Cultura
Biblioteca y archivo personal “Miguel Chase-Sardi”: su valor epistemológico
El 18 de marzo se cumplieron 20 años de la desaparición física del antropólogo paraguayo Miguel “Gato” Chase-Sardi. Su biblioteca y su archivo personal, donados en vida por el investigador al Centro Cultural de España Juan de Salazar, están en proceso de salvaguarda y valorización. En este artículo la antropóloga Gloria Scappini señala la importancia de este legado para la historia científica del país.
© Laura Mandelik
La relación que mantiene el Paraguay con el conocimiento deja mucho que desear si hablamos de espacios tanto físicos como sociales que promuevan la investigación y el avance científico desde el interés por el saber per se y no como dispositivo funcional a algún enfoque político de turno. Esto, sin hablar de los antecedentes históricos que instalaron en lo más profundo de la fibra social la asociación entre conocimiento, miedo y peligro.
Es más, podemos afirmar que la educación, desde el nivel primario, no se ha alejado mucho de un modelo de conocimiento colonial, más interesado en la reproducción de una mediocridad con habilidades de memorización que en el desarrollo de mecanismos cognitivos para el pensamiento dialéctico. La situación marginal de las ciencias sociales, injustamente llamadas “ciencias blandas” por observar ni más ni menos que la humanidad en su sistema y complejidad, demuestra la gran distancia que nos separa de una reflexión integrada de los caminos recorridos como sociedad.
En este contexto, ¿qué representan la biblioteca y el archivo personal de un antropólogo autodidacta en un país que mantiene deudas con las minorías étnicas y la diversidad cultural?
El legado Tupã roka kunumi rokaju ha takua potyju (El muchacho que vino del jardín eterno del dios Tupã y el florido bastón de ritmo) lleva el nombre dado por los Avá Guaraní a Miguel Chase-Sardi, eminente antropólogo paraguayo, conocido por su “pasión por la lucha y la modestia, y considerado por el Supremo Alfredo Stroessner más peligroso como indigenista que como comunista” [1]. Se trata de un corpus constituido por más de 4.000 fuentes bibliográficas y un archivo personal, convirtiéndose en el segundo acervo antropológico más importante del país después de la biblioteca del Museo Andrés Barbero, organizada en gran parte por Branislava Susnik, quien fuera, en palabras de Chase-Sardi, la única responsable de su preparación semi-académica [2]. Esta relación se ve plasmada en el último gran trabajo de síntesis que hicieron juntos, Los indios del Paraguay (Madrid, 1995).
“La antropología social se encuentra en nuestro país en la etapa del mero presentimiento. No hay una tradición antropológico-social”, afirmaba Chase-Sardi en 1969 [3], señalando el contexto adverso para formarse y para aplicar la antropología en Paraguay. Antes que hacer un recorrido puramente biográfico-narrativo, este artículo propone aproximarnos a su vida a través de la conformación de su biblioteca y la naturaleza de su archivo, a fin de acercar al lector a la peculiaridad de su obra y a algunas experiencias resaltantes, en la certeza de que la biblioteca del antropólogo, conformada en gran medida bajo dictadura, habla mucho de un mundo subjetivo rico en oportunidades pero minado de obstáculos. En cuanto a su archivo, no hay duda de que allí está registrada gran parte de la historia de la antropología paraguaya, tanto a nivel interno como en términos de vinculación con la antropología mundial.
El conocimiento antropológico leído se construye a través de un recorrido transdiciplinar. Filosofía, historia, geografía, sociología, lingüística, psicología, botánica, zoología, astronomía, así como psicoanálisis, ciencias políticas, literatura y poesía, son herramientas que permiten aproximarse a una sociedad y una cultura diferentes y aprehender la profundidad del dato etnográfico para interpretarlo en términos etnológicos. La variedad de disciplinas y subdisciplinas que nutrieron los intereses y temas tratados por Chase-Sardi en su obra refleja una erudición semejante a la de León Cadogan, con quien compartió su inserción en la antropología por caminos alternativos.
Chase-Sardi se dedicó a las dos áreas culturales del Paraguay, el mundo chaqueño y el mundo guaraní. Su estudio de la sociedad y cultura Nivaclé lidera su obra etnográfica, seguido por la etnografía de la organización social Avá Guaraní, enfocada en el estudio de la organización del control social o derecho consuetudinario indígena y su potencial como mecanismo de protección ante las trampas de la sociedad nacional, en particular la propia legislación indigenista.
Este es uno de los grandes temas que fundamentan su militancia en el ámbito de la antropología de la acción, interesada en la adquisición por parte del oprimido de los mecanismos tradicionales para contrarrestar la dominación, corriente epistemológicamente subversiva a la cual representa y que marca un cambio de paradigma en el proceso de des-construcción del etnocentrismo occidental y en la dinámica de relacionamiento entre la ciencia y las sociedades indígenas.
