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Cultura

Yerba mate, la bebida que dio forma a una nación

Julia Sarreal y portada de su libro. Cortesía

Julia Sarreal y portada de su libro. Cortesía

Julia Sarreal, Yerba Mate. The Drink that Shaped a Nation (Berkeley: University of California Press, 2023 [1]

Los paraguayos conocen el Ilex paraguariensis como yerba mate, el té verde con cafeína natural que se consume con gusto no solo en su propio país, sino en todo el tercio sur del continente sudamericano. Los académicos han reconocido desde hace mucho tiempo su centralidad para la economía y la cultura regionales. Y, sin embargo, hasta el estudio recientemente publicado de Julia Sarreal a nadie se le había ocurrido escribir un análisis exhaustivo en inglés de la yerba desde los primeros tiempos, cuando los pueblos nativos la consumían como panacea, hasta la era moderna en que se la comercializa como mate, la “auténtica bebida” del pueblo [2].

Habitualmente me encuentro en situación de aconsejar a mis amigos norteamericanos que lean libros académicos escritos por paraguayos. En este caso es al revés: los paraguayos querrán leer este libro académico publicado recientemente por una norteamericana, porque es muy útil.  El estudio de Julia Sarreal refleja una investigación extensa, con materiales antiguos tomados de archivos estatales e imperiales, relatos folclóricos, crónicas de conquistadores y clérigos españoles y muchas obras secundarias aparecidas en español y portugués.

Al analizar este denso corpus de evidencia, Sarreal desarrolló dos “metodologías” que a veces son difíciles de conciliar: los estudios culturales y la economía política. El resultado, como ella admite fácilmente, es irregular, especialmente cuando las dos se superponen al intentar informarse mutuamente. Pero, en su conjunto, la obra es fascinante. Ofrece una organización cronológica en nueve capítulos, comenzando con los usos precolombinos de la yerba como medicina para levantar el ánimo y proporcionar energía en los días calurosos. Los primeros capítulos, que cubren este período inicial y los dos siglos subsiguientes de colonización, tienen algunos aspectos irregulares, pero esto no es culpa de la autora. La evidencia documental de esta primera fase parece fragmentaria y no siempre confiable, lo que la lleva a especular sobre el significado de ciertos términos y procesos.

En ocasiones, se aleja demasiado de sus argumentos centrales. La idea de que transformar la palabra guaraní kaá en la española “yerba” es necesariamente un ejemplo de “conquista” o “borrado cultural” de los pueblos nativos sería más convincente si no fuera porque con algunas palabras ocurre lo contrario. El uso regular, incluso hoy, del término guaraní apepú en lugar del español “naranja agria” sugiere que esta “conquista” lingüística es una simple criollización, no más significativa que eso. Otra deficiencia de los primeros capítulos proviene directamente de las fuentes, que en su mayoría son paraguayas más que argentinas. Cuando Sarreal afirma que la yerba mate “dio forma a una nación”, se refiere a Argentina y, sin embargo, los primeros materiales a los que hace referencia proceden invariablemente de Paraguay.

Dejando a un lado los defectos menores, los primeros capítulos ofrecen algunas ideas fascinantes. Por ejemplo, Sarreal señala las actitudes ambiguas que mostraban los clérigos respecto al té. Al principio, los sacerdotes regulares asignados para convertir a los pueblos nativos proclamaron su total oposición a la yerba del Paraguay, denunciando su consumo como un vicio similar a beber aguardientes. Más tarde, sin embargo, los franciscanos y los jesuitas cambiaron de opinión. Descubrieron que el té ayudó en sus campañas misioneras al ofrecer un entorno social donde las prácticas tradicionales se cruzaban con la nueva fe cristiana. Más tarde aún, como ha señalado in extenso el recordado académico Juan Carlos Garavaglia, la Compañía de Jesús se convirtió en la fuerza principal en la promoción y venta de yerba a pueblos no nativos en Argentina y otros lugares.

