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Cultura

Derrumbes en un mundo disfórico. Aproximación intensiva a Paul B. Preciado

Paul B. Preciado en dOCUMENTA 14, Kassel, 2017 © Bridgeman Images

Paul B. Preciado en dOCUMENTA 14, Kassel, 2017 © Bridgeman Images

Es indudable que después de la pandemia del coronavirus han quedado secuelas importantes, tanto en el plano de la subjetividad como en el amplio espectro social, político y sexual, sin descartar que en el confinamiento se marcaron nuevas prácticas de disciplinamiento y cibervigilancia que en muchos aspectos siguen vigentes o se reactualizan. El esfuerzo de diagnosticar el presente, atendiendo a tales sucesos, señala el camino del último libro de Paul B. Preciado [1], Dysphoria mundi. El sonido del mundo derrumbándose, publicado por la editorial española Anagrama. Obra voluminosa de más de quinientas páginas donde se combinan biografía, poesía y ensayo filosófico, configurando un armado poliforme de escritura.

Preciado es uno de los filósofos más reconocidos dentro del pensamiento contemporáneo. En 2014 anunció su transición de mujer a hombre y en 2015 cambió su nombre Beatriz por Paul B. Su reflexión conjuga elementos del posestructuralismo, posmodernismo, estudios de género y trans, además de teoría queer. Sus trabajos, en muchos aspectos, han marcado un antes y un después en la manera de comprender, por ejemplo, la identidad sexual, el consumo de fármacos o la pornografía.  Esto ha llevado a que sus elucubraciones no escapen a polémicas procedentes desde los sectores más conservadores del psicoanálisis, las feministas esencialistas o los marxistas ortodoxos, sin olvidar las críticas más rancias de la extrema derecha.

Paul B. Preciado, durante la lectura dramatizada de su monólogo “Yo soy el monstruo que os habla” ante 3.500 psicoanalistas reunidos para las jornadas de l’École de la Cause Freudienne, París, 2019

Paul B. Preciado durante la lectura dramatizada de su monólogo “Yo soy el monstruo que os habla”, realizada ante 3.500 psicoanalistas reunidos para las jornadas de l’École de la Cause Freudienne, París, 2019. Cortesía

Se podría decir que Dysphoria mundi es una ampliación de escritos previos desarrollados por el autor en presentaciones, periódicos y revistas internacionales, lo que muestra la constante reflexión de Preciado, su work in progress. Pero no es solamente eso, también es una obra que dialoga con escritos de eminentes pensadores y pensadoras. De Pasolini a Graeber, pasando por Anzaldúa o Wittig, biopolíticos, feministas, zapatistas y autonomistas se reúnen junto a Preciado para intentar “describir las modalidades de este presente disfórico y revolucionario. No algo que sucedió en un pasado mítico o que sucederá en un futuro mesiánico, sino algo que está sucediendo”.

El complejo articulado del libro obliga a escoger una serie de temáticas, guiada por las intensidades que cada lector o lectora puede experimentar. Aquí se podrán encontrar tres puntos: la condición disfórica, cuestiones conceptuales sobre lo petrosexorracial y la necrobiopolítica y, por último, la mutación y la rebelión en un mundo ruinas.

La condición disfórica: nueva episteme-política

Evidentemente, la presentación que realiza Preciado es la válvula de entrada que arma el libro, partiendo de su condición de disfórico, diagnosticada como patología clínica. La disforia, en términos psiquiátricos, “indica un trastorno del ánimo que hace que la vida cotidiana se vuelva inllevable”. Deconstruyendo y resignificando todo binarismo, disciplinas y técnicas encorsetadas, el autor lleva adelante un “zap filosófico” que le permite desplazar su condición de disfórico y llevarla al plano epistemológico y político de la situación contemporánea del mundo. Que, desde su perspectiva, se encuentra en una tensión entre las fuerzas emancipadoras y las resistencias conservadoras. La condición planetaria es una disforia generalizada, conceptualizada como Dysphoria mundi.

Dysphoria Mundi, último libro de Paul B. Preciado (joseantoniocobena.com)

Dysphoria Mundi, último libro de Paul B. Preciado (joseantoniocobena.com)

El ejercicio del autor, con tal noción, es salir de todo naturalismo o condición psiquiátrica para explicar el presente. Atender a las nuevas formas de vida que “anuncian un nuevo régimen de saber y un nuevo orden político-visual desde el que pensar la transición planetaria”. Para eso, se tienen que desplazar aquellas disciplinas normativas que comercian con el “dolor psíquico”. Esto, claro, con la posibilidad de abrir paso a prácticas colectivas de experimentación, con la ayuda del arte, el activismo y la filosofía que, para Preciado, son capaces de disminuir el dolor psíquico-epistémico.