En efecto, Chase-Sardi fue uno de los firmantes en 1971 de la Declaración de Barbados, junto al brasilero Darcy Ribeiro, el mexicano Guillermo Bonfill Batalla, el argentino Miguel A. Bartolomé, el peruano Stefano Varese y el austriaco Georg Grünberg, entre otros antropólogos. El documento es un hito histórico a nivel internacional, con fuerte arraigo latinoamericano en la crítica no indígena a los mecanismos de control de los territorios y pueblos indígenas por parte de los estados-nación. Además, invoca la necesidad de esclarecimiento de las responsabilidades de estos, así como de la Iglesia y los antropólogos. La declaración puso de manifiesto la vigencia de la explotación colonial, enmarcada en la triada genocidio-etnocidio-ecocidio, pidiendo el cese de la actividad misionera y la superación de la actitud cientificista del antropólogo, incitándolo a ponerse al servicio de la lucha indígena liberadora, enfocada en la autonomía y la autogestión. Tal ataque a las estructuras institucionalizadas no podía caer en el vacío y la réplica de la Iglesia fue inmediata, lo que llevó al grupo a recapitular sus ideas luego de una consulta realizada entre el 7 y el 10 de marzo de 1972 en Asunción, que reunió a miembros de las iglesias católicas y evangélicas y a tres de los firmantes de Barbados, entre ellos Chase-Sardi, dando origen al Documento de Asunción, que acentuaba la necesidad de un reajuste profundo de los términos de la actividad misionera.
Podemos afirmar sin duda que Chase-Sardi tiene el mérito de haber sido el responsable del diseño de una agenda científica y política de entendimiento y reconocimiento de los pueblos originarios del Paraguay. Los conceptos emanados de Barbados y de otras experiencias propias del giro ontológico setentista permean en su praxis, empezando por el proyecto Marandú, cuyo objetivo era brindar a las colectividades indígenas la información necesaria para la reflexión y la crítica activa orientadas a la conquista efectiva de sus derechos ciudadanos. Esto, en un país donde -según Chase- no se debe hablar de “unidad nacional” sino de “diversidad nacional”.
La legitimidad de este compromiso se basa en un conocimiento profundo del pensamiento indígena, accesible mediante el rescate de la tradición oral, transmisora principal de la cosmovisión de un pueblo. Recordemos la publicación sin precedentes del tomo a su cargo en el marco de la colección de valor enciclopédico “Folk Literature of Native American Indians”, editada por Johannes Wilbert y Simoneau, de la Universidad de California, que reunió en “Folk Literature of Nivaklé Indians” (1987) toda la colecta organizada de mitos y relatos obtenida a lo largo de una década. Este tomo es la vitrina internacional de varias de sus obras dedicadas a la literatura oral indígena, tales como Pequeño Decamerón Nivaclé (1981), El mito Nasuc (1987, en coautoría) y El gateo de los nuestros: narrativa erótica del Gran Chaco (1992, en coautoría), entre otras.
El tratamiento temático que los mitos y relatos dan a los diferentes aspectos de la vida social encierra tanto las preguntas como las respuestas frente a la fragilidad de la existencia. Chase-Sardi dedica gran atención a la cosmogonía (Maká, Nivaclé, Avá Guaraní) y al ciclo vital con sus etapas (nacimiento, crianza, pubertad/iniciación, muerte, etc.), como es usual en la etnografía. No obstante, innova para su época con la aproximación a la dimensión subjetiva del vínculo a través de los afectos y del erotismo, como se ve en El amor entre los Nivaclé (1973), sentando bases para una antropología de género local, y lleva hasta la reflexión metafísica elementos de religiosidad indígena, como aparece en “El concepto Nivaclé del alma” (1970) y “Cosmovisión Maká” (1970). Sus temas de investigación se desarrollan desde lo puntual y específico hasta insertarse en una obra monográfica completa de dos tomos publicada bajo el título ¡Palavai Nuu! Etnografía Nivaclé (2003).
Retornando a los aspectos más prácticos de su quehacer, Chase-Sardi conceptualizó las relaciones interétnicas en el Paraguay, elaborando una cartografía de los tipos de actitud que los grupos étnicos mantienen frente al contacto con la sociedad nacional. Este ejercicio de plasmación visual de un conflicto siempre latente se inserta en la corriente latinoamericana de estudios sobre fricción interétnica, tan importante para la consistencia del giro metodológico de los 70 y, más aún, para la visibilización del etnocidio a nivel local. Recordemos su pionera encuesta para detectar la actitud del paraguayo ante el indígena (Chase-Sardi y Almada, 1973), que arrojó muchos datos sobre los prejuicios y el racismo paraguayo, entre ellos que en un 77% la población paraguaya consideraba a los indígenas “como animales por no estar bautizados”, y solo un 9% que pensaba que “son como nosotros, pero haraganes”.
