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Cultura

ARCOmadrid busca encontrarse con América del Sur

Franz Erhard Walter, Arm and finger, 2022. Pieza única. Galería Jocelyn Wolf © María Blanco

Franz Erhard Walter, Arm and finger, 2022. Pieza única. Galería Jocelyn Wolf © María Blanco

POR María Blanco Conde *
Desde Madrid

Confieso que siempre que visito ARCOmadrid busco encontrar la obra más polémica, aquella que no te puedes perder por transgresora y que verás en las noticias, pero este año la feria se ha vuelto más modosa y menos provocativa que nunca. Es obvio que el galerista lo que persigue es vender y lo que se ofrece entre más de 200 stands de galerías internacionales (36 países) y locales son piezas de creadores, en su mayoría, consagrados.

Aun así, cuarenta años después, una escultura homoerótica vuelve a convertirse en la atracción de la feria. La pieza, firmada por Rodrigo -a secas-, está a la venta por 80.000 €. Ya había sido expuesta en 1983, en la época de la Movida Madrileña y ha sido parte de la propuesta de arte queer de la Transición española. Manuel, que así se llama la obra, generó conmoción y curiosidad (en aquel entonces no llegó a venderse por 29.000 €).

Desde luego, es una pieza que no te deja indiferente, pero cansaría verla a diario. Representa, a tamaño natural, un par de hombres saliendo uno del otro con un corazón compartido y fue en su momento todo un símbolo del movimiento gay. Es posible que en esta edición un museo se muestre interesado en comprarla cuando la obra tiene tanta historia detrás. Al parecer, la gran artista surrealista Maruja Mallo (1902-1995) la visitó puntualmente a las tres de la tarde todos los días que duró la feria, pensando en lo que le habría gustado a Federico (García Lorca). Hoy el autor, Rodrigo Muñoz Ballester, tiene 74 años, sigue viviendo y pintando.

ARCOmadrid

ARCOmadrid. Rodrigo, Manuel, 1983 y Elmgreen & Dragset, Kev 2020, instalación. Galería Helga de Alvear © María Blanco

De lo más llamativo visualmente es una obra en el stand de Helga Alvear (Madrid) que parece realizada en resina, pero es en realidad un bronce patinado en blanco que representa a un niño exhausto tras un partido de tenis. Está a la venta por 200.000 €.

Es esta una edición de cambios. Los Reyes la han inaugurado en la tarde del 6 de marzo, cuando siempre lo ha sido por la mañana, y en febrero. Esta es una apuesta arriesgada pues coincide con otra feria -en mi opinión, la mejor del mundo-, TEFAF (Holanda), pero por si las moscas evitaron coincidir con Frieze en Los Ángeles y Art Dubai.

Más de 350 coleccionistas, además de 200 profesionales entre comisarios, directores de museos y dealers, asisten a jornadas frenéticas con eventos satélites que surgen con ARCO. Y en este nuevo reto por dar a conocer el arte latinoamericano, el mar vuelve a ser el elemento de conexión. El Mediterráneo ha dado paso al Caribe, con obras de 23 autores, entre ellos jóvenes artistas haitianos, dominicanos, cubanos y puertorriqueños, como Gabriella Torres Ferrer (Puerto Rico, 1987) o Fabrizio Arrieta (San José, 1982), y otros no tan jóvenes, como Emilia Azcárate, de Venezuela, o la cubana Quisqueya Henríquez, entre otros.

Fabrizio Arrieta, Amuletos y nostalgia, 2024. Acrílico sobre lienzo © María Blanco

Fabrizio Arrieta, Amuletos y nostalgia, 2024. Acrílico sobre lienzo © María Blanco

 La feria coincide, además, con la celebración del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo). Aumenta el número de artistas femeninas; un 43% son mujeres, aunque ninguna de ellas alcanza las cifras de precios que se pide por Miró, Picasso, Tàpies, Picabia o Barceló, por citar algunos. La obra más cara este año es una pintura de Miró titulada Verano de 1936, puesta a la venta por 3.2 millones de euros.

El 30% de las galerías extranjeras son latinoamericanas (38), sobre todo de Argentina, Brasil y México, aunque la galería francesa Mor Charpentier presenta dibujos indígenas del Chaco paraguayo que llegaron de la mano de Fredi Casco y Fernando Allen (tres de la cultura Ishir, de Salmi López Balbuena, y de dibujantes nivaché como Fidela Álvarez y Denise Juliuz, entre otras).

Dibujo indígena contemporáneo del Chaco paraguayo, Galería Mor Charpentier © María Blanco

Dibujo indígena contemporáneo del Chaco paraguayo, Galería Mor Charpentier © María Blanco

Por todas partes los visitantes encuentran propuestas latinoamericanas y una de las razones de tanta oferta es que en Madrid residen muchos mexicanos, colombianos y venezolanos que compran especialmente pintura y escultura, que es lo que más se puede ver en esta edición.

Han vuelto también las galerías importantes como Lelong, Cayón, Leandro Navarro, Elvira González, Malborough, Perrotin, Mayoral, Sabrina Amrani o Chantal Crousel, que ocupa el espacio dejado por Juana Aizpuru, una de las fundadoras de ARCO que se ha retirado hace unos meses.

En la galería parisina Perrotin, por ejemplo, lo que más me llamó la atención fue una obra del alemán Gregor Hildebrandt realizada con casetes por 44.000 € (impuestos incluidos) y otra de Sophie Calle ya ‘comprometida’ por 71.500 €.

Obras de Gregor Hildebrandt y Sophie Calle © María Blanco

Obras de Gregor Hildebrandt y Sophie Calle © María Blanco

En la galería israelí Dvir Gallery destaca un cuadro de gran formato firmado por Simón Fujiwara, un artista que reinterpreta a otros pintores, en este caso a Holbein. Está a la venta por 120.000 €.

Simon Fujiwara, The embassador of Who?, 2022 © María Blanco

Simon Fujiwara, The embassador of Who?, 2022 © María Blanco

Olga de Amaral es otra artista que me cautivó con sus tejidos, lo mismo que los tapices geométricos de Teresa Lanceta. Concha Jerez (1941) explicaba en francés a unos posibles compradores el concepto que encerraban sus instalaciones y recibió al día siguiente el I Premio Enate por su obra Entre escritos autocensurados (2020).

Concha Jerez explicando su obra. Galería Freijo © María Blanco

Concha Jerez explicando su obra. Galería Freijo © María Blanco

No faltan, como todos los años, las performances que la RAE define como ‘actividad artística que tiene como principio básico la improvisación y el contacto directo con el espectador’ y eso es algo intrínseco en esta feria con personajes deambulando por los pasillos y que llevan algo llamativo. Lo mejor del primer día fue un joven que llevaba un gran sombrero en forma de margarita, confeccionado a base de zapatillas deportivas de una marca de supermercado alemán.

Cuando se publique este artículo, la feria estará en su recta final. Será entonces cuando tras los premios, los reencuentros con el público y los coleccionistas pasará a hablarse de cifras, se analizará entonces si el esfuerzo económico para asistir hace que sea provechoso. Es que, desde luego, aparte del espectáculo social y visual, se trata de vender lo más posible, porque al fin de al cabo la feria está hecha para eso.

 

* María Blanco Conde es curadora de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID, Madrid). Es autora de la museografía de la Colección Museo Julián de la Herrería, Centro Cultural de España Juan de Salazar, Asunción.

1 Comment

1 Comentario

  1. Lola

    10 de marzo de 2024 at 17:37

    Artículo estupendo. De lo más interesante y curioso. Cargado de datos y visto con una mirada muy inteligente. Gracias!

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