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Cultura

Porvenir. Vida común a destiempo

Con este título acaba de ser habilitada en el CAV/Museo del Barro esta muestra que recoge los modos en que sectores populares disputan los sentidos de lo macropolítico. La exposición, con obras de David Amado, Sonia Moura, Leo Arian, Nicolás Granada, Belén Rodríguez y Alfonso Sosa, también se pregunta por modos de lo micropolítico que se abren en la esfera tanto de lo íntimo como de lo compartido.

Vista de sala. Cortesía

Vista de sala. Cortesía

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Se hace de la expectativa una mezcla de aspiraciones íntimas y sueños comunes, y algo que ambos momentos comparten es su cifra de tiempo, puesto que, para una voluntad activa, en el futuro se aloja la máxima potencialidad de un ideal. Trabajar para alcanzar el futuro implica, pues, el establecimiento de garantías sostenibles para las formas que debería asumir la vida en relación con el deseo –privado, colectivo.

Pero este trabajo y el deseo que lo moviliza pueden enfrentarse al obstáculo de una interrupción: un deseo contradictorio, una arquitectura poderosa que constriñe la expectativa diferente en tanto esta se aleja de las formas dictadas y dominantes y que impulsa mecanismos correctivos. Y esto es experimentado como un golpe.

Impacto desestabilizador y desintegrador, el golpe desordena también el tiempo, y mancilla la posibilidad del porvenir. El tiempo bueno es reemplazado por un tiempo árido que demanda una reorganización de la vida, que asume, en respuesta, formas que la sostengan en los márgenes de lo posible y lo soñado.

Preocupaciones contemporáneas sobre el presente y el futuro de lo político giran en torno a aspectos macropolíticos que incluyen las protestas sociales, hasta momentos micropolíticos que disputan el sentido en las fronteras de lo íntimo. Pero los límites entre uno y otro ámbito pueden volverse difusos, y las imaginaciones del porvenir habitan territorios cada vez más comunes en que lo particular se inscribe en lo compartido.

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Ocurridos hace diez años, la masacre de Curuguaty y el golpe de Estado de 2012 supusieron un momento de articulación histórica de las resistencias ciudadanas en Paraguay contra funciones de poder que entonces recuperaban una posición de centralidad en la esfera política pública. Individualidades provenientes del ámbito corporativo, sectores conservadores, sujetos ligados al crimen organizado o la tradición partidista de derechas convergían en una apuesta por manipular y tomar los poderes del Estado.

Una singularidad –aunque no excepcional– de dichas resistencias movilizadas había radicado acaso en su tendencia a apelar a registros poéticos para enunciar zonas conflictivas de lo común macropolítico sometido a la interrupción del golpe. Esto apareció en distintos registros: al nivel de la expresividad ciudadana activista; pero también en el lenguaje de las artes visuales que, como pocas veces se ha visto en Paraguay, generó una conversación sostenida y compleja sobre este episodio. El primer resultado de esta deriva fue la puesta en duda de la narrativa dominante y criminalizante de las luchas sociales, y el énfasis en la asunción de los acontecimientos en torno a la masacre en clave de interrogante.

Tomado el poder del Estado por la vía electoral, de pronto el Paraguay ingresó en una fecha sin futuros aparentes. Tanto la posibilidad de programas de infraestructura pública fue robada a la ciudadanía, como el endeudamiento y el impulso de legislación constrictora de derechos sociales configura un modelo judicial que persigue y criminaliza a campesinos, indígenas y estudiantes, cuyas vidas también se encuentran en situación de vulnerabilidad.

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Pasados los golpes, pasadas las fechas de los acontecimientos políticos históricos devenidos hitos, el trabajo por alcanzar el futuro de la política puede requerir una reorganización de potencias, de modo que sujetos y colectivos sean capaces de reagrupar la vitalidad desactivada. Asimismo, se hace necesario identificar modos de responder con más vehemencia a los mecanismos del poder que restringen la posibilidad de formas imaginativas a las que pensamientos y prácticas disidentes aspiran.

A diez años de la masacre de Curuguaty y el golpe de Estado de 2012, los hilos invisibles de una administración policíaca de lo común que empezaban a entramarse contra la voluntad y el sueño populares comparecen ya con todos sus colores y su amenaza. Se trata, pues, de un continuismo en formas de hacer política que obliteran el derecho a la diferencia y configuran un programa de paisaje sociocultural homogeneizante y estéril.

