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Cultura

Escuela Artigas: Centenario de un patrimonio regional

Hace exactamente cien años, un día como hoy, en un predio del actual Jardín Botánico y Zoológico de Asunción, conocido como “Solar de Artigas”, se inauguraba la única institución de enseñanza escolar uruguaya fuera de sus fronteras: la Escuela Artigas. Esta es su historia.

Escuela Artigas. Ca. 1930. Imagen: Portal Guaraní

Escuela Artigas. Ca. 1930. Imagen: Portal Guaraní

Su nombre rinde homenaje a José Gervasio Artigas y se encuentra en el denominado “Solar de Artigas”, parcela que fuera identificada como la que ocupó el prócer uruguayo durante los últimos años de su vida. El 25 de agosto de 1903, casi seis décadas después de su fallecimiento, el solar fue cedido a la República Oriental del Uruguay como gesto diplomático, dando continuidad a otras expresiones de agradecimiento por la devolución de los trofeos de la guerra de la Triple Alianza y la condonación de las deudas de guerra. Inmediatamente, el gobierno uruguayo desarrolló la idea de convertir aquel sitio en un centro educativo, intención que fue madurando hasta que, en la mañana del lunes 28 de abril de 1924, quedaban oficialmente inauguradas la institución y su infraestructura que, hasta hoy, se mantienen en actividad.

La Escuela Artigas se encuentra conformada por docentes uruguayos y paraguayos, es parte de la red global del Plan Ceibal (Centro de innovación educativa con tecnologías digitales de Uruguay), sus alumnos son en gran mayoría de nacionalidad paraguaya y también niños uruguayos residentes en Paraguay. En la institución se comparten armoniosamente valores culturales de ambos países. Se enseña historia de ambas naciones, se entonan los dos himnos nacionales y el idioma guaraní está incorporado como materia.

Busto de Artigas. Año 2024. Imagen: Marli Delgado

Busto de Artigas. Año 2024. Imagen: Marli Delgado

El edificio

Se trata de un precioso edificio de dos niveles, de estilo pintoresquista. El investigador uruguayo radicado en Paraguay, Roberto Schiappapietra, rescató recientemente valiosos datos sobre el mismo, incluyendo los nombres del diseñador, el arquitecto uruguayo Héctor Acquarone, y del constructor, arquitecto Mateo Talia Colombino. Entre otras referencias, resalta la calidad de la carpintería de obra, realizada con madera chaqueña. Menciona, además, que la construcción duró varios años, sorteando numerosos contratiempos, entre ellos un bombardeo que causó severos daños durante la guerra civil de 1922.

Acceso al Jardín Botánico, árbol de yvyra pytá y escuela. Ca. 1930. Imagen: Cortesía

Acceso al Jardín Botánico, árbol de yvyra pytã y escuela. Ca. 1930. Imagen: Cortesía

El centenario

En el marco de diversas actividades de homenaje preparadas para conmemorar el centenario de la escuela, quizás la más llamativa sea la caravana de jinetes que llegó desde Uruguay en una travesía de más de 1000 kilómetros realizada durante más de un mes, emulando la marcha de Artigas hacia el Paraguay en 1820. Los visitantes fueron celebrados en cada pueblo y ciudad del trayecto y participaron de los actos oficiales en el Solar esta semana. Una de las actividades de los jinetes durante el trayecto, aún por tierras uruguayas, fue compartir en diversas escuelas semillas de yvyra pytã (Peltophorum dubium), especie íntimamente ligada a Artigas en el imaginario colectivo.

El edificio engalanado para el centenario. Año 2024. Imagen: Marli Delgado

El edificio engalanado para el centenario. Año 2024. Imagen: Marli Delgado

El prócer

José Gervasio Artigas fue una de las figuras más destacadas del período independentista sudamericano, siendo reconocido como “Jefe de los Orientales” y “Protector de los Pueblos Libres”. Nació en Montevideo en el año 1764 y tuvo una infancia tranquila junto a su familia, en un escenario rural donde alternaba labores de chacra con formación escolar. Ya de adulto, con treinta y tres años cumplidos, se incorporó al ejército, donde fue ascendiendo en virtud de su desempeño en diversos escenarios. A inicios de 1811 desertó del ejército realista y pasó a las filas independentistas, logrando en pocos meses importantes victorias militares que acrecentaron su prestigio. Pese a eso, o quizás por esas razones, no faltaron severas disputas internas, lo que llevó en los siguientes años a que Artigas y sus tropas sufrieran duras derrotas que lo obligaron a replegarse hacia el norte argentino, próximo a la frontera con Paraguay.

