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Cultura

Alfredo M. Seiferheld: un historiador que sabía escuchar

El 3 de junio se cumplió un nuevo aniversario del fallecimiento del historiador prematuramente desaparecido, cuyos proyectos inéditos y publicados ponen de manifiesto que la extraordinaria amplitud de su actividad investigadora se conjugó con una notoria unidad temática de fondo: la historia política del Paraguay contemporáneo, desde múltiples formatos y perspectivas de trabajo. Este artículo reseña brevemente su vida y recorre su producción intelectual.

Alfredo Seiferheld. Cortesía

Alfredo Seiferheld. Cortesía

Existe todavía un largo camino hasta llegar a calibrar, en profundidad, la obra y el legado intelectual de Alfredo M. Seiferheld (1950-1988). Para quienes tenemos la pretensión de conocer mejor su producción historiográfica y la perdurabilidad de su interpretación del pasado, ya es un estímulo el hecho de que siendo aún muy joven obtuviese el doctorado en historia por la Universidad Nacional de Asunción (1986) y que fuese designado miembro de número de la Academia Paraguaya de la Historia (1983), como testimonios de su empeño por la profesionalización y la institucionalización de la práctica de la historia. Pero hay un segundo motivo, de carácter personal, más cercano. En enero de 1988, Alfredo Seiferheld obsequió a la médica que seguía la evolución de su delicado estado de salud su obra Nazismo y fascismo en el Paraguay, en cuyo primer tomo estampó la siguiente dedicatoria: “Podemos pensar de diferente manera, pero los conceptos de bondad, justicia, amor y caridad son comunes para todos los que anhelan el bien. Estos libros son un relato del período más oscuro del hombre en este siglo y están dedicados a Marcia Melo Martins con muy especial simpatía y afecto de amigo”. El escrito parece condensar dos rasgos de su personalidad intelectual: su vocación de diálogo, de la que había dado pruebas en las prolongadas conversaciones que mantuviera con la médica acerca de sus respectivas ideas religiosas y del influjo de estas en la vida profesional y, en particular, sobre su postura respecto a la penetración del nazismo y del fascismo que, entendía, habían moldeado la vida política paraguaya desde los años treinta del siglo veinte. La dedicatoria mantiene su valor más de treinta años después como prueba de su talante como historiador, sobre el que invitamos a profundizar en ocasión de un nuevo aniversario de su muerte.

I

Alfredo Seiferheld se definió alguna vez como “un paraguayo educado durante el stronismo”. Con esa expresión parecía aludir no únicamente al régimen político bajo el que creció, sino también al historiador ante su tiempo, a cómo afrontó los acontecimientos y cómo se esforzó por influir en ellos. Para no remontarnos demasiado, hemos de recordar que, desde mediados de la década del treinta y hasta finales de la del ochenta, el Paraguay fue dirigido de manera casi ininterrumpida por gobiernos autoritarios con preponderante influencia militar. En el poder desde 1947-1948, el Partido Colorado se constituyó en uno de los tres pilares, con el aparato del Estado y las Fuerzas Armadas, en que se sustentó el gobierno del general Stroessner (1954-1989), en el que la historia se constituyó en un elemento esencial del sistema de encuadre político. La obra y las ideas del historiador Juan E. O’Leary fueron la principal fuente para una lectura del pasado de cuño nacionalista que hizo de la Guerra contra la Triple Alianza el epicentro de la cultura histórica del stronismo. Según ese autor, las maquinaciones del Imperio del Brasil y la complicidad del gobierno argentino de Bartolomé Mitre fueron responsables de haber llevado al Paraguay a una tremenda guerra en cuyo transcurso el “pueblo paraguayo” había sido “exterminado” luego de haberse sacrificado siguiendo a un jefe excepcional, el mariscal Francisco Solano López.

Las celebraciones que rodearon a conmemoraciones como el Día de los Mártires de la Patria (1º de marzo), el Centenario de la Guerra contra la Triple Alianza (1964-1970) y el Sesquicentenario del nacimiento del mariscal Francisco Solano López (1976) develan las orientaciones y preferencias que el gobierno mantuvo respecto al pasado histórico. De hecho, pocos meses después de haber sido investido presidente de la República, Alfredo Stroessner aprovechó las celebraciones organizadas para la fiesta nacional del 1° de marzo de 1955, “Día de los Mártires de la Patria”, en recordación de la fecha de la muerte de Francisco Solano López en Cerro Corá en1870, para inaugurar en el centro histórico de Asunción un monumento que rendía homenaje a O’Leary. En la misma línea, a partir de 1957, se elaboró un calendario oficial de festejos para el 3 de noviembre, cumpleaños de Stroessner convertido, al igual que Solano López, en objeto de veneración, único líder y “benefactor de la paz”. En adelante, O’Leary oficiaría de “pluma en la sombra” del presidente en ocasión de actos oficiales relacionados con efemérides patrias y recordaciones históricas.

