Cultura
La Fundación Rockefeller mira a Paraguay, 1941
Lewis Wendell Hackett, jefe de la oficina de la Fundación Rockefeller en Buenos Aires. Rockefeller Archive Center
El otro día conversaba con una amiga sobre el trabajo de la Fundación Rockefeller para la investigación médica filantrópica y me recordó que muchos de sus informes y otras cuestiones estaban en línea y listos para consulta académica. La fundación fue establecida en 1913 y permanece activa en los esfuerzos por comprender y erradicar las enfermedades contagiosas. Hubo ocasiones, sin embargo, en que adoptó políticas controvertidas. A los ojos de muchos, cualquier organización financiada por un multimillonario norteamericano está destinada a ser controvertida, por supuesto, pero nadie hoy defendería un programa de la Fundación Rockefeller que considerara favorablemente la eugenesia. No obstante, no podemos negar el buen trabajo de la fundación en la erradicación de la fiebre amarilla, la anquilostomiasis, la malaria y otras enfermedades. Su personal, probablemente, no ha recibido los elogios que su labor merece.
Un aspecto de la Fundación Rockefeller que complace a los historiadores es que sus trabajadores llevaron registros o informes excepcionalmente buenos, y estos son muy útiles no solo para los estudiosos de la salud pública sino también por la información auxiliar que contienen sobre los países en los que la entidad jugó un papel activo. Paraguay no fue el foco de los primeros esfuerzos de Rockefeller, pero vemos ya cierto interés a principios de la década de 1940. Mientras el mundo se sumergía en la guerra, la fundación estudiaba las posibilidades de inaugurar un programa aquí. El hombre asignado para investigar tales posibilidades fue Lewis Wendell Hackett, jefe de la oficina de la Fundación Rockefeller en Buenos Aires y un hombre de vasta experiencia en medicina en América del Sur.
Nacido en California en 1884, Hackett obtuvo el primer doctorado de la Universidad de Harvard en Salud Pública. En 1914, poco después de graduarse, comenzó en la Fundación Rockefeller una carrera distinguida por su importante liderazgo y sus contribuciones en la campaña contra el paludismo. Su tarea lo llevó a Panamá y luego a Brasil, donde ayudó a establecer una escuela de enfermería. Luego operó laboratorios de campo en Italia, Grecia, España y Bulgaria. El trabajo de estos laboratorios fue fundamental para identificar varias especies de mosquitos portadores de malaria, un descubrimiento que perfeccionó los esfuerzos contra esta enfermedad en todo el mundo. En 1940 regresó a Sudamérica, donde dirigió las oficinas de Rockefeller en Chile, Bolivia, Perú y Ecuador. Redactó informes sobre situaciones de salud pública en todo el continente y llevó un diario detallado del que extraemos sus observaciones, escritas durante una breve visita a Paraguay en mayo de 1941.
Hackett se retiró de la Fundación Rockefeller en 1950 y luego se desempeñó como editor en el American Journal of Tropical Medicine and Hygiene y como asesor de la Organización Mundial de la Salud (WHO). Murió en 1962. Aquí dejamos que el Dr. Hackett cuente por sí mismo lo que vivió en su viaje a Asunción.
Buenos Aires, domingo 18 de mayo de 1941
Me levanté a las 3:30 am para tomar el avión a Asunción. La vista fue impresionante al sobrevolar de noche la gran ciudad plana de Buenos Aires. Nos tomó solo cuatro horas llegar a la capital de Paraguay donde nos recibió el coronel Durham –que dirigía el trabajo de R.W. Hebard & Co. –, el señor P.T. Stratton (gerente de oficina de Hebard and Company) y el señor Gerald S. Rinehart, ingeniero en jefe. El coronel Durham estuvo en el Canal de Panamá bajo las órdenes de Wallace y Stevens en 1905, y desde entonces ha estado en América Latina en trabajos de ingeniería. Esta vez R.W. Hebard obtuvo el contrato de una carretera pavimentada de Asunción a Villarrica, unos 180 kilómetros al este en dirección a Iguazú, que se pagaría con un “regalo” de 3 millones de dólares (dijo el coronel) del Export-Import Bank. Paraguay no puede devolverlo –continuó el coronel– porque es, ciertamente, el país más pobre de este hemisferio. Si la Fundación Rockefeller hace algo aquí –dijo–, tendrá que pagar por todo.