Nicolás Granada, Sin título, 2015-2021. Intervenciones en el espacio público. Cortesía

Nicolás Granada. Sin título, 2015-2021. Fotografía de intervención en el espacio público. Cortesía

El giro que asume la temporalidad en Paraguay en los últimos diez años supone una expropiación del futuro, al menos bajo una de sus formas. Promesas de restitución ante el trauma de la deportación interna, de reparación ante los filos de la tortura y la desaparición, promesas del sueño al derecho de habitar territorios lingüísticos propios o construir imaginativamente con los lenguajes de la cultura diferente son empujadas a un horizonte incierto, disputado cada vez más por los programas corporativos y extractivistas de los capitales privados cuyas formas neoliberales coinciden con e instrumentalizan una persistencia fascista contemporánea que cobra popularidad local, regional y globalmente.

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Frente a este panorama en que el sueño transita cada vez más el lugar de un imposible, imágenes de la resistencia que conforman un paisaje común, de lenguajes que convergen en distintos niveles pese a sus especificidades, pulsan por llamar el futuro donde el tiempo, se ha dicho, ya no es, se ha disuelto.

Los códigos tradicionales de las manifestaciones campesinas e indígenas siguen constituyendo un repertorio movilizador e interpelante, que asume, a través de la reproducción en línea, un potencial amplificador. En el contexto de la barbarie de los desalojos, los medios tecnológicos de información posibilitan el establecimiento de canales de comunicación con las resistencias ciudadanas y la generación de empatía. En ese sentido, miradas fotográficas abordan con sensibilidad los gestos de las marchas, de las movilizaciones y la represión: se trata, pues, de una mirada solidaria y de conmiseración que opera una traducción de modo a tornar sensible el acontecimiento.

Las redes sociales se han vuelto un canal para la divulgación de interpretaciones fotográficas de las resistencias populares en las que, en ocasiones, expresiones tradicionales aparecen resignificadas o donde nuevas formas irrumpen de forma irreverente. Pero en estos canales, la ilustración también se ha vuelto un modo de interpretación que apela a tornar sensibles y duraderas imágenes destinadas a la obsolescencia de lo efímero.

Formas de resistencia contra el poder político, religioso, mediático, machista y patriarcal se asientan, en cierta medida, en la posibilidad de enunciación del abuso acallado. La palabra amplificada y recontextualizada no solo torna visible y audible el trauma, sino que se instituye en respuesta contra-narrativa en contextos en que la autoridad, para instalar relatos, está capturada por los propios abusadores.

Interpretar el presente de los extractivismos neoliberales requiere pensar desde un lugar desplazado del antropocentrismo. Si bien estas prácticas poseen efectos sobre la vida humana  –especialmente sobre las culturas diferentes cuyas condiciones de posibilidad se encuentran hoy dramáticamente amenazadas– el contexto del deterioro ambiental y del cambio climático requiere ser discutido desde una posición que considere lo humano, no en articulación con la naturaleza, sino desde la naturaleza. Activismos ciudadanos, campesinos e indígenas están construyendo consciencia sobre este aspecto, y se han movilizado en la defensa de la naturaleza con un enfoque ecológico crítico.

Menos audibles que el testimonio de la protesta civil, los ámbitos de lo íntimo en el Paraguay deben asumir el esfuerzo doble de inscribir la voluntad, el sueño, el deseo y la diferencia en un complejo que implica la experiencia de la propia vitalidad frente a los aparatos de un espacio común en que los sentidos son disputados de forma asimétrica. Las disidencias sexogenéricas en Paraguay comparten parcialmente territorios con las luchas feministas y comienzan a perforar un cerco mediático de modo a establecer a instituirse en agentes de habla con autonomía.

Esta exposición exhibe distintas formas visuales, discursivas y poéticas que levantan preguntas en torno a los estatutos contemporáneos de la expresión de lo político en el Paraguay, así como las imaginaciones de lo íntimo y lo común que se cifran en la experiencia del tiempo vivido y soñado.

Obras

Desde hace algunos años, Nicolás Granada viene registrando –con enfoque situacional– escenas callejeras en las que convergen el absurdo y el dramatismo de las cosas que, por contigüidad, proponen metáforas.

Las fotografías de manifestaciones e intervenciones callejeras son recuperadas por Granada con el mismo sentido de oportunidad, y plantean la posibilidad de inscribir narrativa y poéticamente el acontecimiento.