La obra de Chase-Sardi cuenta con un sinnúmero de artículos en revistas científicas y periódicos, además de muchos libros, algunos de los cuales integran obras posteriores traducidas al inglés, francés y alemán. La manera en que, con erudición y humildad, propulsó la antropología paraguaya a la esfera de las relaciones científicas internacionales es sorprendente.
Su archivo de correspondencia incluye consistentes diálogos con grandes referentes y especialistas de diversas partes del mundo y con numerosos actores de la escena política e indigenista del Paraguay y la región, con quienes mantuvo una comunicación sostenida urgiendo la colaboración eficiente para la defensa de los derechos políticos y culturales de los pueblos indígenas. Provocador, persistente y conciso, pero también curioso, errático y cómico, “Gato” Chase representó un centro neurálgico en las relaciones públicas, científicas y políticas de una disciplina cuyas formas, en el país, no están hasta hoy precisas.
“Se define al indio por lo que no es y no por lo que es. Por lo que supuestamente no tiene y no por lo que tiene. Por lo que presuntamente le falta y no por lo que le sobra”, afirmaba, recordando el error de nuestra propia percepción y lógica etnocéntrica. Mientras la discriminación positiva sigue siendo un horizonte a conquistar en la integración de nuestra pluriculturalidad, podemos afirmar que carecemos aún de una conciencia aguda del valor patrimonial que nuestros intelectuales nos han legado. Los esfuerzos que requieren la adquisición de materiales para la autoformación, la actualización permanente y la alimentación de las relaciones con pares -en el caso de la antropología paraguaya huérfana de academia- reflejan una organización de la vida pública y privada muy pocas veces visibilizada. Una dedicatoria firmada, una carta, una esquela, un recordatorio, un memo, un informe, una nota enviada o una ponencia mimeografiada llegada a las carpetas de un gabinete personal, hablan tanto de una trayectoria muchas veces inoportuna para los poderes fácticos como de la memoria epistemológica de toda una época.
Finalmente, así como para la sociedades indígenas -injustamente consideradas “sociedades sin historia” por no poseer el código de la escritura- la palabra dicha lo es todo, quizás el dato esencial para descifrar el problema histórico del Paraguay pueda ser buscado y encontrado en este legado.
Salvaguarda y valorización
El proyecto de salvaguarda y valorización de la biblioteca y el archivo personal de Miguel Chase-Sardi nació en 2016 con un diagnóstico del estado de la colección y la realización del curso “A como Antropología: Formación y lectura antropológica”, cuyo objetivo era poner al alcance del público en general y de manera gratuita una formación en introducción a la antropología, a partir de los componentes de la disciplina presentes de manera representativa en el acervo mencionado.
Seguidamente se inició el proceso de inventario, clasificación y catalogación, preparación física, conservación, restauración de los materiales y digitalización, siguiendo una metodología que busca reflejar la identidad propia y la unidad documental de este corpus, conforme a la trayectoria y la experiencia individual que le dieron origen.
El proyecto se enmarca en la necesidad de reivindicación de la antropología local y sus precursores en materia de investigación, incidencia político-práctica y vinculación con la esfera científica mundial en términos de combinación entre los saberes y la memoria histórica, patrimonios tangible e intangible de la antropología paraguaya.
Notas
[1] Kowalski, Alejandro. Tiempo de Derecho: una charla con Miguel Chase-Sardi. En: Después de la piel. 500 años de confusión entre desigualdad y diferencia, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Argentina, 1992.
[2] Goossen, Teresa. Entrevista a Miguel Chase-Sardi, El Día, Asunción, 31/01/1999.
[3] Chase-Sardi, Miguel. Intento de aproximación al problema de la Antropología Social paraguaya. En: Suplemento Antropológico, Vol. 4, Núm. 1, Ceaduc-UCA, Asunción, 1969.
Nota de edición: Agradecemos a la familia Chase por compartir generosamente el retrato de Miguel Chase-Sardi que incluimos en esta publicación.
* Gloria Scappini es licenciada en Etnología y máster en Antropología social con especialización en Estudios americanistas por la Universidad de París X, Nanterre, Francia. Coordina desde 2017 el proyecto de salvaguarda y valorización de la Colección Miguel Chase-Sardi de la Biblioteca Cervantes del Centro Cultural de España Juan de Salazar, Asunción. [email protected]
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28 de marzo de 2021 at 17:14
Gostei muito do artigo, “Biblioteca e arquivo pessoal – Miguel Chase- Sardi : seu valor etimológico “ Felicitações!!!