Agenda Cultural
“Hojas sueltas”, de Carlos Rolandi, en Casa Mayor
Carlos Rolandi. De la serie "Hojas sueltas". Cortesía
La exposición Hojas sueltas, de Carlos Rolandi, organizada en colaboración con Verónica Torres colección de arte, se inaugurará en la galería Casa Mayor. La serie está conformada por unas cincuenta obras, realizadas en hojas sueltas montadas sobre maderas recuperadas.
La inauguración de la muestra está prevista para este jueves 28 de octubre, a las 19:30 horas, y permanecerá abierta al público hasta el 10 de noviembre.
En este contexto, el crítico Ticio Escobar se refiere a la muestra en el texto La tabla y sus cifras:
“Los signos gráficos trazados por Carlos Rolandi sugieren partículas de dibujos abandonados, indicios de un mensaje incompleto o bien rastros de algo que no puede ser reconocido porque ya no está presente. Son inscripciones breves, agudas o sinuosas que pueden ser consideradas tanto en sí mismas como vistas en los conjuntos enmarañados que ellas arman al ocupar apretadamente el mismo espacio. Los conjuntos son inestables pues dependen de los movimientos de la mirada: según las direcciones que ésta emprende, se conforman y deshacen como enjambres o como nubes; como cúmulos de humo armados y desmontados por el capricho de los vientos o el rumbo esquivo del deseo.
“A veces la mirada empuja estas escuetas grafías y las lleva fuera de la escena de la representación. Es que los papeles no actúan solo como soporte de grafías, sino también como superficie de inscripción de acontecimientos que no pueden ser plenamente asentados y sobrepasan el plano que los sostiene.
“Las formas del arte son siempre provisionales y contingentes: pueden ocurrir más allá de su propio espacio o bien pueden no ocurrir. Liberados de la sujeción del papel, los signos tienen la posibilidad de encontrar un nuevo lugar o flotar sin anclaje alguno y deambular más allá de todo contexto significante. También pueden desaparecer o bien esperar una ocasión propicia para vincularse con sentidos nuevos.
“Esta obra de Rolandi se complica cuando los papeles son, a su vez, ubicados sobre bases de madera: tablas en desuso, abandonadas. La presencia de estas tablas trae a colación la materialidad de la obra y recalca su devenir fortuito y su vocación contingente. Las tablas son desechos, restos de moblaje o construcción; ensamblados a ellas, los papeles se vuelven entidades accesorias, ilegibles garabatos-anuncio lastrados por elementos extraños a sus posibilidades significantes.
“Las maderas sobrantes comprometen el estatuto artístico de la obra, no por su procedencia ordinaria, tan asumida por el sistema del arte, sino por la perturbación de su pragmática exhibitiva. ¿Cómo exponer a la mirada un objeto cuya hibridez material y cuyo incómodo formato exceden los cánones estéticos y las categorías expográficas?
“Rolandi encabeza un escrito sobre su propia obra citando un texto de Tierry de Duve: “Una obra de arte es contemporánea –en contraposición a clásica, moderna, antigua o lo que fuere‒ mientras se exponga a no ser considerada Arte”. El texto citado es clave para un acercamiento mejor a esta propuesta. La obra de Rolandi se expone a no ser expuesta, a no coincidir con el ángulo de la mirada que la definirá como obra; se arriesga a que su carácter provisional la adelante o la retrase con relación al tiempo exacto o el lugar preciso en que podría ser considerada obra por el régimen del arte.
“Ese exponerse a no-ser-arte es precisamente lo que define la obra no solo como contemporánea, sino como obra misma. Ésta es no solo aquello que provoca acercamientos a una comprensión más intensa de las cosas. Y es no solo lo que complejiza la experiencia del mundo renovando las preguntas, básicas o fundamentales, que bocetan un horizonte de sentido. La obra es también lo que podría llegar a provocar esos acercamientos e intensificar tal experiencia. Es lo que podría ser o no ser: es lo que se expone a esa posibilidad jugada ante el horizonte de lo posible/imposible. A veces la virtualidad de ser arte se manifiesta mediante formas cabales; a veces se mantiene en estado latente hasta que sea activada en situación propicia y tiempo adecuado. La latencia es su mejor facultad, no solo para explicitar un contenido, sino para reservarlo para un tiempo que no advino aún.
“La obra de arte tiembla de reflejos de futuro, dice Walter Benjamin. Este temblor compromete la forma con vistas a una promesa. Tal compromiso también define la obra e ilumina, por un instante, la grafía incompleta y la forma incierta, prendidas ambas a una tabla de salvación cualquiera”.
Acerca del artista
Carlos Rolandi nació en Quyquyhó, Paraguay. Es licenciado en artes plásticas por la Universidad de París VIII, Francia. Desde 1983 realiza exposiciones individuales y colectivas de grabado, dibujo, pintura y collages, tanto en el interior como exterior del país. Además, es docente del Instituto Superior de Bellas Artes en Asunción. Actualmente vive y trabaja en Areguá, donde dirige su propia galería de arte, Atelier Carlos Rolandi.
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