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Cultura

Presencia y ausencia de “la española de América”. Josefina Plá y la cerámica (II)

José Laterza Parodi, retrato de Josefina Plá. Museo Julián de la Herrería. Cortesía

José Laterza Parodi, retrato de Josefina Plá. Museo Julián de la Herrería. Cortesía

POR María Blanco Conde *
Desde Madrid

 Desde 1940 hasta 1947, Paraguay –que había disfrutado de una etapa liberal (1904-1940)– sufre la dictadura de Higinio Morínigo, que desemboca en un periodo de máxima crudeza con la Guerra Civil de 1947 y el exilio de buena parte de sus amigos intelectuales. Por si no fuese suficiente, la represión social perduró a lo largo de otros cuarenta años, ya que Josefina Plá vivió buena parte de su vida bajo la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989). Con su llegada al poder, la política exterior cambiaría de rumbo tratando de encontrar una nueva ruta comercial. [1] Argentina hasta entonces había sido el agente externo dominante, pero a partir de 1954 se intensifican las relaciones con Brasil y se impone culturalmente a la Argentina con la creación de nuevos museos y bienales de arte en las que participó en numerosas ocasiones y formó parte del jurado.

Josefina Plá y José Laterza Parodi.

Josefina Plá y José Laterza Parodi. Colección Museo Julián de la Herrería. Cortesía CCEJS.

A partir de su reinicio como ceramista, como docente y como creadora, surgieron sus primeras exposiciones en diferentes salas de Asunción desde 1947, en las cuales, según publica uno de los diarios de la época, regresaba a los temas nativos aplicando la geometría. Asimismo, la relación con otros artistas plásticos fue creciendo a partir de la década de los 50, cuando la ceramista se convierte también en crítica de arte.

José Laterza Parodi y Josefina Pla.

José Laterza Parodi y Josefina Plá. Elaboración de un mural para el Teatro Municipal, 1964. Archivo Plá. Cortesía

En un ensayo sobre Josefina, Adriana Almada [2] señalaba que Plá se había dedicado a reflexionar sobre la obra de otros artistas y también sobre el ambiente cultural de Paraguay a principios de los años 50, y recogía palabras de la propia escritora:

[…] “El arte nacional no se hace sentir en el exterior, exceptuada sea la cerámica. Tampoco recibe aportes significativos del exterior: los artistas que durante ese medio siglo visitan al país, nada nuevo traen a él: se trata de artistas desplazados de su medio por uno u otro motivo—con rara excepción, inadaptados cronológicos, rezagados académicos, refugiados de guerra—y cuyo bagaje no rebasa conceptiva ni plásticamente el nivel local, en los más de los casos es inclusive inferior” […]

Uno de los casos excepcionales que escapan a esa crítica fue João Rossi (Brasil, 1925-2000), quien llegó a Asunción en 1950, año en que se crea el Centro de Artistas Plásticos, del cual será el secretario. Por aquel tiempo era un joven artista brasileño autodidacta que sintetizaba en su obra dos conceptos: construcción y expresionismo. Su labor fue fecunda gracias a otra presencia clave, Josefina Plá, que complementa perfectamente a Rossi.

João Rossi, ST.

João Rossi, ST, 1973. Poligrabado, firmado y dedicado a Josefina Plá. Colección Museo Julián de la Herrería. Cortesía

En esas incursiones locales e internacionales para mostrar sus trabajos cerámicos, tanto en Río de Janeiro como en São Paulo, y más adelante en Barcelona, la acompañó, con similares planteamientos estéticos, José Laterza Parodi. En la segunda edición de la Bienal de São Paulo (1952), Paraguay participa por primera vez con la obra de estos dos artistas invitados a través de la Misión Cultural Brasileña [3].

Charles Quevedo [4] señala que esa vinculación de Josefina Plá con la Misión era muy importante, pues que en ese tiempo ella ya era una presencia notable en la cultura y pronto se convertiría en la principal promotora del grupo Arte Nuevo. Durante esta estancia en Brasil también impartió una serie de charlas radiofónicas para dar a conocer a los protagonistas de la cultura de Paraguay y habló sobre la cerámica paraguaya.