[…] Partimos hacia la ciudad por caminos profundamente surcados de arcilla rojiza. Asunción es una ciudad atractiva construida sobre colinas junto a un gran río y completamente oculta entre los árboles. Las calles anchas y rectas están pavimentadas con pequeños trozos de basalto, pequeños, angulosos e irregulares, negros como el carbón y con la hierba que brota entre ellos. Todos los automóviles circulan por las trazas del tranvía que parecen llevar a todas partes, y como es un sistema de vía única, existe la convención de que los que entran a la ciudad tienen preferencia sobre los que salen. Estos permanecen en los rieles hasta último momento, como para un ataque de nervios, hasta que el conductor gira bruscamente su coche un lado para evitar la colisión, sin que ninguno de los automóviles reduzca la velocidad. Los tranvías, por supuesto, son una molestia; todo el mundo tenía que apartarse de ellos. Deberían ser abolidos…
El Gran Hotel, en un gran jardín detrás de un alto muro amarillo, es una colección de edificios de un solo piso unidos por caminos cubiertos y ahogados en vegetación semitropical. La gran estructura central utilizada como comedor fue el salón de baile de Madame Lynch, la famosa amante del dictador Francisco Solano López… Un libro reciente llamado Woman on Horseback, [el título en español es Una Amazona] que cuenta la historia de Madame Lynch, comienza así: “El terror acechaba en las estrechas y tortuosas calles de Asunción”. Evidentemente, el autor nunca había estado aquí. De todas las ciudades coloniales españolas, Asunción se distingue por la peculiaridad de tener calles anchas y rectas incluso en las partes más antiguas de la ciudad… [Hackett relata brevemente la masiva pérdida de vidas durante la guerra de 1864-1870]. La desigualdad de sexos probablemente haya sido ampliamente corregida por ahora, aunque no hay cifras. Un paraguayo me dijo que había habido un exceso compensatorio de nacimientos masculinos sobre los femeninos, pero esto no parece probable. Lo que llama la atención es que los hombres nunca volvieron al trabajo, y las mujeres vestidas de negro parecen llevar adelante la agricultura, las industrias y los mercados. Los hombres, como en todas partes en los tiempos antiguos, visten de colores brillantes y trenza dorada y se dedican exclusivamente al amor y la guerra. En algún momento del pasado, en las llamadas naciones progresistas, las mujeres fueron lo suficientemente inteligentes como para asumir el papel ornamental y dejar el trabajo a los hombres.
Asunción, domingo 18 de mayo de 1941 (continuación)
El Gran Hotel está dirigido por el Sr. Weiler y su numerosa familia rubia con eficiencia alemana. Vimos a uno de los hijos hacer el saludo hitleriano al entrar a la oficina… En el hotel conocimos al Sr. Lane de la American Bank Note Company, que imprime el dinero y los sellos postales de muchos países de América del Sur… Como todos los veteranos que hacen negocios con funcionarios más o menos corruptibles para conseguir contratos del Gobierno en América Latina, Lane era cínico y pesimista, al igual que Durham y los demás. El país es económicamente débil e incapaz de mantener un estándar de vida civilizado; la inestabilidad política es permanente y está gobernado por una camarilla egoísta tras otra; las masas son ignorantes, pobres y enfermas. El pueblo se encendió fácilmente en una guerra contra Bolivia, su compañera en la miseria, por el Chaco. Paraguay ganó la manzana de la discordia, una vasta área de pantano inhabitable y su moneda se desplomó a 80 frente a un dólar a 320, y Argentina ha asumido ahora el papel de “protector” económico. Estos viejos buscadores desilusionados nos miran con compasiva admiración y nos desean suerte. [Ofrece comentarios sobre lo que otros dicen de la situación de la fiebre amarilla en el país, que el rumor había exagerado anteriormente; la carretera que se está construyendo hacia el este, señala, no atraviesa la selva y, por lo tanto, el peligro de fiebre amarilla para los trabajadores es limitado]
Asunción, lunes 19 de mayo de 1941
Los taxis cobran una tarifa fija de 160 pesos en Asunción, o unos 60 centavos de dolar. Solo el Banco Nacional del Paraguay está autorizado a aceptar o cambiar moneda extranjera y es un negocio complicado… Eché un vistazo a la vacuna contra la fiebre amarilla que estaba en ampollas envasadas en hielo en un termo dentro de un refrigerador. Le pedí a Stratton que tratara de comunicarse con el Dr. Boggino, que había estudiado en Brasil bajo la dirección de Soper, y que le preguntara si vacunaría a la gente a lo largo del camino. Yo vacunaría al personal de la oficina.
