Agenda Cultural
50 años de la gira del TVP a Manizales
El TPV al finalizar la presentación de "Un puñado de tierra" en el Teatro Los Fundadores, Manizales, Colombia. Septiembre, 1971. Cortesía
Ex miembros del Teatro Popular de Vanguardia (TVP) realizarán un conversatorio para conmemorar los 50 años de la gira del grupo al Festival Latinoamericano de Teatro de Manizales en 1971. El acto tendrá lugar en el Teatro de las Américas, el domingo 31 de octubre, a las 19:00 horas, y será transmitido de forma virtual a través de las páginas de Facebook de la SNC y del CCPACulturalpy. En aquella oportunidad el TPV concurrió a Manizales con el espectáculo poético-musical Un puñado de tierra, creación colectiva del elenco, con la dirección de Erenia López y Antonio Pecci, con base en una idea original deHugo Herrera.
El montaje había sido estrenado en el entonces Salón de las Américas, del CCPA, en noviembre de 1970, con gran receptividad de público y de la crítica. La escenificación se basó en textos de las voces del exilio interno -como las de José Luis Appleyard, Josefina Plá, Manuel Argüello, René Dávalos, Emilio Pérez Chaves, Guido Rodríguez Alcalá, Adolfo Ferreiro, Santiago Dimas Aranda y Ramiro Domínguez- y las del exilio exterior -como Elvio Romero, Augusto Roa Bastos y Hérib Campos Cervera-. Así también, con temas musicales de José Asunción Flores y Agustín Pío Barrios, en la selección e interpretación de Víctor ‘Pato’ Brítez, notable figura musical.
El trabajo del grupo demandó seis meses de elaboración y adaptación de los textos y la música al lenguaje escénico, con base en técnicas de improvisación. El resultado fue una puesta en escena de una hora de duración, con vestuario y escenografía realizados por Jenaro Pindú, destacado artista visual.
El Teatro Popular de Vanguardia (TVP) estaba con nosotros
Pedro Gamarra Doldán, abogado, gestor cultural y estudioso de la cultura paraguaya, ofrece aquí una visión del grupo y su época:
“De esos felices años, desde 1965, ir al TPV, a sus ensayos o puesta en escena, era un deleite y un grato deber. Asistir los días de ensayo en el Centro Cultural Paraguayo Americano, era un aprendizaje de cómo hacer teatro, cómo escenificar, cómo gestualizar, cómo dominar el personaje. Los ensayos estaban abiertos al público, y aunque nosotros no éramos actores, podíamos observar y de algún modo participar del proceso. Ello conformaba una forma de expresar nuestra concepción de la vida y el compromiso con el arte.
“En ese tiempo, la juventud se movía por ideales y existía cierta homogénea conexión entre los interesados en la vida cultural bajo sus diversas manifestaciones. Todos estábamos allí, nos reunía y unía básicamente la amistad, la simpatía por lo que hacían, y nuestro afán de mutuo apoyo. Enseñábamos nuestras ganas de saber y aprendíamos con deleite, en aulas vivas, desde el proceso a la puesta en escena.
“En ese tiempo el teatro era un medio de expresión verbal y corporal con texto y contexto que iba más allá de una expresión de entrenamiento pasatista. El TPV era un vórtice por donde texto, contexto y pretexto se unificaban en una forma de decir a través del teatro. Aprendíamos inmersos en un compromiso de ética y estética, una voz manifiesta de toma de conciencia, deleite y expresión para el cambio. Aprendíamos sus escuelas y el sentido responsable de ser integrantes de quienes querían cambiar las formas políticas y culturales.
“TPV era sinónimo de encuentro vital y cenáculo abierto para el intercambio de libros, ideas y experiencia. Un foco vital y de apoyo y protección, en una época de sectarismos y presiones arbitrarias. La entonces sencilla y rústica cafetería del CCPA era un palco accesible y abierto para un encuentro con el corpus actoral y de mensajes del TPV.
“El TPV, con su puesta en escena en 1970, dio un amplio espectro a la temática paraguaya, con Un puñado de tierra, donde valiéndose de un nombre clave como el que tenía, nos conectó a escritores fundamentales de nuestra concepción cultural en esos años y que, comprendo, lo siguen siendo hoy.
“Hérib Campos Cervera era un escritor por nosotros respetado, por su valiosa obra y marcado humanismo. También integraban la corriente de pensamiento de ese tiempo, expresada en manifestación escrita, en obra poética o de prosa, Elvio Romero, Roa Bastos, Josefina Plá, mujer respetada, al igual que José Luis Appleyard. Cabalgando un tanto más en el tiempo, Guido Rodríguez Alcalá, René Dávalos, Nelson Roura, Emilio Pérez Chaves. Las revistas Criterio, Época y antes Péndulo, estaban también allí, Juan Carlos da Costa, no poeta, pero de trasfondo cultural poético, visible a veces, u otros más frecuentes, invisible, pero que nos transmitía su versación.
“El TPV sigue vivo en nuestras vidas, en nuestras experiencias, en nuestras formas de vivir y de asumir cualquier tiempo”.
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