Lo cierto es que el monopolio de la interpretación del pasado y la cultura histórica imperante bajo el régimen político de Stroessner fueron cuestionados por Alfredo Seiferheld a través de una producción histórica y periodística que divulgó entre 1975 y 1988, así como en proyectos de notable envergadura que no llegaron a ver la luz de la imprenta antes de su prematuro fallecimiento.

II

Alfredo Maximiliano Seiferheld Ruschinsky nació en Villarrica el 26 de julio de 1950. Sus padres, Berthold Seiferheld y Ruth Ruschinsky, eran inmigrantes judíos alemanes radicados desde poco tiempo antes en el país. Cursó estudios en su ciudad natal y en Asunción, egresando como bachiller en 1967, con medalla de oro, y como licenciado en Historia por la Universidad Nacional, cuatro años después, con igual distinción. Cursó estudios en la Universidad de La Sorbona, de París; y en 1986, obtuvo el doctorado en Historia en la Universidad Nacional de Asunción, con una tesis sobre Nazismo y fascismo en el Paraguay. Los años de la guerra, 1939-1945 [1].

Inquieto, curioso, metódico, laborioso, Alfredo M. Seiferheld encaminó sus afanes hacia el periodismo y la investigación histórica, dando sus primeros pasos en ambas actividades en relación con su afición por la filatelia. Con veinticinco años, en 1975, publicó su primer libro, que versó precisamente sobre Correos y sellos paraguayos. Al año siguiente, dio a luz Filatelia, afición sin barreras, y en 1980 apareció en la revista Estudios Paraguayos de la Universidad Católica de Asunción una monografía sobre Las comunicaciones postales y telegráficas en el Paraguay de la posguerra, que se difundió también en separata. En 1981 se editaron dos obras suyas de mayor aliento: El Paraguay visto a través del idioma alemán, que era, conforme al subtítulo, “un intento de bibliografía en alemán sobre el Paraguay”, y el primer volumen –y único que apareció– de su estudio sobre Los judíos en el Paraguay, en que se ocupó de la inmigración y presencia judía en nuestro país desde el siglo XVI hasta 1935.

Para entonces, era además periodista reconocido. Colaboraba con el diario ABC Color desde 1975, donde comenzó a hacerse notorio por su columna titulada Rincón Filatélico. Integró luego, de 1980 hasta la clausura de ABC Color en 1984, el equipo de editorialistas de dicho periódico.

En la revista dominical de ABC dio inicio en diciembre de 1978 a la serie de entrevistas que apareció con el título general de Cómo viven hoy, en la que recogió por más de tres años los testimonios de ex funcionarios y dirigentes políticos, jefes militares retirados, profesores universitarios y otras personalidades destacadas acerca del pasado reciente del Paraguay. Simultáneamente, daba a conocer en la misma revista artículos de divulgación sobre temas históricos y semblanzas de paraguayos notables.

También en el diario ABC, desde fines de 1981 acometió un nuevo desafío: La Guerra del Chaco Ilustrada. Siguiendo el ejemplo de Efraím Cardozo, quien en el centenario de la Guerra contra la Triple Alianza había escrito una crónica diaria de los acontecimientos que tuvieron lugar cien años antes, Seiferheld desarrolló un proyecto similar en el cincuentenario del conflicto bélico con Bolivia, cuando vivían aún muchos de los jefes y oficiales excombatientes. Adaptándose a los tiempos, los textos aparecieron con ilustraciones, realizadas por Carlos Meyer Saldívar. Sumó a la crónica, el testimonio de más de ciento veinte protagonistas, civiles y militares, hombres y mujeres, que aparecieron en paralelo en las páginas del diario, bajo el título de Recuerdos de la Guerra del Chaco.

Las entregas de La Guerra del Chaco Ilustrada comenzaron a mediados de diciembre de 1981, con la narración de la muerte del teniente Adolfo Rojas Silva, en las proximidades del fortín Sorpresa, en 1927. Siguió a esto un recuento de los antecedentes del conflicto y de los preparativos para la guerra, y desde junio de 1982 la crónica diaria de los acontecimientos de cincuenta años atrás.