En el VI Salón de Arte en Río de Janeiro (1954) obtuvo el primer reconocimiento en este campo: el Diploma de Honor al Mérito. Además, podemos comprobar a través de los catálogos que en la Casa Paraguaya (Buenos Aires) tuvo lugar, a finales de noviembre de 1954, la Muestra de arte moderno paraguayo. Josefina, al mismo tiempo de exponer volvió a impartir una de las conferencias, Artes plásticas paraguayas. Las piezas aparecen descritas como “potiches de inspiración moderna y decorado indígena” y “cacharritos típicos con decoración indígena (cuerda seca)”.

Olga Blinder, El legado

El legado, exposición temporal dedicada a Olga Blinder. CAV/Museo del Barro. Cortesía

Poco antes de fallecer, Josefina Plá escribió:

[…] “El caso es que, con ese breve caudal de motivos, me metí por 1954 a decorar cacharros y platos de tamaños diversos, con engobe, esgrafiados. Agradaron. El éxito me llevó en algún caso a ampliar el repertorio de motivos con diseños geométricos guaraníticos o inclusive a hacer de la fauna no autóctona elementos para la composición. Y más tarde ‘apoyar’ ésta en el ámbito del mestizaje, con figuras de vendedoras, labradores, camponeses y camponesas tomando mate, etc.” [5]

El grupo Arte Nuevo nunca tuvo un estatuto ni reglamento, no tenía reuniones fijas. Uno de los biógrafos de Josefina, Armando Almada Roche, recoge en su libro sus palabras: [6]

“En el título de esa exposición Primera Semana de Arte Moderno Paraguayo había quizá un eco románticamente desprendido de la famosa del Brasil de 1922, treinta y dos años antes; aunque, naturalmente, el título era difícil de cambiar. Sin embargo, habría sido completamente inútil buscar en esa muestra las audacias de la brasileña. Los atrevimientos de nuestros primeros artistas eran bastantes morigerados. Ni podía pedírseles más. Al buscar la contemporaneidad, el arte paraguayo no podía hacerlo prescindiendo, en un salto abismal, de cincuenta años de modernidad plástica universal”.

Lo cierto es que estas reuniones fueron frecuentes, por amistad, por afinidad plástica. El punto de partida se dio en el mes de julio, cuando expusieron en los locales comerciales de la calle Palma pero, a partir de entonces, se siguieron reuniendo primero en el recién estrenado Café Capri –donde expuso por primera vez otra gran artista asuncena que llegaba por entonces a Asunción procedente de Buenos Aires, Laura Márquez (1929-2021), inmersa en pintar temas ligados a la corriente geométrica abstracta–, y luego, por razones de falta de espacio y buscando mayor intimidad, las reuniones pasaron a celebrarse en casa de Lilí del Mónico, donde el grupo era numeroso. Incluso, acudían diplomáticos españoles que ayudaron a Josefina en la recuperación de las piezas de Julián de la Herrería que habían quedado en depósito en Valencia cuando ella regresó al Paraguay.  El embajador de España, Ernesto Giménez Caballero, y Carlos Fernández Shaw, agregado a la misma embajada, se ocuparon de llevar a cabo algunas gestiones. Aquellas reuniones tan variopintas se prolongaron casi hasta el final de la década.

En 1955-1956 Josefina disfrutó de una beca del Instituto de Cultura Hispánica, que le permitió viajar con su hijo Ariel (Asunción, 1940) a Valencia unos meses. Tras la visita al Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias “González Martí” de esa ciudad y la entrega del resguardo del depósito consiguió, con la ayuda del diplomático Carlos Fernández Shaw, a finales de 1956, la ansiada vuelta de las piezas, salvo algunas donadas por Josefina en agradecimiento [7]. Con esa devolución [8] y la creación de un museo que llevaría desde entonces su nombre, el rememorar su contribución al arte paraguayo a través de sus piezas y los homenajes que organizó Josefina  fueron constantes. Al año siguiente, en julio de 1957, cuando se cumplió el 20º aniversario de la muerte del ceramista, tuvo lugar una gran retrospectiva en las salas del Archivo Nacional.

Por esta misma época, Josefina acudió a presentar sus piezas en Barcelona con Laterza Parodi, patrocinada por el Grupo Hispanoamericano (Escuela de Adriano). Algunas de ellas, en general de pequeño tamaño, se conservan en la colección del museo, decoradas con motivos geométricos, abstractos, e inspirados en diseños textiles guaraníes, sin conocer la fecha exacta tuvo lugar en 1956 y es frecuente encontrar por esta época piezas con reflejo metálico; lozas, sin duda, fabricadas y cocidas en España en un horno de reflejo ya que posteriormente regresará a la policromía y al uso del engobe.