Preciado realiza un análisis genealógico de la disforia, desde su connotación griega hasta el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders [2]), para explicar la cartografía construida alrededor de aquello que escapa a la “norma”, lo inadecuado, lo disidente, lo mutante, —como se hace llamar a sí mismo el autor—. Y lejos de entender la disforia como enfermedad individual, la dysphoria mundi debe ser comprendida como un desfase entre dos regímenes epistemológicos: el régimen “petrosexorracial” y un régimen aún balbuceante.

Sobre esto último, aparece con fuerza la experiencia de Preciado durante la pandemia del Covid-19, sobre la cual reflexiona a lo largo y ancho del libro, recordando su contagio y cómo lo vivió, sin descuidar cómo se gestionaba planetariamente la enfermedad. Atendiendo a las nuevas reglas de convivencia, mascarillas, gel antibacterial, aislamiento y sometimiento marcaron el giro epistémico, tecnológico y político. Según el autor, por primera vez en la historia las tecnologías cibernéticas permitieron “compartir relatos y representaciones de forma simultánea y casi instantánea a escala global”, lo que hizo que se enfatizara el paso de lo analógico a lo digital. Además, en términos filosóficos o, más bien, deleuzianos, la mutación desde un régimen disciplinario petrosexorracial va acentuándose hacia formas de control cibernético y farmacopornográfico.

Lo petrosexorracial y la necrobiopolítica

Si algo caracteriza a Preciado es su capacidad para crear conceptos que ayuden a entender la condición actual o lo que, en este escrito, se denomina “condición disfórica”. Un ejemplo es su idea de “estética petrosexorracial”, a la que caracteriza como la “organización social y el conjunto de tecnologías de gobierno y de representación que surgieron a partir del siglo XVI con la expansión del capitalismo colonial y de las epistemologías raciales y sexuales desde Europa a la totalidad del planeta”. Para el autor, en términos epistemológicos, el régimen petrosexorracial se encarga de clasificar a los seres vivos de acuerdo con taxonomías modernas y científicas de “especie, raza, sexo y sexualidad”, por un lado. Por otro, en términos energéticos, el modo de producción dependería de la “combustión de energías fósiles contaminantes y generadoras de calentamiento climático”. Ambos rostros de lo petrosexorracial han servido para legitimar la destrucción del ecosistema y la dominación de unos cuerpos sobre otros.

La conjunción que realiza el pensador sobre lo expuesto le sirve para sostener que ese régimen ha instalado una estética entendida como saturación sensorial y cognitiva sobre las cosas, o como la “articulación entre la organización social de la vida, la estructura de la percepción y la configuración de una experiencia sensible compartida”. Los ejemplos que utiliza Preciado son clave: desde el ruido mecánico, el olor de la contaminación, el consumo de marcas, un fin de semana en el supermercado o el seguimiento de la moda hasta la romantización de la violencia sexual, por citar algunos, configuran “la estética petrosexorracial”.

Paul B. Preciado. Cortesía

Paul B. Preciado (Historia hoy)

Otro concepto clave es “necrobiopolítica”. Siguiendo las reflexiones de Foucault y Achille Membe, Preciado identifica las relaciones contemporáneas (gestión gubernamental, mediática y farmacológica) como nuevas tecnologías de muerte. Es decir, ya no solamente se trata de la gestión de la vida de las poblaciones para maximizar beneficios (teoría foucaultiana de la biopolítica) o de los procesos de extracción vital hasta la muerte –en otras palabras, la destrucción que se lleva sobre los cuerpos subalternos, ya sean mujeres, cuerpos colonizados, minorías étnicas (teoría membeniana del necropoder)–, sino de una ampliación de ambas posturas que llega hasta lo más recóndito del tejido social, con rostros nuevos (tecnopatriarcado racial, capitalismo farmacopornográfico y cibernético). Hay que hablar ya de necrobiopolítica, dice Preciado.