Entre tanto, en 1983 Seiferheld editó dos nuevos libros. El primero, Estigarribia, veinte años de política paraguaya, escrito como réplica a las referencias al conductor militar de la Guerra del Chaco contenidas en las memorias del coronel Arturo Bray, constituye una aproximación documentada a los acontecimientos políticos de las décadas de 1920 y 1930. El segundo. Economía y petróleo en la Guerra del Chaco, fue un estudio innovador sobre aspectos generalmente poco apreciados de la conflagración.

Seiferheld fue enfocando su interés y sus estudios principalmente en el pasado reciente del Paraguay. Hasta hoy, fue quien mayores aportes originales ha hecho para el conocimiento de la historia política del siglo XX paraguayo, en el periodo que va desde la Guerra Civil de 1922 hasta los primeros años de gobierno del general Alfredo Stroessner.

Tras la clausura de ABC Color, Alfredo M. Seiferheld fundó la Editorial Histórica que, de 1985 hasta su muerte en 1988, imprimió veinticinco títulos. Bajo este sello se editaron sus dos volúmenes referentes a Nazismo y fascismo en el Paraguay, que comprendían las Vísperas de la Segunda Guerra Mundial, 1936-1939 (1985) y Los años de la guerra, 1939-1945 (1986), así como el Álbum Gráfico, Cincuentenario de la Guerra del Chaco (1985), el Álbum fotográfico del fútbol paraguayo (1986), con Pedro Servín Fabio, compilaciones documentales, y Los ecos de la prensa en 1887. Una propuesta de conciliación política (1987), elaborado con Julia Velilla Laconich, con motivo del centenario de la fundación de los partidos políticos tradicionales.

Esta intensa actividad, caracterizada por la disciplina y la dedicación, comenzó a detenerse a causa de una enfermedad que avanzó en forma progresiva e interrumpió la existencia de Alfredo M. Seiferheld el 3 de junio de 1988, antes de que alcanzara los treinta y ocho años de edad. Su excepcional trabajo historiográfico se cumplió, de tal suerte, en poco menos de diez años; fue truncado por la muerte, cuando desarrollaba ambiciosos proyectos tanto en materia editorial como en la investigación histórica.

III

Hace algunos años gozamos de la alegría y de la ansiedad que suponen, para todo historiador, las labores en el archivo. Los “papeles de trabajo” de Alfredo Seiferheld, que alberga el Museo Etnográfico Andrés Barbero, nos depararon la oportunidad de dar a conocer dos conjuntos de escritos. La primera publicación se posó en las entrevistas a figuras públicas del Paraguay del siglo veinte, que el periodista/historiador publicó en la revista dominical del diario ABC Color, de diciembre de 1978 a agosto de 1982, dentro de la serie titulada Cómo viven hoy, y que no fueron incluidas en los cuatro tomos de las Conversaciones político-militares [2]. Como parte de esa investigación, dedicamos muchas horas a escuchar los diálogos grabados en cassettes y que Alfredo dejó muy bien ordenados. Nos tomó de sorpresa la sencillez de su voz que pregunta, que anima a exponer las trayectorias públicas de sus entrevistados, y su silencio, que colabora activamente a que en la conversación se fragüe un vínculo, una complicidad que permite que el interlocutor se abra a vivencias más personales. Es un historiador que sabe escuchar, atenta y respetuosamente. Posteriormente, fue posible dar a conocer un centenar de entrevistas que realizó a protagonistas del conflicto chaqueño, civiles y militares, hombres y mujeres, que había difundido originalmente con el título general de Recuerdos de la Guerra del Chaco, también en el diario ABC Color [3].

Paco Corral, Alfredo Seiferheld, Marilyn Parini, Augusto Roa Bastos y su esposa Iris, Santiago Caballero Aquino y Alcibiades González Delvalle. Cortesía

Jesús Ruiz Nestosa, Alfredo Seiferheld, Marilyn Parini, Augusto Roa Bastos y su esposa Iris, Ricardo Caballero Aquino y Alcibiades González Delvalle. Cortesía

