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Cultura

Arquitectura del paisaje en Asunción. El jardín neoclasicista

Continuamos hoy la serie iniciada el domingo pasado sobre arquitectura del paisaje en Asunción. En el recorrido por los diferentes estilos comenzamos por el jardín neoclasicista que caracterizó a la nueva burguesía, surgida tras el fin de la Guerra de la Triple Alianza.

Residencia Elías García (actual Mburuvicha Róga), ca. 1904

Residencia Elías García (actual Mburuvicha Róga), ca. 1904

Pasaron pocos años del final de la guerra contra la Triple Alianza para que el país reactivara el comercio y sus industrias básicas. Inmigrantes europeos (italianos, franceses, españoles, alemanes y de otras naciones) arribaron al Paraguay en sucesivos contingentes, insertándose rápidamente en todo tipo de actividades comerciales y productivas, posicionándose en la pirámide social local, conformando así la nueva burguesía.

Necesitaban, desde luego, nuevos elementos de identidad potentes y distintivos. Varios de ellos optaron por retirarse del modesto ruido del hoy centro histórico asunceno, ubicándose en sus alrededores, en terrenos amplios que permitían que las edificaciones no estuvieran necesariamente sobre línea municipal, como ocurre con la mayoría de las construcciones de los estrechos lotes del centro. Estos espacios abiertos que se encontraban tanto al frente como al fondo de las edificaciones albergaron jardines finamente diseñados y mantenidos, otorgando cierta grandilocuencia a las mansiones que antecedían.

Jardín de la Quinta Meilicke, ca. 1910

Jardín de la Quinta Meilicke, ca. 1910

De esta manera, el jardín residencial de fines del siglo XIX se convierte rápidamente en un símbolo de prestigio social, situación que en ese tiempo se dio no solo en Asunción sino en otras varias ciudades del país, como Concepción o Villarrica.

La impronta de estos jardines no radica entonces solo en la reconfiguración del paisaje urbano, que presenta expansiones espaciales y visuales de la calle gracias a estos retiros ajardinados. Resulta con igual o mayor importancia la manera en que se inserta este elemento en el imaginario colectivo. Un repaso rápido por periódicos, revistas y anuarios de la época permite verificar que estos jardines eran los sitios favoritos para retratos familiares y personales.

Desde un punto de vista estilístico, al igual que ocurrió con las edificaciones, el neoclasicismo a la manera italiana fue el preferido en su momento para el diseño de aquellos jardines residenciales. No se trataba por lo tanto de diseños que destacaran por su originalidad, ya que estaban demasiado apegados a los códigos básicos de aquel estilo, que consideraba un fuerte eje de simetría que tenía continuidad en la edificación a la que antecedían, algún elemento central que generara ruptura del eje (en muchos casos una fuente de agua, en otros una escultura, una porción compacta de jardín o una combinación de estos elementos), camineros de piedra o baldosas, relativamente estrechos, que rodeaban el elemento central para luego conducir directamente a una pequeña escalinata de acceso a la edificación.

En cuanto a la vegetación, también se buscaba que existiera una disposición simétrica en cada uno de los parterres(porciones de jardín) que existían a ambos lados del eje central. Rara vez se consideraban árboles de gran porte, eran más bien pequeños, no nativos, como el jazmín de mango (Plumeria rubra) y algunas variedades de palmeras. Entre los arbustos era común ver diversas variedades de crotos y rosales. Con menor frecuencia, y dependiendo directamente del tamaño del jardín, podían encontrarse otros elementos como glorietas, pérgolas, bancos o farolas.

Villa Lidia, ca. 1930 (demolida)

Villa Lidia, ca. 1930 (demolida)

La idea de contar con un jardín frontal doméstico arraigó rápidamente y a mediados del siglo XX era ya lo suficientemente común como para encontrarlo en la mayoría de las viviendas urbanas del país, con lo cual aquel mensaje implícito de estatus basado en la exclusividad se fue desvaneciendo. Los criterios de estilo también fueron diluyéndose naturalmente con el tiempo, dando paso a composiciones más espontáneas y variadas. En muchos de estos casos la vegetación no pasaba de ser un complemento, casi una anécdota.

Respecto a los primeros ejemplos surgidos entre finales del siglo XIX y principios del XX, es muy poco lo que permanece hasta hoy. La restauración de jardines históricos es un tema sensiblemente ausente en Paraguay y muy contadas veces es tenida en cuenta cuando se encaran proyectos de restauración edilicia. Ideal sería asumir que edificación y jardín conforman una unidad.

 

* Arquitecto, docente, investigador. Magíster en Restauración y conservación de bienes arquitectónicos y monumentales (UNA-IIF). Coordinador de Área de Teoría y Urbanismo (FADA-UNA).

 

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