Agenda Cultural
Contraescenas. Sobre la muestra de Fernando Allen
Fernando Allen, de la serie "(A) Imagen de dioses y espectros". Colección Mendonca. Cortesía del artista
Titulada (A) Imagen de dioses y espectros, se encuentra expuesta en la galería Fábrica una muestra de fotografías de Fernando Allen realizada con la curaduría de Fredi Casco. La exposición se ocupa de cuatro rituales clave de la cultura popular del Paraguay: el Guaykuru Ñemonde, celebrado en Emboscada; los kamba ra’anga de la festividad de San Pedro y San Pablo de Altos; el Debylyby, la gran ceremonia ishir del Alto Paraguay, Chaco, y el Arete Guasu, la celebración de los chiriguanos, Boquerón, Chaco. Cargados de potencia visual y densidad expresiva, estas conformaciones culturales resultan arduas de abordar por la complejidad de sus manifestaciones estéticas y la consistencia de sus tramas significantes. Los dos primeros rituales retrazan las cartografías sociales asumiendo la amenaza/promesa de la diferencia más radical: el otro es representado mediante el rodeo del sarcasmo, el temor y el juego, los vaivenes de la alteridad y el impulso de las certidumbres primeras.
Las dos últimas ceremonias convocan a dioses y antepasados para movilizar los ciclos del cosmos natural y orientar el rumbo del sentido humano. Ambas se hallan involucradas en matrices de alto voltaje simbólico-imaginario; ambas generan fuerzas que reubican la escena comunitaria desplazándola a espacios de representación paralelos y a tiempos mil veces recurrentes. Son tempo-espacios movidos por el ritmo de la memoria o la ilusión y por el curso de períodos amenazados por el ecocidio creciente. Los cuatro rituales apuntan a renovar las razones del contrato social: a afirmar el deseo de colectividad mediante la eficacia del símbolo y la belleza de la imagen. Todos ellos apelan a máscaras que escamotean el rostro personal para promover dispositivos múltiples de identificación; embozos que resguardan figuras sociales, sombras míticas y furtivas facciones animales.
Fernando Allen viene merodeando estas extrañas, indispensables, manifestaciones desde hace décadas; tiene, pues, un acervo incontable de imágenes; confrontarlas constituye una operación riesgosa, jugada en cuatro frentes simultáneos que dificulta aún más el abordaje de cada rito. Apoyado en el concepto curatorial de Fredi Casco, en esta exposición se trazan diagramas escuetos, punzadas de momentos. Los personajes, que no son muchos, aparecen frontalmente, a cuerpo gentil y bajo luces crudas; bastan las máscaras para albergar las sombras del otro lado. La única escenografía que aparece expuesta en cifra narrativa, en gran formato y espacialmente desplegada es la compuesta por un conjunto de palmas de karanda’y. La figura de un hombre, en trance de representar a una deidad ishir, se abre paso entre la vegetación de puntas afiladas que resuena en el plumaje de su atuendo y en las pinturas de su piel adornada. Es una escena del Debylyby, el imponente rito, o trama de ritos, ishir. Las fiestas-culto del Guaykuru Ñemonde y de los kamba ra’anga son registradas de modo parco, pero muy intenso, por figuras firmemente plantadas ante la mirada, desafiantes con sus atavíos portentosos y sus semblantes velados. El Arete Guasu, documentado por Allen a lo largo de años, en esta muestra aparece en el otro extremo del Debylyby. Éste hace resplandecer la imagen, aquél moviliza el concepto y activa sugerencias varias: muestra el vacío esencial que cobija toda ceremonia, el silencio rumoroso que dejan los oficiantes. No hay fotografías del Arete Guasu, sino un escueto video. Allen podría haber seleccionado algunas de entre las tantas fotos tomadas durante muchas representaciones de la ceremonia, pero ahora se limita a exhibir en el video la escena desnuda, acompañada de un registro de ondas sonoras que permite apenas suponer la visión y el sonido de lo acontecido. El acontecimiento deja vestigios, ecos y huellas. Resuena en el silencio o en su borde incierto, sigue ocurriendo sostenido en el caluroso vacío chaqueño. La muestra marca dos momentos de la ceremonia ritual: el poder refulgente de la forma y la latencia de todos los personajes, los progenitores, las deidades y las fuerzas oscuras y propicias que magnetizan la escena y la dejan energizada hasta el siguiente año. Entre la presencia plena y los espectros de la memoria y el deseo se tensa el camino fragoso de la fiesta.
* Ticio Escobar es crítico de arte, curador, docente y gestor cultural. Fue presidente de la sección paraguaya de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA Paraguay), director de Cultura de la Municipalidad de Asunción y ministro de la Secretaría Nacional de Cultura.
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