Si bien el análisis de Sarreal sobre la yerba paraguaya en la era moderna es limitado, no lo es su manejo del cultivo y cultura de la yerba en la República Argentina. De hecho, las partes más impresionantes del estudio se encuentran en los capítulos que cubren la Argentina de los siglos XIX y XX. Aquí encontramos un tratamiento enciclopédico que detalla cómo la comercialización a gran escala del mate acompañó la consolidación del país como nación moderna. El cultivo del té en las provincias del nordeste de Argentina también coincidió con la llegada de polacos, ucranianos y otros inmigrantes europeos a la misma zona. Al igual que los gauchos, estos recién llegados no perdieron tiempo en hacer del mate, su bebida preferida.

En este apartado, Sarreal se supera en materia de investigación, recurriendo a documentación gubernamental, científica y comercial, así como a memorias, periódicos y revistas de divulgación como Caras y Caretas. Incluye muchas ilustraciones de dichas fuentes. También destaca tendencias literarias relevantes, como las surgidas con la publicación de Martín Fierro (1872-1879) y Don Segundo Sombra (1925), obras que resaltaron la identificación de la cultura gaucha con el consumo de mate.

Sarreal también explora cómo la yerba argentina penetró en los mercados extranjeros de Europa como bebida carbonatada en las décadas de 1910 y 1920.  El interés que el té despertó en estas lejanas tierras hizo que los gobiernos provinciales y nacionales expandieran nuevos esquemas de inmigración junto al cultivo de yerba como dos vertientes de un mismo proceso económico. Dados los parámetros más amplios del cambio económico en Argentina, no sorprende que la política gubernamental desempeñe un papel clave en el relato de Sarreal. En la década de 1930, el Estado había establecido una comisión reguladora de la yerba que protegía los intereses de los productores. Una década más tarde, el régimen más activista del general Perón intentó frenar la explotación por parte de los mismos agricultores de los trabajadores de yerba (mensúes), a quienes siempre habían tratado como virtuales esclavos.

Sin embargo, no fue sino hasta fines de la década de 1940 que el Estado instituyó políticas para mejorar los ingresos de los trabajadores, estimulando su integración a una clase consumidora y alentando indirectamente su migración a Buenos Aires. Allí los antiguos mensúes se unieron al floreciente movimiento peronista.

Este proceso no estuvo libre de ironías. Por ejemplo, una vez llegados a la capital argentina, los ex trabajadores de la yerba abandonaron en gran medida su preferencia por el té verde en favor del café y la Coca-Cola, vistos como más modernos, más elegantes. Siguió una disminución en el consumo de mate que duró hasta fines de siglo. Ni Perón ni sus sucesores consideraron que fuera un deber patriótico apoyarlo. Dicho esto, algunos políticos importantes de todo el espectro ideológico encontraron oportunidades, incluso ganancias personales, en el cultivo de yerba.

Sarreal pone énfasis en la interacción entre clase social, moda y consumo de bebidas específicas. Los pobres, se decía, tomaban mate. Los proletarios ambiciosos y las clases directivas bebían café, no porque tales preferencias tuvieran sentido económicamente, sino porque seguían una moda pasajera. La descripción que hace Sarreal del fetichismo de las mercancías funciona bastante bien. Aun así, siempre que un rico terrateniente iba a su residencia de campo, solía tomar mate con sus peones. Un mismo individuo podría ser bebedor de café en la ciudad y bebedor de mate en el campo.

Yerba Mate: The Drink That Shaped a Nation ofrece mucho sin necesidad de adaptar la masa de información a una tesis única y general. Los lectores evaluarán si esto es una fortaleza o una debilidad. El texto en sí es apasionante y completo, empañado solo por algún error tipográfico ocasional y la desafortunada ausencia de un glosario.

 

Notas

[1] Julia Sarreal, Yerba Mate. The Drink that Shaped a Nation (Berkeley: University of California Press, 2023). Se publicó una versión anterior de esta reseña en inglés para la edición de junio de 2024 de la American Historical Review, 129:2 (June 2024), pp. 786-787.

[2] Recién se publicó otro libro en inglés sobre la yerba mate, lo cual aún no he tenido la oportunidad de leer: Sharing Yerba Mate: How South America’s Most Popular Drink Defined a Region por Rebekah E. Pite (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2023).

 

* Thomas Whigham es profesor emérito de la Universidad de Georgia, Estados Unidos.

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