Últimas funciones de “Ortiz Guerrero. La amarga plegaria”

Este fin de semana Arlequín Teatro presentará las tres últimas funciones de La amarga plegaria, pieza escrita y dirigida por José Luis Ardissone a partir de la biografía narrada de Arturo Alsina. Las mismas serán el viernes 10 y el sábado 11 a las 21:00 horas, y el domingo 12 a las 22:00. La pieza sube a escena en el marco de la conmemoración de los 90 años de la muerte del poeta, fallecido en 1933, y a quien Arlequín Teatro recuerda con este recorrido por su vida y obra.

El elenco está integrado por Matías Miranda, quien encarna al poeta; Patricia Reyna, quien personifica a su abuela; Ariel López Sabino en el rol de Arturo Alsina; Derlis Esquivel, quien interpreta a José Asunción Flores; Marcos Moreno es Natalicio González; Alma Quiñónez es Dalmacia; Vicky Benítez hace el papel de Anselmita Heyn y David Sosa el de Leopoldo Ramos Giménez. Como se ve, la obra expone una constelación de celebridades de la cultura en Paraguay, configurando todo un cuadro de época.

La música ha sido compuesta especialmente para la pieza por Genaro Riera Hunter; la orquestación es de Derlis Ibarra; la escenografía y las luces son de José Luis Ardissone y el vestuario, de Alejandra Ardissone.

La obra

Manuel Ortiz Guerrero nace en Villarrica el 16 de julio de 1894. Su madre, Susana, fallece en el parto y la abuela suple su ausencia. Ya adolescente, “Manú”, como se lo conoce, decide seguir sus estudios en el Colegio Nacional de Asunción, donde comparte aulas con adolescentes que con el paso de los años serán destacadas personalidades en el ámbito de la cultura, como Arturo Alsina, Facundo Recalde, Natalicio González y Leopoldo Ramos Giménez.

“La amarga plegaria”. Elenco completo. Cortesía

“Ellos serán sus amigos, los verdaderos, forjadores de sueños e ideales y sus aliados frente al desarraigo”, dice el comunicado de prensa de Arlequín. “El encuentro de Ortiz Guerrero con José Asunción Flores, músico bohemio, cantor de serenatas impregnadas de rocío, creador de una melodía nueva, la guarania, en busca de la letra indicada que traduzca en sones el pulso dormido, marca para siempre la presencia de estos dos seres de luz en la historia de la música en nuestro país”, continúa.

En otro pasaje, la sinopsis señala: “En la memoria de los asuncenos está latente la figura de una bella mujer, Anselmita Heyn, proclamada ‘reina del Paraguay’, elegante y distinguida, que despertaba la admiración de quienes la veían. Ortiz Guerrero no se sustrae a sus encantos y le dedica un poema cantando a su hermosura, que luego le envía. Anselmita responde a esa gentileza con un cheque que ‘Manú’ le devuelve con otro poema escrito en el dorso, ‘Endoso lírico’, que se convertiría en símbolo de la gallardía del poeta. De pronto, empiezan a aparecer en el rostro y en el cuerpo de ‘Manú’ las señales del mal de Lázaro. Vuelve a Villarrica, se aísla, se oculta, esconde su rostro y su cuerpo con larga capa, sombrero y guantes. En esa hora de dolor aparece en su vida su ángel custodio, Dalmacia, que renuncia a sí misma para ser su amor y alma compañera en profundas noches de insomnio”.