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Agenda Cultural

Homenaje: Grabados de Edith Jiménez en el Centro Paraguayo Japonés

La maestra Edith Jiménez en su taller. Cortesía

La maestra Edith Jiménez en su taller. Cortesía

Este jueves 7 de setiembre, a las 19:30 horas, será inaugurada en la sala Jacinto Rivero del Centro Paraguayo Japonés una muestra de grabados de Edith Jiménez realizados entre 1967 y 1969, grabados en blanco y negro de su conocida serie de “los troncos”; así como otros, entre ellos obras del año 2000. Las piezas pertenecen a la colección privada de Carlo Spatuzza, discípulo dilecto de la artista. La muestra permanecerá habilitada al público hasta el lunes 18 de setiembre, de lunes a viernes de 08:00 a 16:00 horas, en Julio Correa y Domingo Portillo.

Spatuzza, curador de la exposición, señala en el texto de presentación: “Edith Jiménez (Asunción, 1918 – 2004) fue pintora y grabadora. Fue uno de los pilares fundamentales en los años 50 del movimiento moderno en el Paraguay. Desarrolló una obra pionera, vasta y fundamental para la cultura paraguaya. Es por ello que hoy está considerada como parte vital del desarrollo de las artes visuales en el país. Dibujó y pintó desde niña, fomentada por sus padres. Realizó sus estudios de arte con dos grandes maestros: Jaime Bestard y Livio Abramo, quienes incidieron su obra.

“El maestro Bestard la incentivó a desarrollar la pintura como lenguaje, desde la organización de la composición, el valor de la interpretación, descubriendo con ella su gran sensibilidad en el color. Sus pinturas tomaron como pretexto flores, frutas, maternidades, lavanderas y paisajes que fueron reinterpretados subjetivamente desde su mundo interno. Por su parte, percibiendo el talento particular de Edith, Livio Abramo la introdujo al grabado. Inició su obra gráfica desde la reinserción de la xilografía en el Paraguay en el taller hoy denominado Yapari y Tilcara. Siguió su aprendizaje durante sus estudios en el Brasil. Las búsquedas esbozadas en esta etapa fueron las bases de lo que Edith Jiménez desarrollaría posteriormente en su obra gráfica con una técnica depurada y la construcción de un lenguaje propio. Posteriormente, ella misma es quien asume el rol de maestra del taller, traspasando el legado de Abramo a las siguientes generaciones.

“El lenguaje de sus obras atravesó varias etapas, que transitaron desde el blanco y negro hasta el uso del color. Éste ocupó la figuración, la abstracción, la abstracción informal, la impresión del objeto real, al sucesivo paso al color y la multiplicidad y superposición.
Así, Edith Jiménez transitó un camino infinito entre dos escenarios: el de la pintura y el grabado, hilvanados por el sencillo uso del color, la dualidad entre la abstracción, la figuración y la búsqueda constante de un lenguaje propio. La confrontación de estos dos mundos nos enseña la riqueza de su obra, que se desarrolla entre andar y desandar, idas y vueltas, abandonos y retornos, como la vida misma. Y, al mismo tiempo, nos revela la intuición y el pensamiento de esta gran maestra”.

 

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