Josefina Pla cerámica

Josefina Plá. Detalle de sus piezas cerámicas en la exposición de Barcelona, 1956. Cortesía

Otro punto álgido en su carrera como ceramista ocurrió en el último trimestre de 1957 en la IV Bienal de São Paulo [9]. Compartió con Laterza Parodi el Premio ARNO, uno de los patrocinadores del certamen, al que acudieron ese año 43 países, casi 600 artistas y se presentaron 3.800 obras. Distribuidos en tres plantas del Pabellón de las Industrias en el segundo piso, el stand 31 estaba dedicado a Paraguay, allí expusieron una de sus piezas ganadoras, Ritmo guaraní, que se conserva y se expone actualmente en el museo. Formó parte del jurado en las tres siguientes convocatorias.

Josefina Plá-José Laterza Parodi

Catálogo de la exposición de Josefina Plá-José Laterza Parodi, São Paulo, 1957. Fondos documentales de la colección Museo Julián de la Herrería © María Blanco Conde

El catálogo que se editó nos permite conocer el número de piezas presentadas: un total de treinta bajo el título general de Ritmos indígenas; en el díptico también se indica que la muestra se realizó gracias a la ayuda de la Misión Cultural Brasileña de Asunción. Es que, como dice Charles Quevedo, “desde mediados de 1950 a principios de 1960, la producción plástica paraguaya, marcada por la inercia y el aislamiento crónico, experimentará un inusitado proceso de renovación y de inserción en los nuevos circuitos artísticos regionales” [10]. Asimismo, Quevedo señala que “las estrategias de aproximación al Paraguay impulsadas por la Misión Cultural Brasileña, en el marco de una disputa por la hegemonía con la Argentina, y el giro de la política exterior paraguaya en la búsqueda de una salida al Este, con Stroessner, crearon coyunturalmente un marco favorable para la afirmación e inscripción de la plástica moderna paraguaya en el ámbito regional” [11].

Josefina y Laterza Parodi, como principales integrantes del grupo Arte Nuevo, se verán beneficiados en este proceso de renovación de las artes plásticas. Precisamente, ese estrecho contacto con la Misión Cultural Brasileña hizo que Josefina conociera al artista brasileño Livio Abramo (Araraquara, Brasil, 1903 – Asunción, 1992) quien, a su llegada a Asunción, en 1956 [12], organizó un taller de grabado en la Misión  [13] con el nombre “Julián de la Herrería”. Livio ya era un experimentado grabador que había trabajado en el Atelier 17 del artista británico Stanley William Hayter (1901-1988). Fue a través de Josefina Plá, que celebraba frecuentemente tertulias literarias y artísticas en su domicilio, que la obra de Julián de la Herrería siempre estuvo presente.

La actividad didáctica de Abramo contribuyó a que, desde los años 60, la técnica del grabado se desarrollara con gran fuerza en Paraguay, sobre todo la xilografía, por sus contrastes de blancos y negros en la cual el trabajo con la gubia potenció la expresividad conductora de un nuevo lenguaje llevado a cabo por muchísimos artistas.

Al llegar a la década de los 60, Josefina se sigue comprometiendo con impulsar más actividades que enriquezcan el ámbito artístico. Así, en 1962 consigue incluir a Paraguay en la Asociación Internacional de Críticos de Arte [14], de cuya sección paraguaya será presidenta hasta el final de sus días. También fue miembro de la Academia Internacional de la Cerámica [15] y a lo largo de su carrera recibió varios premios.

En noviembre de 2021 una nueva entrevista con Ariel Plá sirvió para seguir despejando dudas acerca de su faceta de ceramista. Según su opinión, la última producción de piezas fue en torno a 1963-1964, con su serie dedicada a los motivos payaguá esgrafiados sobre engobes. Esa recuperación de los temas de los antiguos canoeros representa su vivencia paraguaya. Los esgrafiados pueden ser monocromáticos, bicolores o multicolores. Aparentemente, parecen crónicas de paisajes paraguayos, pero Josefina una vez más nos está relatando la historia de Paraguay a través de la terracota, un cuento poblado de habitantes extraños para los forasteros, narrado a través de surcos en la arcilla todavía húmeda recorrida por palmeras, serpientes, peces, jaguares… En definitiva, un mundo que desapareció hace tiempo y que Josefina recuperó y que ha materializado sobre el barro para que lo disfrutemos e imaginemos ese paraíso perdido.