Los avances en/sobre el archivo personal del historiador permiten mostrar que, en efecto, además de la caudalosa producción histórica que viera la luz de la imprenta dejó, con diferentes grados de progreso, proyectos que no tuvo tiempo de concluir. Entre estos figura la compilación de las breves biografías escritas para ABC en un volumen de Semblanzas paraguayas, y la preparación de un libro acerca de las personalidades que había conocido y que le transmitieron la curiosidad por la historia del Paraguay. Pensaba titularlo Mis viejos, y dejó en la carpeta respectiva esta breve reflexión: “No tuve abuelos; quizá, inconscientemente, los reemplacé por estos viejos, mis abuelos postizos”. Pensaba comenzar el libro con “su viejo” y los excombatientes, para seguir con el padre Saubatte, Crimildo Romero, Hermógenes Rojas Silva, Gerardo Herrero Céspedes, el padre Gontaud, José Luis Nicora, Ramón Jiménez Gaona, Víctor Fracchia, Francisco Jiménez y Núñez, Albo Capurro, Francisco Brizuela, Gustavo Chacón, Benjamín Sapira, “los mejores amigos de Cómo viven hoy” –como Pampliega, Verón de Astrada, Ramos, Yegros, Ramírez–, José Atilio Migone, Heinz Goldering, Carlos Pusineri Scala, Simón Schwatzman, Juan Esteban Carrón y Modesto Villasanti.

Tampoco pudo coronar su aspiración de publicar una Historia Contemporánea del Paraguay, de 1920 en adelante [4], para la que había reunido profusa documentación. En 1983, Ediciones Napa reeditó por primera vez la Historia Contemporánea del Paraguay 1870-1920 de Gomes Freire Esteves y anunció que se encontraba en preparación un volumen correspondiente a los años 1920-1983, que constituiría una continuación y actualización de aquélla. De modo que, con ambas obras, la propuesta editorial esperaba ofrecer un compendio de la historia política del Paraguay desde la finalización de la guerra contra la Triple Alianza “hasta el presente”. En las carpetas del archivo de Alfredo Seiferheld relacionadas con este proyecto, figuran numerosos apuntes tanto manuscritos como mecanografiados, a modo de “ayuda memoria”, para la redacción de contenidos que no debían excluirse. Así, por ejemplo, bajo el título de “Libro Historia Política del Paraguay (1920-1983)” se leen referencias como las que sigue: “Empezar diciendo que 1870 marca una barrera tremendamente diferenciadora en la vida política paraguaya; poner énfasis en la escasa vocación democrática en la vida política paraguaya, puesto que ningún partido político llegó al poder por vía de las urnas (cambio de partido), y desde nuestra independencia no se conocen elecciones –solamente votaciones– en las que la oposición haya admitido los resultados como producto de la auténtica voluntad del pueblo. Decir que en 172 años de vida independiente, seis mandatorios han completado, por sí solos, 100 años de gobierno, en tanto que se reparten los restantes 72 años un total de cuarenta mandatarios. Del mismo modo, han completado sus mandatos presidenciales apenas tres presidentes civiles (todos ellos liberales) y cuatro militares (todos ellos colorados), sobre un total de casi cincuenta mandatarios con los que contara el país desde 1811. Es decir, el Partido Colorado, que ha tenido el poder por más de cincuenta años, no ha producido un solo presidente civil que haya completado un mandato presidencial constitucional”.

Otra aspiración que no pudo ver la luz de la imprenta es la titulada Muertes trágicas en la vida política del Paraguay independiente, en la que presentaría distintos casos producidos desde comienzos del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. No se trataba de una obra “propiamente de opinión”, sino de la transcripción de todos aquellos documentos que pudieran hallarse con relación a diversos casos ocurridos en la historia paraguaya. Solo excepcionalmente preveía comentar algunos de esos hechos. Dejó escrita la siguiente dedicatoria: “A la memoria de los Padres de la Patria, mártires de la dictadura francista”. A modo de índice de los contenidos, enumeró los siguientes: los próceres de Mayo (Iturbe, Yegros, Caballero, Fernando de la Mora, etcétera, tanto los ajusticiados como los muertos en prisión), San Fernando (el Obispo Palacios y otros religiosos, Benigno López, José Berges, General Barrios, el Coronel Mongelós, Pancha Garmendia), José Eduvigis Díaz, asesinatos de italianos, Francisco Solano López, Teniente Aquino, Juan Bautista Gill, Emilio Gill, General Serrano, Pascual Torres (jefe político de Tacuatí), general Ignacio Genes, Cayo Miltos, Molas, Victoriano Fleitas, Cirilo Antonio Rivarola, mayor Eduardo Vera, Blas Garay, Albino Jara, Eligio Ayala, Adriano Irala, la esposa de Juan Natalicio González, José Félix Estigarribia y señora, Leandro P. Prieto, Doroteo Grandel, Américo Villagra, Arsenio Martínez Yegros [5].

