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Cultura

“Pyhare pyte (Noche profunda)”, de Rodrigo Spelt

Rodrigo Spelt, "Sin título", bordado en ao po'i desteñido. Cortesía

Rodrigo Spelt, "Sin título", bordado en ao po'i desteñido. Cortesía

Una noche,
una noche toda llena de perfumes,
de murmullos y de música de alas.
José Asunción Silva, Nocturno III

Nocturno

El nacimiento de los primeros actos contemplativos resiste la datación. Paisajes arcaicos habrían sido dominados por la visión vigilante de quien rastrea frutos, presas o asilo, o busca eludir las promesas de incisión que proceden de la voracidad de los depredadores. Paulatinamente, estos paisajes habrán cedido a la emergencia de una nueva relación óptica entre la naturaleza de las cosas y la aparición de unos ojos con consciencia de sí. La noche habrá sido un ámbito ideal para el desarrollo de esta correspondencia extravagante entre la mirada de sujetos y el mundo: aquellos ojos menos acostumbrados al escamoteo de la luz habrán requerido una actitud silente ante la amenaza de aquello que estima la sombra. Pero no todo lo que es oscuro tiene la capacidad de provocar heridas: por contraste con la oscuridad y los sonidos disimulados, la luz de los astros y los animales bioluminiscentes, o el canto de los que buscan ser más audibles para el amor, habían ingresado su naturaleza asombrosa en el espectro de la recién nacida vocación contemplativa.

Como objeto privilegiado de las aproximaciones líricas, la noche ha sido explorada por milenios bajo multitud de caracteres, en celebración de sus cualidades tanto atmosféricas como metafóricas: en tanto instancia de exacerbación de experiencias sensoriales o a modo de evocación de la melancolía o lo amenazante, el resguardo secreto, lo apacible. Es así que, en distintas disciplinas artísticas, ya sea como motivo o como tema, el abordaje de la noche asumió la forma de un género en sí mismo. El nocturno poético que apela a la experiencia extática de la noche y los acontecimientos que tienen lugar en su hora; el nocturno musical que comprende tanto aquellas composiciones destinadas a ser interpretadas de noche como aquellas que la describen armónica y melódicamente; o el nocturno pictórico que genera ambientaciones tenebristas.

Rodrigo Spelt, Mbyja hayvi (Lluvia de estrellas). Bordado en ao po´i. Cortesía

Rodrigo Spelt, Mbyja hayvi (Lluvia de estrellas), 2016. Bordado en ao po’i. Cortesía

Es acaso en el contexto de los romanticismos (entre el siglo XVIII y XIX) que lo nocturno adquiere algunas de sus notas más sensibles en un Occidente que se aproxima a los avances tecnológicos que introducen luces protéticas en el mundo, mientras la era moderna se distancia de la noche mítica y épica que había sido el hogar de nacimiento de la poesía, de la representación visual y de la música.

La obsesión por lo nocturno no ha sido abandonada, no obstante, y renueva sus potencias en ejercicios contemporáneos que remontan experiencias contemplativas del pasado; recomponen las relaciones míticas entre la mirada y el mundo por medio de operaciones sensibles que recogen las huellas de la imaginación tenebrosa; o activan los sentidos críticos que orbitan la noche atmosférica y política.

Noche celestial

La exposición Pyhare pyte [Noche profunda, en guaraní] de Rodrigo Spelt [1] recoge obra textil compuesta en los últimos años, consistente en lienzos de ao po’i bordados predominantemente con variaciones del patrón tradicional mbyja [estrella]. Las obras encaran, a través del tejido, un ejercicio reflexivo acerca de la contemplación nocturna, en diálogo con el sonido, a través de una operación de traducción entre notación musical y puntos de bordado. Asimismo, las piezas textiles de Spelt apelan a una sensibilidad frente al motivo nocturno en su aspecto histórico, como un homenaje rendido a las resistencias frente a la oscuridad política.

En términos biográficos, el interés de Rodrigo Spelt por los paisajes nocturnos proviene de una experiencia contemplativa de la noche en el contexto rural y suburbano en el que ha crecido, vive y trabaja. Pese a que su abordaje de lo nocturno es más bien abstracto que figurativo, ciertas piezas, tales como Mbyja hayvi (2016), exhiben propiedades marcadamente paisajísticas.

En cierta medida, su sensibilidad ante las cualidades de esta atmósfera tematizada en su obra se relaciona con el sentido de la contemplación romántica que, a su vez, el artista reconoce tanto en sonoridades ambientales como en repertorios musicales (románticos, prerrománticos y modernos). Sus ejercicios textiles exhiben una vocación integradora entre imagen y sonido en que el tejido, no pocas veces relacionado con maniobras escriturales, deviene una trasposición de partituras: es decir, de escrituras musicales. El artista borda sobre ao po’i fragmentos de partituras de Fréderic Chopin, Ludwig van Beethoven, Claude Debussy, Robert y Clara Shumann, en piezas marcadamente horizontales en que también destacan las tensiones cromáticas entre el fondo y los motivos estelares, o incluso entre bordados con tonalidades diferentes.