Placa recordatoria de otras travesías de homenajes. Año 2024. Imagen: Marli Delgado

Placa recordatoria de otras travesías de homenajes. Año 2024. Imagen: Marli Delgado

Desde allí, solicitó asilo a José Gaspar Rodríguez de Francia, quien admitió el pedido casi inmediatamente. Días después, el 16 de septiembre de 1820, Artigas llegaba a Asunción en carácter de asilado, con todas las atenciones del Gobierno, pero también con importantes restricciones. Poco tiempo duró su hospedaje en la capital, pues pronto fue destinado a Curuguaty, distante 250 kilómetros de aquella y lejos de otros núcleos urbanos importantes. Allí Artigas inició una nueva y muy distinta etapa de su vida, que se prolongaría por veinticinco años. Su asilo, más parecido a un confinamiento, fue sobrellevado en silencio y con dedicación exclusiva a las tareas que demandaba cotidianamente la chacra que le fuera asignada, manteniendo contacto cotidiano -pero siempre vigilado- con los vecinos del pueblo.

El fallecimiento del doctor Francia el 20 de septiembre de 1840 fue un preanuncio de cambios drásticos en su rutina. A pocos días de aquel suceso, una orden firme, pero de intenciones poco claras, lo llevó a pasar casi un año en prisión, en condiciones ominosas. En agosto de 1841 fue puesto en libertad e invitado a retornar al Uruguay. Para sorpresa de muchos, Artigas optó por regresar a su rutina en Curuguaty, donde quedaría por cuatro años más.

A inicios de 1845, el recientemente electo primer presidente constitucional del Paraguay, Carlos Antonio López, ofreció a Artigas trasladarse a Ybyray, una quinta de su propiedad en las afueras de Asunción, que utilizaba como residencia de fin de semana. El prócer uruguayo aceptó la invitación y se instaló en un modesto rancho mandado a construir para el efecto, próximo a la residencia del presidente. Artigas pasaría allí los últimos cinco años de su vida, ya sin necesidad de desarrollar labores agrícolas para su subsistencia. Libre de toda restricción, compartió muchos momentos emotivos con altas autoridades nacionales y regionales, así como con los vecinos de Yvyray.

El Solar

La figura de Artigas es tan icónica, que pronto reconfiguró el valor simbólico de Yvyray. Se han tejido numerosas historias que lo vinculan al lugar, alcanzado a veces niveles de leyenda, que han generado variados debates. Algunas de ellas refieren a la ubicación exacta del Solar y otras a la identificación exacta del célebre árbol de Artigas.

El antiguo yvyra pytá. Ca. 1910. Imagen: Cortesía

El antiguo yvyra pytã. Ca. 1910. Imagen: Cortesía

Lo que se sabe con certeza es que el sitio identificado oficialmente como Solar de Artigas se ubica en un sector donde existían -y aún existen- varios árboles de yvyra pytã. Uno de ellos, aparentemente el más añoso, tiene el reconocimiento -también oficial- de “árbol de Artigas”, pues se asume que a mediados del siglo XIX dicho ejemplar ya tenía buen porte y que a su sombra se acomodaba el prócer para descansar y departir con los lugareños. La presencia de esta especie en la zona adquiere así no solo un valor ambiental sino también cultural. En el caso del ejemplar referido, su deterioro y muerte coincide con las fechas de realización de un viaducto vehicular a escasos metros de distancia, de ahí la importancia de insistir en la protección de componentes de valor histórico patrimonial, siempre en situación de vulnerabilidad, más aún si se trata de especies vivas.

Tanto el Solar de Artigas como sus componentes principales han sido declarados patrimonio histórico cultural en Paraguay y de interés patrimonial por parte de Uruguay. También existe una declaración de patrimonio ambiental promovida por Parlasur, que incluye tanto al Jardín Botánico de Asunción como al Solar.

 

* Carlos Zárate es arquitecto, docente, investigador, magíster en Restauración y conservación de bienes arquitectónicos y monumentales, coordinador de área de Teoría y Urbanismo (FADA-UNA) y miembro del Comité Paraguayo de Ciencias Históricas (CPCH).

* Marli Delgado es arquitecta, investigadora, docente de las cátedras Historia de la Arquitectura del Paisaje en Paraguay y Arquitectura 4 (FADA-UNA).

2 Comments

2 Comentarios

  1. Hugo Odriosola

    29 de abril de 2024 at 11:40

    Debería integrarse la información en los Programas de Formación Docente, y tejer una red de comunicación, abierta especialmente a los jóvenes ..

  2. jmgrandval

    2 de mayo de 2024 at 13:41

    Ese grupo de jinetes, eran los BLANDENGUES de Uruguay – Ese Regimiento, junto con el Argentino Regimiento de Caballeria Tanques 6 “BLANDENGUES” con el mismo nombre – Son ambos, los regimientos mas antiguos de ambos paises.

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