos utilizados para rasgar, hurgar y separar la basura. Entre las personas distinguí algunas mujeres jóvenes, adolescentes. Y perros que ladraban. Fue una noche larga. Grabé hasta el amanecer”.

“En ese caos todo tenía su orden. Los gancheros, los recicladores que clasifican el material: plástico, cartón, metal, vidrio… Las botellas tenían un proceso especial: las intactas iban a bolsas de plastillera, luego a un tambor con agua donde las ancianas las limpiaban con ceniza y carbón para venderlas o usarlas para guardar miel de caña o de abeja. Cada uno seleccionaba lo que le podía servir. Una mujer acumulaba peluches y había llenado su casa de ellos. Mucha violencia, mucha droga. Muchos niños. Cuando empiezo a revelar y editar las fotos, veo que la mayoría son de niños sobre montañas de basura o encima de los camiones”.

 

Nota de edición: La muestra toma su título de la videoinstalación realizada por el artista en 1998. La curaduría es de Adriana Almada. Será inaugurada el próximo jueves 8 de agosto en el ICPA-Goethe Zentrum (Juan de Salazars 310 c/ Artigas) y permanecerá habilitada durante todo el mes de agosto. El montaje es realizado por Elefante Mental.

* Adriana Almada es crítica de arte, escritora, editora y curadora. Fue vicepresidenta de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA Internacional) y presidenta del capítulo paraguayo (AICA Paraguay). Es directora artística de la Colección Mendonca (Paraguay) y editora del área cultural del diario El Nacional.

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