Rodrigo Spelt, Mbyja Tepy, bordado en ao po'i desteñido. Cortesía

Rodrigo Spelt, Mbyja tepy, bordado en ao po’i desteñido. Cortesía

El interés de Spelt por la música y los actos contemplativos románticos adquiere un carácter situado al tratar el romanticismo paraguayo de Agustín Pio Barrios, alias Mangoré, en una interpretación de su obra cumbre El gran trémolo o Una limosna por amor de Dios, en una pieza en que hilos y retazos de lienzo fueron teñidos con tierra colorada. Esta invocación a lo telúrico se repite en la pieza Pyhare pyte (2023), que alude al poema sinfónico homónimo del compositor paraguayo José Asunción Flores. En ambos casos, tanto las obras textiles como las composiciones apelan a un sentido nostálgico que es la cifra dominante de un paisaje cultural amenazado por la aridez punzante de la historia.

Noche de la historia

Pyhare
ku ijapyra’
ỹva
aretéma niko oiko
ñane retãmíme oañua
ha pytῦguýpe oguereko.
Víctor Montórfano, Tetãgua Sapukái

Las escalas musicales que Rodrigo Spelt traza por medio de sus bordados pueden ser interpretadas como mapas cósmicos, a la manera de los amba –altares guaraníes–, que recogen cruces, cuentas y plumas de colores ígneos –y acaso pequeñas esculturas votivas, mayormente ornitomorfas–; o como los árboles de navidad, que de los ritos solsticiales paganos transitaron hacia la tradición cristiana. Pero tampoco dejan de ser mapas cósmicos los encajes de ñanduti, y el propio motivo mbyja del bordado tradicional sobre ao po’i en Paraguay.

Pero como se ha visto en las piezas de Spelt que reelaboran partituras musicales, la oscuridad también puede ser asumida en relación con los sentidos opresivos que se asocian a ella. Lo nocturno, que en cierta medida configura la posibilidad de un ejercicio poético visual en la oposición entre la opacidad y la incidencia de la luz, también aparece en sus ondulaciones trágicas.

Rodrigo Spelt, Sin título, bordado en ao po´i desteñido. Cortesía

Rodrigo Spelt, Sin título, bordado en ao po’i desteñido. Cortesía

Lienzos intervenidos con cloro confieren a las piezas la apariencia de lo incandescente. Sobre estas superficies, el bordado del motivo típico del mbyja remite en cierta medida al universo visual, poético y religioso guaraní, en que el poty [la flor, lo florido] comprende tanto una enunciación de la belleza, así como un acto poético que se expresa a través del lenguaje o en la trasmutación de las materias. Aquí, el fuego desempeña un rol fundamental, y en tanto flor ardiente con atributos divinos se repite en las narraciones míticas y místicas o en el adorno plumario que reproduce sus bordes cromáticos.

Las piezas Mbyja tepy y Mbyja mano parten, precisamente, de una pregunta en torno al mundo guaraní, asediado histórica y contemporáneamente por la colonización con sus actos de muerte. El tepy, en guaraní clásico, aludía a la venganza de sangre: acto punitivo ante la desobediencia de las lógicas de una economía de la reciprocidad. Modernamente, la palabra tepy asumió el sentido de “precio de las cosas”, en la lógica capitalista, una “lógica de la venganza”, introducida con la colonización de Occidente. El Mbyja mano [La muerte de la estrella] invoca no sólo el sentido cosmológico del proceso de muerte de los astros, sino el de una oscuridad que avanza sobre los territorios cosmogónicos de culturas portadoras de luces poéticas y éticas.

La distancia o la ausencia de luz solar metaforizan convencionalmente la muerte: así pasa con el invierno, y ciertamente con la noche, invocados alegóricamente en tradiciones poéticas y narraciones populares. Pero la noche es también el territorio en que lo imaginario se libera de la demanda de sentido instaurada por el orden de lo simbólico, y pasa a ser el dominio del sueño. Y del sueño se ha dicho que es reelaboración subconsciente del pasado, pero también hay quien insista en las potencialidades especulativas del sueño. El sueño es también, por tanto, imaginación de porvenir. La pieza Pyhare kerayvoty [“Sueño nocturno” o “sueño nocturno florido”] (2023) de Rodrigo Spelt asume la forma de una hamaca, en azul noche, en que un mapa estrellado interrumpe la uniformidad aquí horizontal del cielo. El sueño florido al que se refiere Spelt parece ser decididamente bello, pero como todo aquello que oscila, la belleza flameante de las cosas que arden prontamente podría recuperar su sombra.

Rodrigo Spelt, Sin título, bordado en ao po´i desteñido. Cortesía

Rodrigo Spelt, Sin título, bordado en ao po’i desteñido. Cortesía

Nota

[1] Rodrigo Spelt empezó a relacionarse con las prácticas textiles en edad escolar, y luego en distintos momentos que no supusieron un proceso lineal, sino que estuvo marcado por muchos hiatos. Se interesó luego por aquellas formas tradicionales apropiadas por el diseño contemporáneo paraguayo, y trató de emularlas en bordados para su propia ropa y la de su padre; compiló fascículos con compendios de patrones de bordado y encaje. Ya en la universidad, este interés se vio intensificado cuando estudió cuestiones relacionadas con el arte popular: en este contexto, realizó su primera pieza, Constelación de Orión.

Nota de edición

La exposición Pyhare pyte [Noche profunda], de Rodrigo Spelt, está habilitada en la galería Fuga Villa Morra (Seiferheld 5144, Asunción).

 

* Damián Cabrera es escritor, investigador, docente, gestor cultural y curador. Su trabajo se desarrolla en las áreas de lengua, literatura, fronteras, arte, política y cultura. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, Capítulo Paraguay, y de los colectivos Ediciones de la Ura y Red de Conceptualismos del Sur.

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