Cultura
Residentas, destinadas y reconstructoras. Breve análisis historiográfico (II)
Cuarta entrega de la serie dedicada a “El Libro de Oro y su época. Historia, sociedad y patrimonio del Paraguay (1850-1890)”, volumen publicado por Tiempo de Historia que aborda, desde diferentes perspectivas, un objeto icónico de la historia nacional. Compartimos aquí el segundo fragmento del texto del investigador Claudio Fuentes Armadans, quien analiza tres conceptos clave para entender el rol de las mujeres durante la Guerra contra la Triple Alianza.
"Las residentas, la última lágrima", puesta en escena de José Luis y Pablo Ardissone ©️ Smash
Las mujeres en la memoria de la posguerra a fines del siglo XIX
y principios del siglo XX: Residenta vs. Destinada
Las primeras disputas en torno a la memoria y a las mujeres tuvieron como protagonistas en algunos de los casos a las propias mujeres que sobrevivieron a la guerra, siendo este un periodo en el que las mujeres de elite acompañaron principalmente el discurso regeneracionista, de carácter muy crítico a la figura de Francisco Solano López y todo lo relacionado a su entorno.
La figura femenina más polémica de la guerra fue la irlandesa Elisa Alicia Lynch, mejor conocida como Madame Lynch, compañera de Francisco Solano López, quien pasó de ser tratada como villana a fines del siglo xix, a ser considerada heroína luego de que el discurso nacionalista se volviese hegemónico a partir de 1936.
En la historiografía paraguaya –sobre todo en los discursos regeneracionistas– de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la figura heroica era la mujer destinada, siendo consideradas mártires Juliana Insfrán de Martínez [1], Dolores y Josefina Recalde, Mercedes Egusquiza de Mongelós, María de Jesús Egusquiza, Consolación Barrios, Rosario Barrios, Chepita Barrios, Francisca Barrios, Prudencia Barrios y Bernarda Barrios de Marce. De todos estos casos, quizás el más polémico y el más publicitado sea el de Pancha Garmendia. Ana Barreto describe la lucha historiográfica que se dio entre la figura de la elite, Pancha Garmendia, y la del nacionalismo, Madame Lynch:
En el extremo opuesto de Elisa Alicia Lynch está la apología y el ensalzamiento de Pancha Garmendia [2]. Una, denigrada por cortesana, prostituta o adúltera; la otra, ponderada en su virginal estado con el que partió de esta vida. Ambos conceptos: el rebajamiento de la Lynch y el endiosamiento de Pancha se dieron en el marco de las luchas contra el lopizmo y sus símbolos a fines del siglo XIX y principios del siglo XX por parte del pensamiento liberal y democrático-representativo que intentaba consolidarse como sistema político en el Paraguay. [3]
Incidentes relacionados con las mujeres y la memoria vinculados a las destinadas hay en 1875 con la frustrada vuelta a Asunción de Madame Lynch y, en 1898, con las mujeres que reclamaban a Enrique Solano López su responsabilidad en el incidente con el maestro Francisco Tapia. También 36 mujeres de Concepción [4], en 1901, ante el fraude electoral cometido en contra de Cecilio Báez para permitir el acceso al Senado de José Segundo Decoud, enviaron un telegrama de solidaridad con Báez donde se trata de traidor a Decoud. El texto fue publicado por el diario La Democracia: “Damas paraguayas que suscriben envían sentido pésame por incorporación senador traidor José Segundo Decoud. Dios proteja destino Patria. Ciudad de Concepción. 25 de mayo de 1901”[5]. Este hecho suscitaría un debate intenso sobre el rol de la mujer en la política, del que participarían personalidades como Cecilio Báez y Arsenio López Decoud.
Durante el debate Báez-O’Leary también las mujeres de la elite participarían apoyando a Báez con misas en recordación de las víctimas de la guerra, específicamente las destinadas y sus familias [6]. El periódico El Porvenir (1902) acusaba a Báez y a los “legionarios” cívicos de esconderse detrás de las mujeres [7]. A su vez, en medio de dichas disputas, mujeres de elite de la periferia del Paraguay consiguieron que la célebre revista de Buenos Aires Caras y Caretas publicase sendas notas en las que se destacaba el homenaje a las mujeres residentas por parte de mujeres de Concepción (1901) y Ñeembucú (1903) [8].
