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Cultura

Un responso poético a la patria fallecida

Victorio Suárez y la portada de su poemario. Cortesía

Victorio Suárez y la portada de su poemario. Cortesía

Connotado integrante de la famosa Generación del 80, Victorio Suárez reaparece en la palestra literaria con Funeral de la patria, libro integrante de la colección “Académicos” de la Academia Paraguaya de la Lengua Española, publicado por la Editorial Rosalba en el año 2021. En sus 99 poemas, que transitan temas relacionados con la justicia social y la protesta política, tienen cabida también las dudas, incertidumbres, los reflejos de lo inhumano del ser, los desencantos, entre otros afluentes temáticos. Nuestro poeta explora la lírica social en medio del desasosiego constante que vive Paraguay hoy en día (y también en numerosas historias de su pasado histórico). En su libro, Suárez expresa un grito a la formación de una nación en la que todavía confía, un pensamiento impredecible, regido por los deseos de libertad y orden.

El autor ha logrado fortalecer su mano poética en medio de la férrea dictadura stronista. Su escritura ávida supo, asimismo, cultivar el oficio periodístico en varios medios de prensa, alzando siempre su voz de protesta ante un Paraguay que se desmoronaba en medio del conflicto político y social. Se puede decir que su voz levantada es una poética constante y en pie de lucha que recopila la memoria histórica paraguaya y cumple a cabalidad lo que se gestó poco a poco en medio de las prisiones como objetos de conciencia. Y como símbolo también de esa lucha, se añade el hecho de que el trabajo de escritura del libro fue atravesado por la pandemia atroz del coronavirus y por un accidente cerebrovascular padecido por el autor. Fiel a su oficio, Victorio V. Suárez ha sabido superponerse a esos problemas y pudo dar conclusión a un libro de granítica solvencia poética, una obra que, a pesar de los temas que enfoca, no cae jamás en lo panfletario, pues la poesía encerrada en sus páginas siempre consigue hacer flotar por encima de la patria yerta, sin contagiarse del pestilente aroma de la descomposición.

Funeral de la patria encierra un panorama de luchas intestinas en la formación de la nación, con avistamientos de la deshumanización social en medio de “los cadáveres mutilados, las mujeres violadas, los ancianos petrificados” (poema “Patria”) en el cual Paraguay se ha visto abocado. Sus poemas subsiguientes titulados “Deceso”, “Patria”, “Destrucción”, “Infeliz”, “Negado”, “Desolación”, “Degüello”, “Escatológico”, “País”, “Verdugos”, “Defecada”, “Mohos”, “Mafia”, “Sanguijuelas”, entre otros, muestran las bajezas del puño opresor para convertirse así en condenación eterna. Lo anterior refleja la profundidad de su pensamiento y como bien dice su poema “Condenados”: “El dolor de la patria me invade”, deseando que Paraguay rompa las cadenas del olvido y la ignorancia inacabable.

La voz poética de Funeral de la patria posee un poderoso artefacto artístico y literario en el que arroja luz sobre las injusticias sociales de los gobiernos de turno. Enmarcada en el género de poesía social, esta desafiante obra emerge en medio de las inconformidades de la vida y sirve como instrumento y voz para las clases marginalizadas y desmembradas de la sociedad. A través del simbolismo, las alegorías y la sátira, Funeral de la patria provoca el pensamiento crítico en una sociedad que muchas veces ha permanecido en mutismos convenientes, en una patria totalitaria y castradora de un libre pensamiento ante el cual la voz poética reacciona: “Los gobernantes corruptos se fortifican y entre las lágrimas nacen las ganas de atravesarles una cuchilla en el cuello” (poema “Quiero”). Se nota aquí el reflejo del cansancio del pueblo por observar mejorías sociales que no llegan nunca y cuya ausencia acarrean desesperación y falta de esperanza.

Indudablemente, la dictadura de Stroessner (1954-1989) asesinó y masacró físicamente a muchos civiles con su bota militar e implacable, pero no exterminó el pensamiento de libertad de muchos paraguayos. A pesar de la violencia y la agresión contra el pueblo, la misma dictadura, a pesar de ella misma, parió voces latinoamericanas firmes y libres, caracterizadas por sentimientos de construcción de nación. Una de esas voces es la de Victorio Suárez, autor que, en medio de tiempos difíciles, engendró literatura, pues —como él mismo dice en una entrevista periodística—: “Mientras el ser humano exista como tal, la poesía también existirá. De ahí que su futuro sea el mismo que tiene la humanidad” (Abc, 18 de mayo, 2013).

Por ello, ni la desesperación, ni la dictadura, ni tiempos difíciles, ni siquiera los pyrague que constantemente veían con sospecha la labor de los poetas durante la prolongada noche stronista, pudieron apagar la belleza literaria que nos ha incubado Victorio Suárez para volcarla posteriormente en este su Funeral de la patria, una obra que señala la madurez poética que se alcanza tan solo con el oficio sostenido, con la disciplina que pule el talento. Funeral de la patria es la consolidación incontestable de una muy sólida trayectoria en el panorama de las letras paraguayas.

 

Poema

Deceso

El páramo enfermo
se fue muriendo
de puro abandono.
Nadie se dio cuenta
de su última agonía.
Pero sucumbió
y la muerte tragó
la luz del caminante.
Un rastro efímero
queda como algo extraño
en la cartografía.
Cuesta creer
que se cumplió la profecía
de aquel que murió
en Cerro Corá
con una espada en la mano
y una bala en la sien.

 

* Alexander Steffanell es crítico literario y catedrático de la Lee University (Tennessee, Estados Unidos).

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