Agenda Cultural
Annie Ernaux gana el Premio Nobel de Literatura 2022
Annie Ernaux. Cortesía
La Academia Sueca informó hoy que decidió otorgar el Premio Nobel de Literatura 2022 a la escritora francesa Annie Ernaux. En un comunicado la academia afirma que, con el galardón, se reconoce “el coraje y la agudeza clínica” con que la autora “destapa las raíces, los alienamientos y las limitaciones colectivas de la memoria personal”.
En su obra, la francesa “revela la agonía de la experiencia de clase” y describe emociones como “la vergüenza, la humillación, los celos o la incapacidad de ver quién eres”, con lo que ha logrado “algo admirable y duradero”, según la Academia Sueca.
Con anterioridad, Annie Ernaux fue distinguida con el Premio de la Lengua Francesa en 2008 y con el Premio Formentor en 2019, en virtud de una obra que, según el jurado, hace “un implacable ejercicio de veracidad que penetra los más íntimos recovecos de la conciencia”.
Ernaux nació en Normandía en 1940. Comenzó su carrera literaria en 1974, con la publicación de Los armarios vacíos. Otras obras suyas son El lugar, La mujer helada, La vergüenza y El uso de la foto. Se ha dicho que su escritura se nutre de experiencias autobiográficas y fusiona la ficción, la sociología y la historia para narrar historias de su familia o sucesos personales como su aborto o su cáncer de mama.
Según Verónica Hurtado, en Los armarios vacíos, Annie Ernaux narra cómo la protagonista, Denise Lesur (que está sometiéndose a un aborto), rememora su infancia y cómo cambió la visión que ella tenía de su vida, sus padres, su entorno, cuando empezó su escolarización. Hija de padres proletarios, regentes de un bar-tienda en un humilde barrio de Normandía, empieza la escuela privada. Ellos, que intentan que su hija tenga la educación de la que ellos carecen, son el foco de la ira, el desprecio, el asco, por parte de Denise, cuando esta empieza a darse cuenta de la enorme brecha que separa su mundo del bar-tienda con el de la escuela. Para intentar ser aceptada como una igual en ese entorno burgués, pone todo su empeño en destacar por encima de los demás, siendo la primera de la clase en todo, acallando así las burlas de sus compañeros por sus orígenes. La protagonista, que al principio de su infancia intenta por todos los medios encajar en esos dos mundos tan distintos, acaba por despreciar y odiar a sus padres, a los clientes del bar, a sus amigos del barrio, porque no son como ella, no tienen su cultura, ni se comportan como ella. Se introduce así en una espiral de amor-odio y lástima hacia ellos, y a la vez siente culpabilidad por esos sentimientos.
Cada libro de Annie Ernaux nos conduce, sin tapujos ni sentimentalismos, a compartir, en lo más hondo, las experiencias y emociones más intransferibles de una mujer que, gracias al talento literario de la autora, se convierten en vivencias universales. Ernaux se dio a conocer con El lugar —ganadora del Premio Renaudot en 1984—, una narración intimista, descarnadamente autobiográfica, que abre mediante la escritura un camino hacia el conocimiento del ser humano. En abril de 1967, la narradora, por entonces una joven aspirante a profesora de secundaria, supera el examen de capacitación en un liceo de Lyón para mayor orgullo de su padre, propietario de un pequeño comercio. Para él, proveniente del durísimo medio rural de sus abuelos, esto significa otro paso adelante en su difícil ascenso social en una ciudad de provincias. Sin embargo, poco le dura esta satisfacción, ya que fallece dos meses después. Padre e hija polarizarán dos perfiles sociales, pues ambos han traspasado sus respectivos lugares dentro de la sociedad. El lugar se centra, pues, no solo en los complejos y prejuicios, los usos y las normas de comportamiento de un segmento social de límites difusos, cuyo espejo es la culta y educada burguesía urbana, sino también en la dolorosa incapacidad de hallar el espacio propio que la sociedad tiene prefijado a cada individuo.
En La mujer helada Annie Ernaux cuenta brillantemente la alteración de lo cotidiano, el empobrecimiento de las sensaciones, la dilución de la identidad, esclavitud a la que las mujeres son empujadas como a un desafío. Dice: “Tiene treinta años, es profesora, casada con un ejecutivo, madre de dos niños. Vive en una casa confortable. Sin embargo, es una mujer helada. Igual que miles de mujeres ha sentido cómo su curiosidad, su impulso vital se iban anquilosando a fuerza de un trabajo que compaginar con compras que hacer, cenas que cocinar, baños de niños que preparar. Todo eso que se entiende por la condición normal de mujer”.
Catorce fotografías tomadas con su amante, Marc Marie, articulan en El uso de la foto una historia de amor marcada precisamente por el cáncer de mama padecido por Annie Ernaux, quien en un pasaje dice: “A menudo, desde el principio de nuestra relación, me había quedado fascinada descubriendo al despertarme la mesa con los restos de la cena, las sillas desplazadas, nuestra ropa mezclada, tirada por el suelo en cualquier lado la víspera por la noche al hacer el amor. Era un paisaje diferente cada vez. Me pregunto por qué la idea de fotografiarlo no se me ocurrió antes. Ni por qué nunca se lo propuse a ningún hombre. Quizá creyera que había en ello algo vagamente vergonzante, o indigno. A lo mejor, también, es porque solo podía hacerlo con aquel hombre en aquel periodo de mi vida”.
Otros favoritos para el Nobel de este año eran Salman Rushdie, Liudmila Ulítskaya y Michel Houllebecq.
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