También el 26 de mayo de 1903 –en el contexto de la efervescencia olearista– apareció publicado el poema “La mujer de la residenta”, del periodista y poeta Daniel Jiménez Espinosa, en el periódico La Democracia. Dicha poesía, dedicada a “… ¡La mujer paraguaya! esa que ocupa / En nuestra historia la más bella página”, había sido publicado originalmente en el segundo número de la Revista de Instrucción Primaria, ese mismo año [9].
En 1925, el periodista e intelectual Héctor Francisco Decoud trató el tema de las destinadas y sus sufrimientos durante la guerra. Su madre, Doña Concepción Domecq de Decoud, había sido una destinada, mientras que su padre, Juan Francisco Decoud [10], fue uno de los comandantes de la Legión Paraguaya, agrupación a la cual también perteneció su hermano, el estadista e intelectual José Segundo Decoud. Héctor Francisco, a diferencia de sus hermanos, no combatió en la Legión Paraguaya, sino como niño soldado en filas del Ejército paraguayo, hasta que cayó prisionero de los aliados.
En su libro Sobre los escombros de la guerra, Héctor Francisco Decoud le recordó a Juan E. O’Leary que la madre del fogoso intelectual lopista había sido una destinada –Doña Dolores Urdapilleta Carísimo viuda de Jovellanos–, que sobreviviría a su esposo para volver a casarse en 1870 con el comerciante Juan O’Leary. Hay que recordar que, siendo adolescente, O’Leary defiende a su madre y condena al Mariscal López en el texto “A mi Madre” [11].
Estos escritos y otros de O’Leary son de cuando era apenas un joven estudiante en el Colegio Nacional, y su definición del Mariscal López era de odio [12]. Decoud se encargó de ponerle el dedo en la llaga a Juan E. O’Leary y su concepción de la traición y del legionarismo, señalando permanentemente el tema de su madre destinada.
En 1918, Juan E. O’Leary se justificó a sí mismo, en el periódico La Patria, de sus condenas en contra del Mariscal López, exculpándolo de las penas sufridas por su madre [13]. La misma falleció el 23 de octubre de 1923, por lo que ella vivió toda la transformación historiográfica de su hijo: de ferviente anti-lopista al más exacerbado nacionalismo lopista de su tiempo. Pero hasta después de la muerte, O’Leary trató con el mayor amor posible a su madre en sus escritos, a pesar de haber sido destinada.
La polémica siguió con el libro de Héctor Francisco Decoud titulado La masacre de Concepción ordenada por el Mariscal López, y publicado en Buenos Aires en 1926: su anti-lopismo era muy duro y ortodoxo en comparación con Sobre los escombros de la guerra, de 1925 [14]. Cuenta el episodio de la muerte de más de un centenar de mujeres en Concepción (1869) [15] a manos del tristemente célebre Gregorio Benítez –no confundir con el diplomático homónimo–, apodado Toro Pichaí. Por ironías del destino, y demostrando que en la posguerra la mezcla entre lopistas y anti-lopistas fue generalizada, Toro Pichaí trabajó para Héctor Francisco Decoud, como lo describe Guido Rodríguez Alcalá:
Desde 1883, el autor lo tuvo consigo a este sujeto como su resguardo en las luchas electorales en que actuó y después, por muchos años, como capataz de su establecimiento rural de Emboscada. De aquí proviene la relación de todos los informes de la actuación de aquel hombre, corroborada por muchos vecinos de Concepción, a más de los documentos auténticos en poder del mismo autor [16].
