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Cultura

El Paraguay perdido de Tiburcio González Rojas

El fotógrafo que retrató ciudades y pueblos del interior en las décadas del 60 y 70 acaba de partir. Queda un magnífico archivo de historias cotidianas, microrrelatos de un país que comenzaba a vivir cambios irreversibles.

Tiburcio González Rojas, década 60-70. Cortesía Fundación Texo

Tiburcio González Rojas, década 60-70. Cortesía Fundación Texo

Hace unos seis años el fotógrafo argentino Gustavo Di Mario me citó en un lobby de hotel, en el centro de Asunción. Quería mostrarme un archivo de fotografías. “Tal vez te pueda interesar”, me dijo, sabiendo que yo acababa de realizar, junto a Renate Costa, un documental sobre fotografía latinoamericana. Más que un “archivo” lo que tuve ante mis ojos era la historia de una mirada perdida y recuperada, la de un fotógrafo que durante décadas había recorrido ciudades y pueblos de Central, Cordillera, hasta el gran Chaco, retratando la vida de la gente, sus hábitos, sus eventos, sus modas y sus historias íntimas. Era la memoria en imágenes de un país invisibilizado por las historias oficiales o reducido a clichés costumbristas.

Tiburcio González Rojas, década 60-70

Tiburcio González Rojas, Paraguay, década 60-70. Cortesía Fundación Texo

Era la historia de un “Paraguay profundo” que comenzaba a vivir cambios irreversibles en sus costumbres, su economía y su política. Eran las fotografías de Tiburcio González Rojas, retrato contundente y exquisito de una época en que nuestra sociedad intentaba, a duras penas, integrar los nuevos modos de la incipiente cultura urbana al de su ancestral estilo de vida rural. Gustavo Di Mario había encontrado los originales, en su mayoría de 6×6, en estado de completo abandono tras una tormenta que arrasó el galpón donde estaban guardados.

Tiburcio González Rojas, Paraguay, década 60-70

Tiburcio González Rojas, Paraguay, década 60-70. Cortesía Fundación Texo

Pasaron varios años hasta que finalmente pudimos concretar una exposición retrospectiva que pusiera en escena aquella mirada. Bajo la curaduría del propio Gustavo y de Virginia Giannoni, una importante selección de fotografías fue desplegada en Fundación Texo para el Arte Contemporáneo entre septiembre y diciembre de 2018. Fue la primera muestra de Tiburcio González Rojas en el circuito del arte asunceno. Y la última que pudo acompañar. Hace un par de días “Patrón”, como lo llamaban sus amigos, dejó de existir.

Tiburcio González Rojas, Paraguay, década 60-70

Tiburcio González Rojas, Paraguay, década 60-70. Cortesía Fundación Texo

Tal vez por estos y otros motivos que aún hoy se nos escapan, la exposición y el libro que presentamos en aquella ocasión tuvieron el carácter de pequeño acontecimiento para la fotografía en el Paraguay, pues constituyó una de esas raras ocasiones en que una fotografía considerada “popular” deja de ser exclusivamente campo de interés de los archivos, o las ciencias sociales, para ser parte de la historia del arte.

Tiburcio González Rojas

Nació en Pirayú. Trabajó como fotógrafo independiente en la zona de Ypacaraí, Pirayú, Yaguarón y alrededores, desde los años 60 hasta entrados los 80. Sus imágenes narran con profundidad la vida social de la zona.

Tiburcio González Rojas, Paraguay, década 60-70

Tiburcio González Rojas, Paraguay, década 60-70. Cortesía Fundación Texo

Muy joven, comenzó a trabajar en Asunción como ayudante de fotografía de Ramón Emilio Adorno, de quien más tarde se independizó. De regreso a Pirayú comenzó a recorrer la región en moto. Luego en una camioneta, junto a su hijo, desarrolló el dispositivo completo de sonido y música para fiestas que sumó a las fotografías, resultando una ambientación móvil de la vida social de la zona. Al terminar el baile Tiburcio improvisaba un estudio en la camioneta y revelaba las fotos para venderlas a la mañana siguiente.

Tiburcio González Rojas en su exposición, Fundación Texo, 2018

Tiburcio González Rojas en su exposición, 2018. Cortesía Fundación Texo

Con el tiempo se instaló en Ypacaraí. Algunas de sus imágenes son de plano entero aunque pensadas para ser usadas como fotos carnet –caritas, como las llamaba–, y eran su mayor fuente de ingreso. Ante la falta de energía eléctrica se las ingenió con un carpintero para armar una copiadora manual de fotos y se fue mudando de pueblo en pueblo para mantener su trabajo. En algunas tomas se ve a dos ayudantes ocasionales sosteniendo una sábana por detrás de alguien, como fondo improvisado, en pleno campo. González trabajaba la precariedad, no la eludía, la metía en sus tomas y negociaba con ella.

 

* Fredi Casco es artista visual y gestor cultural. Es director artístico de Fundación Texo para el Arte Contemporáneo y miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte.

3 Comments

3 Comentarios

  1. gorge gómez

    25 de abril de 2021 at 13:00

    Muy interesante la nota, me gustaría ver el documental de Renate Costa y Casco, ¿está en internet? muchas gracias

  2. Fredi

    26 de abril de 2021 at 15:04

    Aquí va el enlace del documental. Saludos
    https://youtu.be/EuBSM8uvoKI

  3. SILVIO TOMAS SOSA ALARCON

    1 de mayo de 2021 at 08:07

    BUENISIMO EL MATERIAL FOTOS INEDITAS DE UN PARAGUAY AXIOMATICO, HISTORIA REALES ATRAPADAS EN FOTOGRAFIAS PURAS Y SIN LIMITES. SIEMPRE INTERESANTE LAS NOTAS DEL EL NACIONAL HISTORIA MEMETE

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