 

Notas

[1] Quevedo, C. (2018). “La travesía de Livio Abramo. Arte, militancia y exilio”, en Carlos Aníbal Peris Castiglioni, Paraguay: Capítulos de Prosopografía Social. Asunción: Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica (CEADUC). Biblioteca Estudios Paraguayos. Vol. 120.

[2] Almada, A. (2016). “Josefina Plá y la emergencia de la crítica de arte en el Paraguay”, en Josefina. Cuadernos Salazar 4. Asunción: CCEJS, pp. 92-93.

[3] Entre 1941 y 1944 la Misión Cultural Brasileña constituye, con la de Montevideo (1940), la más antigua en este tipo de organismos presentes en Paraguay. Por esta época, los principales espacios culturales de la capital eran el Centro de Artistas Plásticos del Paraguay (CAPP) y la Asociación de Amigos del Arte, además del Centro Cultural Paraguayo-Americano y la Casa Argentina.

[4] Quevedo, C. (2018). Op. cit., p.128.

[5] Plá, J. (14-01-1999).  “La última ofrenda payaguá”. Última Hora. Suplemento Semanal. Asunción.

[6] Almada Roche, A. (2011). Josefina Plá. Una voz singular. Asunción: Ed. Grupo Atlas, p. 218.

[7] A través de la Red Digital de Colecciones de Museos de España puede consultarse la catalogación de esas 13 piezas que se conservan en el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias “González Martí” (Valencia). (N.º Inv. CE1/02796- CE1/02830) en http://ceres.mcu.es/pages/Main

[8] En principio, la obra se depositó en São Paulo, pero la noticia de que poco a poco las piezas estaban desapareciendo en la Embajada hizo que se enviaran sin más dilación a Asunción.

[9] IV Bienal de São Paulo, 22 de septiembre al 30 de diciembre de 1957. Museu de Arte Moderna de São Paulo.  El gran premio de la Bienal ese año recayó en Giorgio Morandi, la selección partía del Centro de Artistas Plásticos del Paraguay. Estados Unidos era el país que contaba con mayor espacio para sus obras. El gran ganador por parte de los enviados por España fue Oteiza, entre otros, comisario de la muestra, Luis González Robles, quien ya conocía a Josefina Plá.

[10] Quevedo, C. (2013). “La Misión Cultural Brasileña y el grupo Arte Nuevo: Disputas regionales por la hegemonía cultural e inscripción de la modernidad artística paraguaya”. DRAFT. Bogotá: Seminario.

[11] Ibídem.

[12] El 5 de septiembre de 1956 en Asunción creó un taller de grabado llamado “Julián de la Herrería”. El artista terminó desarrollando todas sus actividades en Asunción hasta su fallecimiento en 1992. Obtuvo en la II Bienal de São Paulo (1953) el premio al mejor grabador nacional con la serie Río.

[13] Lo componían Alba Bernie, Margarita Bernie, Olga Blinder, Dolly Fleitas, Estela Gadea, Raúl de Laforet, Maximina Ramírez, Óscar Recalde, Jacinto Rivero, Lotte Schulz y M. Solano López.

[14] La Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA) fue creada tras la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de preservar y difundir la labor de críticos que habían sido perseguidos por el nazismo. Es una organización no gubernamental nacida bajo el patrocinio de la Unesco, y con sede central en París.

[15] La Academia Internacional de la Cerámica (AIC) es una asociación creada en 1958 para representar los intereses de los ceramistas de todo el mundo. Vinculada a la Unesco, originalmente con carácter consultivo, en 2001 pasó a ser socio oficial de su sector cultural.

 

* María Blanco Conde es curadora de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID, Madrid) y profesora de tasación y catalogación de obras de arte (Universidad Antonio de Nebrija, Madrid). Es autora de la museografía de la Colección Museo Julián de la Herrería, Centro Cultural de España Juan de Salazar, Asunción.

1 Comment

1 Comentario

  1. Mara Villalba

    16 de enero de 2023 at 01:23

    Espectacular reconto de las obras de Josefina Pla. Gracias Maria.

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