Nicolás Granada, Sin título, 2015-2021. Manifestaciones en el espacio público. Cortesía

Nicolás Granada. Sin título, 2015-2021. Manifestaciones en el espacio público. Cortesía

El problema del cambio climático planteado por activismos ecologistas constituye un aspecto nuclear en la reformulación contemporánea de las arquitecturas macropolíticas, y se inscribe en la esfera pública como demanda crítica a partir del derecho a la vida en un entorno saludable. Rodríguez señala efectos del modelo productivo dominante en Paraguay: los restos del extractivismo neoliberal; la biodiversidad y las culturas diferentes sometidas a una desintegración.

Belén Rodríguez, 2021. Sin título. Videoinstalación. Proyección sobre lona vinílica y cenizas, 2021. Cortesía

Belén Rodríguez. Sin título, 2021. Videoinstalación. Proyección sobre lona vinílica y cenizas. Cortesía

Esta serie de dibujos del artista Arian procede de una sostenida reflexión en torno a nociones de identidad, desobediencia y el ejercicio de una agencia creativa de la propia imagen. Habitualmente desplazados de las agendas políticas tradicionales, aspectos de lo micropolítico que afectan la configuración del inconsciente y que atraviesan los afectos, el cuerpo y lo íntimo trazan sus propias derivas de problematización y articulación crítica, que en ocasiones encuentra en el arte un campo de inscripción.

Leo Arian. Carcaza; No, voy a; Armas son, 2019. Grafito sobre entretela. Colección Galería Espacio Fuga. Cortesía 

Leo Arian. Carcaza; No, voy a; Armas son, 2019. Grafito sobre entretela. Colección Galería Espacio Fuga. Cortesía

David Amado realiza intervenciones textuales en el espacio público. Sus acciones son coyunturales, como respuesta discursos proferidos y divulgados que, exhibidos en otro contexto, resultan en una amplificación crítica y cuestionadora. Los presentes pasacalles participan de esta preocupación del artista. Concluida la exposición, serán instalados en la calle. Una de las piezas exhibidas, titulada Telepasado, fue realizada en esténcil sobre plastillera, en conjunto con Sonia Moura.

David Amado. Perdimos la memoria; Baline de goma; “Te falta hombre”; No es galanteo es acoso, 2022. Pasacalles. Cortesía

David Amado. Perdimos la memoria; Baline de goma; “Te falta hombre”; No es galanteo es acoso, 2022. Pasacalles. Cortesía

Tecnologías de información permiten la puesta en circulación de imágenes de factura propia, en ocasiones capaces de contestar aquellas que proceden de fábricas corporativas, alineadas a las narrativas conservadoras. Dispositivos y plataformas en línea generan una profusión de imágenes condenadas al olvido, pero a veces algunas destacan por su carácter icónico, y son capaces de invocar, aun momentáneamente, las fuerzas vitales de una comunidad.

Anónimo. Sin título. Fotografía viral de un indígena Aché durante manifestaciones contra la Ley Zavala/Riera, septiembre 2021. Se busca al autor de la fotografía.

Anónimo. Fotografía viral de un indígena Aché durante manifestaciones contra la Ley Zavala/Riera, 2021. Se busca al autor de la fotografía

@losdibujosdesosa es un perfil en el que Alfonso Sosa publica pinturas digitales, dibujos y pinturas al óleo. Quizás sus preocupaciones estéticas, reflejadas en sus ilustraciones, procedan de una disposición a encarar con emotividad un ejercicio de relectura de la realidad. En sus piezas, lo íntimo y lo anecdótico subjetivo se inscriben paulatinamente en una escena más amplia, disputada por sentidos comunes. La ironía irrumpe para recontextualizar satíricamente las posiciones dominantes de poder.

Alfonso Sosa, Sin título, 2020-2022. Ilustraciones digitales. Cortesía

Alfonso Sosa. Sin título, 2020-2022. Ilustración digital. Cortesía

 

Nota de edición: La muestra Porvenir. Vida común a destiempo permanecerá habilitada los meses de julio y agosto en la sala Olga Blinder del Centro de Artes Visuales/Museo del Barro (Grabadores del Cabichuí 2715, entre Cañada y Emeterio Miranda, Asunción).

 

* Damián Cabrera es escritor, investigador, docente, gestor cultural y curador. Su trabajo se desarrolla en las áreas de lengua, literatura, fronteras, arte, política y cultura. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte Capítulo Paraguay, y de los colectivos Ediciones de la Ura y Red de Conceptualismos del Sur.

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