La madre destinada de O’Leary fue recordada y conmemorada por la escritora Teresa Lamas Carísimo al dedicar su cuento anti-francista Francia tiempo pe guaré a la destinada madre de O’Leary: “A mi tía Dolores Urdapilleta Carísimo de O’Leary, prototipo de la matrona paraguaya del tiempo viejo”[17]. A propósito de esta reivindicación, la historiadora Jennifer French comenta: “Entiendo la dedicatoria como un gesto hacia la necesidad ética de recordar los abusos de poder que O’Leary prefería borrar de la historia nacional: y en muchas de las tradiciones Lamas luchapara contrarrestar la idealización de las décadas anteriores a la Guerra Grande por parte de O’Leary y de otros escritores asociados con el novecentismo” [18].
Posteriormente, en 1930, con la publicación de Los Legionarios –parte de la trilogía de la Prosa polémica–, Juan E. O’Leary descargaría todo su odio y rencor en contra de Héctor Francisco Decoud. Esta publicación de O’Leary fue una reacción a Los emigrados, de Decoud, publicada en 1930. Allí el tratamiento que O’Leary realiza sobre las destinadas y traidoras es muy cruel, a la vez que defiende la figura de las residentas como el único válido desde la perspectiva lopista:
El legionarismo suele andar a las vueltas con estas hijas de Eva, sacrificadas al rigor de una justicia implacable. ¿Qué nos cuenta con esto? Dos, tres, diez, veinte fusiladas ¿qué representan ante los millares de heroicas mujeres muertas en las trincheras, defendiendo como leonas a su cría? … Que una Recalde, o dos, o cien, haya sido fusiladas [sic] no tiene nada de particular. Lo extraño es que hayan sobrevivido tantas de la casta maldita…[19]
Esta visión absoluta en contra de las destinadas, por parte de O’Leary, fue criticada muy posteriormente por la historiadora Beatriz González de Bosio [20]. Juan E. O’Leary probablemente vio completada su venganza contra Héctor Francisco Decoud en vida, con el retiro de los textos de Decoud de la Biblioteca Nacional durante el gobierno de Alfredo Stroessner, como lo es el caso de La masacre de Concepción [21].
Notas
[1] Esposa del coronel Francisco Martínez, quien capituló en Isla Po’i junto con los últimos restos del ejército paraguayo de Humaitá, luego de gran resistencia reconocida como heroica incluso por sus adversarios aliados. Juliana fue objeto de la furia del Mariscal López, quien la puso de ejemplo para evitar que sus oficiales se rindieran: aguantó seis veces el cepo Uruguayana, fue azotada, apaleada, violada y finalmente fusilada. Jorge Rubiani, Historias secretas del Paraguay. Anecdotario, Tomo II, Asunción, Abc Color, 2014, pp. 231-232. Para más referencias a las mujeres destinadas o traidoras que murieron durante la Guerra Guasú, se recomienda la lectura de Mary Monte de López Moreira, “Las mujeres de San Fernando y de San Estanislao”, en Revista Paraguaya de Historia, Volumen I, Número 1, Asunción, diciembre 2018, ISSN 2617-9830.
[2] Se recomienda la lectura del libro de la historiadora Mary Monte de López Moreira, Pancha Garmendia, Asunción, El Lector, 2013.
[3] Ana Barreto Valinotti, Mujeres que hicieron historia en el Paraguay, Asunción, Servilibro, 2011, p. 54.
[4] Ofelia Martínez y Mary Monte de López Moreira, Dios proteja destino Patria. Las concepcioneras de 1901, Asunción, Centro de Documentación y Estudios (CDE), 1999.
[5] Luc Capdevila, Una guerra total: Paraguay, 1864-1870, Buenos Aires, Sb editorial, Centro de Estudios Antropológicos (CEADUC), p. 156.
[6] Harris Gaylord Warren, La reconstrucción del Paraguay, 1878-1904. La primera era colorada, Asunción, Intercontinental Editora, 2010, p. 206.
[7] Claudio José Fuentes Armadans, La maldición del legionario. Cómo se construyó un estigma político autoritario en el Paraguay, Asunción, Editorial Tiempo de Historia, segunda edición, 2018.
[8] Ana Barreto Valinotti y Claudio José Fuentes Armadans, “‘… Reclamando para ellas, como se lo merecen, el respeto y la consideración’. Mujeres de Ñeembucú y concepción en la periferia de los actos sobre la memoria durante la polémica Báez-O’Leary (1902-1903)”, en Ana Paula Squinelo e Ignacio Telesca, 150 anos após – A Guerra do Paraguai: Entreolhares do Brasil, Paraguai, Argentina e Uruguai, Volumen 3, Campo Grande, Life Editora, 2019.