Si bien resume en pocas líneas ambos conceptos, el autor se encarga de ejemplificarlos con detalles, recogiendo los grandes debates que rodean a las nociones de “petrosexorracial” y “necrobiopolítica”. Entiéndase que, para poder definir lo “petrosexorracial”, se acerca a los libros de A. Davis, M. Wittig, J. Butler, E. Said, E. Williams, C. L. R. James, P. Gilroy, D. Ferreira Da Silva, A. Mbembe o L. Lowe. El listado de nombres no es por azar, sino que marca su afinidad con tales autores y autoras y la riqueza que aportan para poder pensar los cambios que se están gestando. Por otro lado, “necrobiopolítica” sintoniza, claramente, con toda la tradición biopolítica (M. Foucault, R. Esposito, G. Agamben, A. Membe). Exhibiendo sus dotes como pedagogo en varios pasajes del libro, extrae y sintetiza las características y contribuciones de los estudios biopolíticos para sostener su propia concepción.

Sin lugar a duda, aquí se aplica lo que Gilles Deleuze decía sobre “el concepto”. Para el francés, el concepto “es lo que impide que el pensamiento sea una simple opinión, un consejo, una discusión o una conversación”, cuya única condición es que haya una necesidad, pero también una extrañeza, y las tiene en la medida en que corresponden a problemas reales [3]. Preciado, con los conceptos de “petrosexorracial” y “necrobiopolítica” busca zanjar una necesidad, un problema real, y es la mutación disfórica que acucia el presente.

Mutación y rebelión en un mundo en ruinas

Sería injusto decir que lo escrito anteriormente puede sintetizar toda la rica reflexión de Preciado, puesto que su esfuerzo es titánico. Pero muestra su intención manifiesta de hacer frente a las coordenadas de disciplinamiento y control petrosexorracial y necrobiopolítico —utilizando su propia jerga—. Su camino es guiado por “una nueva comprensión de la comunidad, de un nuevo equilibrio con otros seres vivos del planeta”, de una cooperación planetaria, lejos del individuo neoliberal y consumidor, que incluye ejercicios estratégicos frente a un mundo en ruinas. Algunas sugerencias de Preciado son:  desidentificación, desnormalización, emancipación cognitiva, colectivizar la somateca, desmercatilizar las relaciones sociales, destituir toda práctica institucionalizada de violencia, hibridación antidisciplinaria…

Preciado defiende “prácticas concretas de transformación micropolítica”. No es que niegue los cambios estructurales, sino que todo cambio es un proceso en el cual la operación micropolítica es imprescindible, y nada mejor que una cita que afirma su convicción: “utilicemos el tiempo y la fuerza […] para estudiar las tradiciones de lucha y resistencia minoritarias que nos han ayudado a sobrevivir hasta ahora”.

 

Notas

[1] Paul B. Preciado (España, 1970) fue alumno de Jacques Derrida y Ágnes Heller en The New School for Social Research de Nueva York. Ha sido profesor de Historia política del cuerpo, Teoría de género e Historia de la performance en la Universidad Paris VIII. Fue director del Programa de Estudios Independientes del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), y curador de programas públicos en “dOCUMENTA 14” en Kassel y Atenas. Ha publicado obras relacionadas con la identidad, el género, la sexualidad o la arquitectura, como Manifiesto contrasexual (2002), Testo yonki. Sexo, drogas y biopolítica (2013), Pornotopia. Arquitectura y sexualidad en “Playboy” durante la guerra fría (2014), Yo soy el monstruo que os habla: informe para una academia de psicoanalistas (2020) y Un apartamento en Urano (2020).

[2] Traducido como Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.

[3] Deleuze, G. (1991). “Signos y acontecimientos”. Entrevista con Raymond Bellour y François Ewald. En C. H. de Escobar (Comp.). Dossier Deleuze, Rio de Janeiro: Holón Editorial, pp. 9-30.

 

 * Raúl Acevedo es docente e investigador de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Es director del Centro de Investigaciones en Filosofía y Ciencias Humanas (CIF-Paraguay), miembro del comité editorial de la revista Apóstasis, de la Red Iberoamérica Foucault y del Consejo editorial del CELAPEC (México). Es gestor cultural en Filosofía en movimiento. Forma parte del grupo de investigación “Gubernamentalidad neoliberal e historia de los sistemas de pensamiento. Política y verdad en los debates postfoucaulteanos contemporáneos en torno del análisis del neoliberalismo”, en la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), Argentina. Su interés gira alrededor de la filosofía contemporánea, los estudios culturales y el pensamiento crítico paraguayo.

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