Con el coronel Durham fui a visitar al Dr. Gerardo Buongermini, ministro de Salud. Es un hombre joven, bajo, corpulento, muy despreocupado y afable. Lamentó la actitud de un ex jefe de Policía que provocó la retirada de la R.F., pero la verdadera razón fue económica: el país no podía permitirse una organización costosa para controlar los mosquitos en Asunción cuando hay tantos problemas desatendidos como malaria, anquilostomiasis, lepra, enfermedades venéreas, tuberculosis, etc. [Le dije que]… probablemente sería más barato eliminar el mosquito, y le comenté los resultados exitosos en Brasil. Nos separamos sin que él hiciera ninguna propuesta concreta para renovar la colaboración o para futuras conversaciones…
[Hackett estudia una breve reunión con Wesley Frost, ministro de los Estados Unidos en Paraguay en ese momento quien, aunque enfermo de influenza, estaba ansioso por reunirse con funcionarios de la Rockefeller para charlar de problemas de salud en el país, así como desafíos políticos] Frost estaba particularmente preocupado por la situación alemana en Paraguay. Han sido buenos colonos. Un alemán no viene como agente viajero para explotar el país; se establece, aprende el idioma, se casa, forma una familia y se convierte en ciudadano permanente. Mucho de lo bueno en Paraguay es alemán. No todos son pro-nazis de ninguna manera, pero todos tienen miedo de los nazis y les rinden homenaje. Puede haber 20.000 alemanes y la mitad de italianos. El Gobierno paraguayo no puede darse el lujo de no cultivarlos… Estados Unidos también ha prestado $ 3.500.000 a Paraguay, que es algo mucho más tangible que las promesas alemanas. Ayudó mucho a convencer a Paraguay de que detuviera la guerra del Chaco y firmara un tratado de límites con Bolivia. Así que no es una pérdida total, incluso si nunca se reembolsa.
Frost preguntó qué pretendía hacer la Rockefeller Foundation. Probablemente nada por el momento. Deberíamos convencernos a nosotros mismos de que el Gobierno estaría dispuesto y el país sería capaz de apoyar cualquier programa de salud que pudiéramos iniciar, y enviar a un norteamericano para iniciarlo. Es difícil conseguir norteamericanos ahora mismo para este tipo de tarea…
Cócteles con Stratton, cuya esposa está en los Estados Unidos. El difunto presidente Estigarribia, fallecido hace algunos meses en un accidente aéreo, fue primer ministro en Washington y causó buena impresión al presidente Roosevelt. Cuando fue elegido presidente, obtuvo 3,5 millones de dólares de los Estados Unidos sin dificultad y esperaba recibir más. FDR probablemente esperaba un gobierno amistoso y estable. Ahora todo el ambiente ha cambiado. Los alemanes están bien asentados, controlando las noticias y la mayor parte del negocio mayorista y minorista. Por ejemplo, Ford tiene un agente alemán que hace ondear la esvástica sobre la oficina en días festivos, y Socony Vacuum también tiene un agente alemán muy conocido. Estas no son pruebas de que los alemanes estén extrayendo [petróleo] o tengan una organización secreta…
Asunción, martes 20 de mayo de 1941
[Hackett habla de su visita matutina al Ministerio de Salud para hablar de la situación del país con los doctores Emilio Velilla y Ramón Prieto. La conversación involucró la experiencia previa de Paraguay con una respuesta organizada a la fiebre amarilla en el momento de la epidemia de 1937. Esto provocó grandes enfrentamientos diplomáticos con Argentina, que puso en cuarentena a Paraguay. El equipo de la Rockefeller tuvo que retirarse en esa ocasión porque el jefe de Policía se había negado a cooperar con los equipos médicos para visitar todos los hogares de la ciudad a intervalos regulares. Por la tarde, Hackett regresó para charlar una vez más con el ministro Frost].
