México convence a galerías europeas de no vender objetos arqueológicos mexicanos

La semana pasada, la Secretaría de Cultura de México hizo un llamamiento a las galerías europeas para que no vendieran valiosos objetos mexicanos. En su anuncio, el ministerio dijo que había identificado más de 100 objetos que iban a ser vendidos en las siguientes semanas en varias casas de subastas, incluyendo Setdart, en Barcelona; Carlo Bonte, en Brujas; Ader, en París; así como en la Galerie Zacke de Viena.

“Desde el Gobierno de México lamentamos y condenamos enérgicamente esta venta, cuyas piezas constituyen bienes de la Nación, inalienables e imprescriptibles, extraídas sin autorización y de manera ilegal del territorio nacional, ya que su exportación está prohibida por la legislación mexicana desde 1827”, dice el comunicado.

En su mayor parte, los esfuerzos del ministerio fracasaron. Sin embargo, la pieza conservada en la Galería Zacke será repatriada.

La obra en cuestión es una representación del dios azteca de la tierra Tlaltecuhtli, procedente de Veracruz. El artefacto iba a ser vendido en una venta de arte china (a pesar de no tener ninguna relación discernible con ese país) por un precio estimado de 8.000 euros (8.700 dólares). Un representante de la galería dijo a la agencia de noticias alemana dpa que, “en un gesto de compasión y responsabilidad corporativa”, había logrado que el coleccionista, que es de Estados Unidos, repatriara el objeto.

México se ha mostrado cada vez más activo en la búsqueda de la repatriación. Las autoridades del país han lanzado un movimiento conocido como #MiPatrimonioNoSeVende, cuyo objetivo es disuadir a la gente de comprar y vender artefactos mexicanos explicando lo importantes que son para el orgullo indígena y nacional.

Los políticos mexicanos no siempre han conseguido que las mayores subastas del mundo retiren los artefactos de sus ventas, pero sus esfuerzos han tenido algún efecto. El mes pasado, una pareja holandesa que poseía 17 artefactos precolombinos devolvió su colección a México después de enterarse de los perjuicios de coleccionar antigüedades preciosas.