Reunió también documentos para otro trabajo denominado Cartas políticas del Paraguay de posguerra del 70, en el que se proponía seleccionar de archivos privados y públicos, de diarios, revistas y libros, piezas epistolares de actores políticos, a fin de que su publicación sirviese para arrojar luz sobre aspectos “poco claros de nuestro pasado”. De manera particular concentró esfuerzos en colectar cartas producidas en la esfera privada, las cuales, intercambiadas al ritmo de una “conversación”, contenían datos relevantes para reconstruir la historia política contemporánea.

Como se puede ver, los proyectos inéditos y los publicados ponen de manifiesto que la extraordinaria amplitud de la actividad investigadora de Alfredo Seiferheld se conjugó con una notoria unidad temática de fondo: la historia política del Paraguay contemporáneo, desde múltiples formatos y perspectivas de trabajo.

Enrique Bordenave, Alfredo Seiferheld y Jerónimo Irala Burgos. Cortesía

Enrique Bordenave, Alfredo Seiferheld y Jerónimo Irala Burgos. Cortesía

IV

Si el conocido dictum de Edward Hallett Carr: “Estudien al historiador antes de ponerse a estudiar los hechos” resulta poco discutido a la hora de estudiar los procesos de escritura de la historia, en el caso de la obra inédita de Seiferheld titulada Muertes trágicas en la vida política del Paraguay independiente adquiere un especial significado. Aunque ya se han reseñado los rasgos principales de este proyecto, parece necesario mostrar algo más, aunque sea escuetamente, de la postura íntima del autor que rodeó a su preparación.

“Dios mío, que solos se quedan los muertos”. El verso de Gustavo Adolfo Bécquer, mecanografiado por Alfredo Seiferheld, que resume todo el drama, para los que aún están, sobre quienes ya no están, encabeza los apuntes y referencias que reuniera para esa obra. A continuación, se puede leer una pequeña ficha también mecanografiada: “La muerte: Berta Finkel escribe que mientras vivan quienes nos recuerden no estamos muertos. Morimos cuando aquellos que nos recordaban también se van. Esa es nuestra muerte definitiva. Gabriel Casaccia dice que la muerte de alguien la sentimos no porque él muere en nosotros –ya que sigue viviendo en nuestro recuerdo– sino porque nosotros morimos en él para siempre”. En estas breves citas el desasosiego íntimo del historiador no parece situarse en lo inexorable de la muerte sino en el olvido; una intranquilidad que vertebra, luego, el extenso texto que preparó a modo de introducción al libro y que precisamente tituló “En torno a la muerte y el olvido”.  Quien pergeñó este trabajo, escribe Alfredo Seiferheld en los primeros párrafos, “así como los que lleguen a leerlo y todos los que no lo hagan, sin excepción alguna, habrán de morir. Si todos fuésemos conscientes de que algún día, indefectiblemente, nos tendremos que ir, el mundo sería más justo, la gente dejaría de ser ambiciosa y ayudaría a quienes los necesitan. La muerte, que casi siempre se lleva primero a los buenos y justos, lo acaba todo en vida. Solamente pensando en ella y siendo en vida más justos, el mundo que habitamos mejorará y las ambiciones cederán, quizás veamos más niños sonreír y más jóvenes vivir felices. Quizás la muerte sea menos dura cuando hayamos disfrutado en vida y no nos consolemos solamente pensando que ella nos iguala a todos. Aprendiendo a vivir aprendemos a morir, aprenderemos a recordar a los que se han ido y al legado de los que nos han dejado”.