Insistió en que me quedara y habló conmigo alrededor de una hora, un hombre activo, concienzudo y bastante severo. Siente la importancia de su posición como único baluarte de la democracia; el encargado británico parece no ser bueno.
Paraguay siempre ha estado dirigido por el Ejército. La gente común no tiene nada que ver con el gobierno. Este tipo de “caudillismo” militar ciertamente no es muy democrático, pero tampoco es fascismo. Hay demasiadas personalidades involucradas. Cuando los de “afuera” se combinan, se vuelven demasiado fuertes para los de “adentro” y los expulsan… El general Higinio Morínigo fue puesto temporariamente en el cargo y se ha consolidado. Franco, expresidente y general que ganó la Guerra del Chaco, es más popular, pero ahora dirige una pequeña fábrica de jabón en Montevideo. Se supone que está intentando volver. Franco es admirador de Hitler y colocó una estatua de Solano López frente al Palacio. El coronel Garay, ministro en Argentina, es un hombre enérgico también destinado a la presidencia. Eusebio Ayala fue presidente durante la guerra, y fue una guerra exitosa, pero curiosamente no pudo mantenerse en el poder. Franco lo derrocó y cuando éste a su vez fue derrocado, hubo una curiosa especie de interregno cuando el profesor Félix Paiva, decano de la Facultad de Derecho, fue empujado al poder muy en contra de su voluntad. Fue un fracaso, y Estigarribia tomó el mando.
[Hackett discute los problemas encontrados por Hebard Company en la construcción de la carretera de Asunción a Villarrica. La falta de piedra y la acción de las crecidas aseguran que la vía prácticamente se desintegrará y los “ingenieros” paraguayos no están en condiciones de repararla a tiempo].
Asunción, miércoles 21 de mayo de 1941
Visité la Facultad de Medicina… [cuya nueva clase] tiene 80 estudiantes…
Asunción, jueves 22 de mayo de 1941
La compañía Hebard me llevó a un viaje por la carretera. Es una mala inversión. Es la única carretera asfaltada del país y, sin embargo, va hasta Villarrica adonde llega también el único ferrocarril del país. Un suministro de agua para Asunción hubiera sido mucho más útil… [El gobierno] tiene muchas personas buenas y apolíticas en el cargo, pero están constantemente a la defensiva. El presidente Morínigo tiene la vivacidad natural y la inteligencia del guaraní y le habla al pueblo en ese idioma. [Pero Hackett cree que los desafíos políticos que enfrenta el presidente seguramente serán su perdición. Durante los días siguientes, Hackett se reúne con otros médicos y políticos, incluido el ministro mexicano, quien pide que lo vacunen. Todo el mundo tiende a confirmar a Hackett en su pesimismo sobre la situación paraguaya].
Asunción, sábado 24 de mayo de 1941
Este es mi último día en Asunción y, a pesar de todos los problemas apremiantes por resolver, no he visto ninguna forma clara de ofrecer alguna ayuda a estas personas. El Gobierno me parece muy inestable; no hay dinero en el presupuesto de salud y lo que hay es absorbido por el tratamiento y gastado enteramente en Asunción; no hay abastecimiento de agua ni alcantarillado; ninguna posibilidad de que lo que podamos empezar continúe después de que nos vayamos. Solo existe una vaga idea de que el IHD [International Health Division] debería estar ayudando a Paraguay. Están preocupados por la malaria porque ha atacado a Asunción. La última epidemia en la ciudad fue en 1932. Pero siempre hay malaria y anquilostomiasis en la población rural, que es prácticamente ignorada por el Gobierno. Tendremos que posponer cualquier acción aquí, a menos que queramos dedicarnos a la pura filantropía…
* Thomas Whigham es profesor emérito de la Universidad de Georgia
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