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Agenda Cultural

Homenaje a Antonio Carmona en la Universidad Autónoma de Encarnación

Antonio Carmona. Cortesía

Antonio Carmona. Cortesía

La Universidad Autónoma de Encarnación recibió en donación una importante dotación de libros procedentes de la biblioteca del recordado escritor, periodista, editor, hombre de teatro y promotor cultural Antonio Carmona (1949- 2019), quien desde la presidencia de la Fundación Augusto Roa Bastos se dedicó con fervor a la difusión de la obra del autor de Yo, el Supremo. Las 119 publicaciones, todas especializadas en periodismo, fueron entregadas por su viuda, María Victoria Ayala, y sus hijas, en un acto que homenajeó su memoria y que tuvo lugar en la Biblioteca “Nila López” de la UNAE.

UNAE. Parte de la donación recibida. Cortesía

UNAE. Parte de la donación recibida. Cortesía

En la oportunidad, Ayala leyó una emotiva semblaza escrita por Luis Carmona –hermano de “Toni” y también escritor y periodista–, algunos de cuyos pasajes compartimos a continuación:

“[…] La vida lo dotó de una combinación inusual de talento, inteligencia y capacidad de trabajo, cualidades que, inclusive por separado, no son muy frecuentes, pero que constituye realmente una rareza que se presenten las tres en simultáneo. También la vida o, en este caso, quizás más bien la parte de sus genes que provino de lo profundo de Al Andalus, lo dotó de una terquedad que, como su hermano y como a veces su compañero y a veces su subalterno en varios trabajos, algunas veces consideré un defecto, pero más frecuentemente una virtud, porque sin ella hubiera sido impensable sobresalir en áreas de actividad tan diversas, acometiendo cada una de ellas con la osada determinación –para usar nuevamente sus propias palabras– de ‘quien no tiene nada que perder, salvo la mala suerte con las cartas’.

“Armado de estas herramientas y una personalidad carismática –que siempre le granjeó afectos con facilidad–, en la edad decisiva de la adolescencia desembarcó en Paraguay donde, más allá de algún breve paréntesis, clavó un ancla definitiva: aprendió guaraní, se aprendió de memoria casi todas las letras del folclor paraguayo, ya fueran en guaraní, en castellano o en jopará. Aunque sus gustos musicales fueron muy variados, sospecho que solo los cantautores baladistas de los años sesenta y setenta compartían podio con polcas y guaranias.

“Siendo activo integrante de la ‘sospechosa comunidad intelectual’, teatrero irreverente, periodista crítico y, para colmo, de nacionalidad extranjera, a lo largo de una demasiado prolongada dictadura (que se creía interminable, pero igual se terminó) y a lo ancho de una, esta sí, interminable y chapucera transición democrática, no le faltaron motivos para pasar mucho de ese miedo ni oportunidades de mostrar mucho de ese valor, que era la única jactancia de su juvenil autorretrato poético.

“[…] He oído muchas veces que Toni fue polifacético, pero eso en realidad no define su relación con sus diversos oficios y trabajos. Me parece más exacto decir que era varias veces monofacético, porque –como buen obsesivo– no dedicaba una parte de su esfuerzo a cada actividad, sino todo su esfuerzo a todas ellas simultáneamente… ¿Cómo lo hacía? No tengo la menor idea, pero parece imposible que cuando, como periodista, dedicaba más horas que ningún otro que yo haya conocido a leer, subrayar y recortar todos los diarios que caían en sus manos, estuviera al mismo tiempo anotando, en su carácter de intelectual especialista en Roa Bastos, palabras y giros lingüísticos para un monumental glosario de Yo, El Supremo; pero además, cuando tenía la oportunidad también era autor, adaptador y director de teatro a tiempo completo, y sin embargo no le faltaba tiempo para atender a su familia con una dedicación –¡una vez más!– también de tiempo completo… Todavía encontraba tiempo para la lucha por leyes que garantizaran la libertad de expresión, para la promoción de la lectura en cuanto ciclo de conferencias o feria del libro le daba la oportunidad, sin olvidar que también, haciendo honor tanto a su origen andaluz como a su paraguayidad adoptiva, le gustaba compartir con los amigos conversados almuerzos bien regados y largas veladas de fiesta… Sólo quizás algún maestro del realismo mágico (posiblemente tendríamos que resucitar a Roa) podría explicar como multiplicaba el tiempo.

“[…] Cuando vivíamos separados, literalmente, por un océano de distancia (yo un adolescente, él ya un adulto) intercambiábamos cartas (de esas que iban por correo, que hoy parecen paleolíticas) en las que, entre otras cosas, intercambiábamos escritos propios y también paráfrasis humorísticas de nuestras últimas lecturas… Allí, en esos papeles hoy perdidos, comenzó su identificación (la cabellera rizada que lucía en la época lo ameritaba) con el ‘León de Zoo’, del poema de Juan Gelman, que se personificó en su biblioteca en una figura de cerámica de factura casi infantil, pero orlada con la adecuada melena.

“No he olvidado, sino que he dejado para el final, su pasión por la temática indígena… No en vano llevó a escena (dicho sea de paso en una puesta en escena revolucionaria, inspirada pero no basada en el teatro de la crueldad de Antonin Artaud) una colección de textos indígenas bajo el título de De lo que se avergüenzan las víboras. También me regaló, en un breve encuentro, cando vivíamos a un océano de distancia, mi primer libro de literatura indígena paraguaya. El día que toni se fue y, por desgracia , eso fue unos cuantos días antes de la fecha en que falleció, una y otra vez, obsesivamente me  venían a la cabeza ligeramente parafraseados, unos versos de la endecha aché, conocida como ‘La canción de Kanexirigi’ : ‘[…] nunca más/ nos saludaremos/ con el hermoso saludo de lágrimas’.

“Él ya no está, pero tampoco se ha ido: como ‘los magníficos osos hormigueros’ que reiteradamente aparecen en la endecha, dejó una indeleble impronta de su paso por el país que eligió como propio”.

Los libros están a disposición de toda la comunidad y, especialmente, de los comunicadores y estudiantes de periodismo, en la sede de la UNAE, Padre Kreusser entre Independencia Nacional y Honorio González, Encarnación.

1 Comment

1 Comentario

  1. Benno Glauser

    7 de mayo de 2023 at 07:57

    Gracias, Luis, por este hermoso recuerdo, escrito con tu arte. Gracias, Maria Victoria, por compartir con esta donación y para que no nos olvidemos de Toni. Y gracias Toni, gran amigo!

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