Pero peor que la muerte es, para Seiferheld, el olvido, “el peor castigo de los hombres, sea cual fuere la forma en que se exprese”. Lo ejemplifica en dos casos. El primero refiere al relato que dejó Alfonso Enrique Barrientos sobre la visita a la tumba del escritor colombiano José María Vargas Vila, enterrado no muy lejos de Barcelona: “Buscando nosotros entre la maleza, dimos por fin con una lápida volteada al revés como de intento ¡Es aquí!, dijo el guía. Examinamos el nombre. Y, en efecto, la plancha de cemento ennegrecida, olvidada, ostenta el rótulo ‘José María Vargas Vila’. No hay fechas y si las hubo, las borraron…Quedamos un minuto silenciosos. Acaso pensando en lo efímero de la fama, en el último reducto del orgullo. Tanta tinta de imprenta sepultada allí en el anonimato”. El segundo caso alude a una experiencia personal y cercana, cuando fue a conocer el panteón “Sociedad 18 de Octubre”, que guardaba los restos de prominentes hombres del Paraguay de ayer, “de seis presidentes de la República, hombres públicos, literatos, etcétera. Sus paredes, derruidas y húmedas, expelen un sabor a olvido que duele en lo más íntimo, pero que sintetiza una verdad inconmovible: la del olvido de los muertos”. La extensión y el contenido de esta introducción contrastan con los apretados apuntes preparados por Alfredo Seiferheld para otros textos, lo cual habilitaría para mostrarla como una prueba del interés intelectual por un tema inusual, en esos años, en la práctica de la historia en el Paraguay. Pero, quizás más relevante, sirva para ratificar lo difícil que es desvincular estos apuntes, mecanografiados en fecha imprecisa, de sus obsesiones internas y personales.

Alfredo M. Seiferheld historiador merece mucho más que esto, porque sus escritos –los publicados y los que no vieron la luz de la imprenta– son una joya; desgraciadamente, a estas alturas, no podemos sino recomendar vivamente que sea leído.

 

 Notas

[1] María Graciela Monte de López Moreira, “Alfredo Seiferheld Ruschinski”, en Forjadores del Paraguay, Diccionario biográfico, Asunción, Distribuidora Quevedo, 2000, p. 587 y Alberto Nogués, “Nómina de académicos”, en Historia Paraguaya, 37, Asunción, Academia Paraguaya de la Historia, 1997, p. 34.

[2] Alfredo M. Seiferheld, Testimonios para la Historia del Paraguay del Siglo XX (Asunción, Servilibro, 2017).

[3] Alfredo M. Seiferheld, Recuerdos de la Guerra del Chaco. (Asunción, Servilibro, 2019).

[4] En los papeles de Alfredo Seiferheld, este proyecto aparece con distintas denominaciones y rango cronológico. Algunas carpetas tienen la siguiente etiqueta “Historia política y social del Paraguay contemporáneo 1920-1985”; en otros folios aparece, a manera de título “Breve Historia política del Paraguay (1920-1982)” y en un impreso de Ediciones Napa del año 1983, dirigido a la divulgación de las novedades bibliográficas, se lee el anuncio de la próxima aparición del libro de Alfredo Seiferheld “Historia Contemporánea del Paraguay (1920-1982)”.

[5] Museo Etnográfico Andrés Barbero, Archivo Alfredo Seiferheld, gaveta 3.

 

* Liliana M. Brezzo es docente en la Universidad Nacional del Nordeste (Argentina) y en la Universidad de Montevideo (Uruguay). Ha publicado La guerra del Paraguay en primera persona (Tiempo de Historia, 2015), Carlos Pastore. 65 años de La lucha por la tierra en el Paraguay (CPES-APH, 2015), Paraguay 1813. La proclamación de la República (Taurus, 2013) y Ruptura y Reconciliación. España y el reconocimiento de las independencias latinoamericanas (Mapfre-Taurus, 2012), entre otras obras. Entre sus líneas de trabajo están el movimiento histórico de las relaciones políticas entre Argentina y el Paraguay y los discursos históricos e intercambios epistolares entre historiadores.

* Ricardo Scavone Yegros (Asunción, 1968) es diplomático de carrera. Abogado e historiador, es miembro de número de la Academia Paraguaya de la Historia y miembro correspondiente de las Academias de Historia de Argentina, Bolivia, Colombia, España, República Dominicana y del Instituto Histórico y Geográfico del Brasil. Publicó diversas monografías, resultado de sus investigaciones en archivos de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay. Es actualmente el embajador de Paraguay en España.

1 Comment

1 Comentario

  1. Luis Alberto Mello

    6 de junio de 2022 at 01:15

    El mejor historiador liberal, tal vez el más honesto de todos, brillante académicamente hablando desde su juventud, dejo un legado difícil de igualar, creo que su única pequeña manchita ha sido ver antisemitas (que los hubo y los hay) más de lo que efectivamente ocurrió, resulta extraño que no se haga mención alguna en la nota respecto a su vinculación con la fundación Neumann de cuño obviamente liberal, lo que en el fondo podría significar un sesgo ideológico que es bienvenido ya que absolutamente todos los historiadores se encuentran influenciados por su ideología no existe objetividad en la materia. Un ejemplo de vida que lamentablemente se truncó precozmente.

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