[9] “La mujer de la residenta”, La Democracia (Asunción), 26 de mayo de 1903, pp. 1-4.
[10] Héctor Francisco Decoud, Sobre los escombros de la guerra. Una década de vida nacional (1869-1880), Servilibro, Asunción, 2015, pp. 189-190.
[11] Héctor Francisco Decoud, Sobre los escombros…, p. 242
[12] Liliana M. Brezzo, Juan E. O’Leary, Asunción, El Lector, 2011, pp. 21-22.
[13] Íbid.
[14] Guido Rodríguez Alcalá, Residentas, destinadas y traidoras. Testimonio de mujeres de la Triple Alianza, Asunción, Servilibro, cuarta edición, 2010, p. 224.
[15] Ana Barreto Valinotti, Mujeres que hicieron historia…, pp. 72, 73, 75.
[16] Guido Rodríguez Alcalá, Residentas, destinadas…, p. 209.
[17] Ricardo Caballero Aquino, Teresa Lamas Carísimo, Asunción, El Lector, 2013, p. 57.
[18] Jennifer L. French, “La honra de la casa: Memoria y nacionalismo en las Tradiciones del Hogar de Teresa Lamas”, en Thomas L. Whigham y Juan Manuel Casal, Paraguay: El nacionalismo y la guerra. Actas de las Primeras Jornadas Internacionales de Historia del Paraguay en la Universidad de Montevideo, Asunción, Servilibro, 2009, p. 84.
[19] Juan E. O’Leary, Prosa polémica, Asunción, NAPA, Nº 15, 1982, p. 127.
[20] Beatriz González de Bosio, Los legionarios, Asunción, El Lector, 2013, pp. 63-64.
[21] Guido Rodríguez Alcalá, Residentas, destinadas…, p. 31.
Notas de edición
El presente texto es un fragmento de la disertación titulada “Los conceptos Residenta, Destinada y Reconstructora. Breve análisis historiográfico”, presentada por el autor en el coloquio internacional dedicado al Libro de Oro, organizado por la Secretaría Nacional de Cultura y celebrado en Asunción en 2018. Las actas fueron publicadas en 2021 por Tiempo de Historia, editorial que gentilmente autorizó su reproducción en nuestras páginas. Delphine Demelas y Guillaume Candela (editores). El Libro de Oro y su época. Historia, sociedad y patrimonio del Paraguay (1850-1890), Asunción: Tiempo de Historia, 2021, pp. 163-166.
Las imágenes que ilustran el artículo corresponden a la pieza de teatro Las residentas, la última lágrima, basada en la obra de Guido Rodríguez Alcalá Residentas, destinadas y traidoras. Testimonio de mujeres de la Triple Alianza, puesta en escena en 2018 por Arlequín Teatro, bajo la dirección de José Luis Ardissone y Pablo Ardissone. Las fotos fueron gentilmente cedidas por Smash.
* Claudio José Fuentes Armadans es historiador, magíster en Ciencias Políticas y Sociología, académico correspondiente de la Academia Paraguaya de la Historia, miembro del Comité Paraguayo de Ciencias Históricas y de la Sociedad Paraguaya de Sociología.
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Carlos Benítez
9 de enero de 2022 at 14:40
HÉCTOR FRANCISCO DECOUD DOMEC. Legionario. Escribió los panfletos “La masacre de Concepción” y “Sobre los escombros de la guerra” para engañar a los tontos.
SU SUEGRO fue el asesino múltiple de Cerro Corá, el coronel brasileño Correia da Cámara.
SU ESPOSA FUE Flora Ramona Adelina López, la hija del brasileño Correia con Inocencia López Carrillo (hermana del Mariscal, que se “encamó” con el “asunto” brasileño desde la noche de Cerro Corá)
https://www.geni.com/people/Flora-Ramona-Adelina-Lopez/6000000051345262897