Agenda Cultural
El mundo del cómic lamenta la partida de Robin Wood
Robin Wood, durante su juventud en Buenos Aires, en una publicación de la época. Cortesía
Anoche, domingo 17 de octubre, falleció en Encarnación a los 77 años, tras una larga enfermedad, el gran guionista de cómics Robin Wood. La comunidad cultural lamenta la partida de quien recreara con magnífica originalidad las aventuras de Dago, Anahí, Nippur y Pepe Sánchez, por citar solo algunos de sus personajes más conocidos.
Robin Wood era descendiente de australianos. Sus abuelos habían militado en el movimiento de socialistas fabianos y, luego de una huelga de esquiladores en el estado de Queensland, en el noreste de Australia, huyeron de su país buscando un sitio donde pudieran vivir según sus ideas, que pregonaban la emancipación de la tierra y el capital de la propiedad individual y de clase, y la necesidad de hacerlo mediante la diseminación general del conocimiento en toda la sociedad. Fue así que llegaron a Paraguay en 1900 con el grupo de colonos que, liderados por el periodista inglés Willian Lane, participaron en la fundación de Nueva Australia, en Caaguazú. Posteriormente fundaron Colonia Cosme, en Caazapá, donde nació Wood en 1944.
Robin creció en una pequeña comuna de irlandeses y escoceses. Durante su infancia vivió en diversos orfanatos y su educación formal se detuvo en la escuela primaria. No conoció a su padre, y fue su abuela quien despertó su imaginación con relatos de lugares exóticos, contados en inglés. Trabajó desde muy joven, primero en Paraguay y luego en Argentina. Según señalan Diego Accorsi, Julio Neveleff y Leandro Paolini Somers en Robin Wood. Una vida de aventuras, “tuvo una infancia humilde e intensa en la selva, donde creció hablando en gaélico, escocés e irlandés. Muy joven y casi muerto de hambre, descubrió en Buenos Aires que las historias que había escrito estaban publicadas ¡y eran un éxito! Por casi medio siglo escribió cientos y cientos de guiones de historieta y viajó por todo el mundo. Enfrentó cada día guiado por su determinación y sus ganas de vivir”.
En Buenos Aires asistió a la Escuela Panamericana de Arte, ya preparándose como dibujante y guionista. Allí publicó su primer guion de historietas en Editorial Columba. Comenzó con una historia sobre los sumerios, que lo apasionaban, para después escribir sus célebres Dennis Martin, Mi novia y yo y Jackaroe. Luego aparecieron Mark, Pepe Sánchez, Savarese, Dago, Dax, El Cosaco , Ibáñez, Mojado yMorgan. Los estudiosos dividen su producción en dos etapas: una primera y clásica, desarrollada en Argentina, y una segunda que corresponde a su prolongada residencia en Europa (Barcelona, Copenhague y el sur de España).
Robin Wood recibió el premio “Mejor Guionista del Mundo” en la Bienal de Córdoba y el Premio Yellow Kid, considerado el Oscar de la historieta, que le fue otorgado por el XX Salone Internazionale de Cómics del Film de Animazione e della Ilustrazione (Roma, 1997). Asimismo fue distinguido con el premio Gran Creador en Falconara, Italia; el premio Pléyade, otorgado por la Asociación de Editores de Argentina; el Premio de Honor en el Festival de la Historieta del Mercosur (Asunción, 2000), y el premio Ricardo Barreiro, de la asociación Argh! de España. La Gobernación de Caazapá creó en su honor el Parque Robin Wood.
Ante su fallecimiento, la Secretaría Nacional de Cultura expresó en un comunicado: “Ha cumplido su paso por la vida una de las estrellas más deslumbrantes del arte paraguayo. Hacedor de una fantasía incomparable derrochada a través de la escritura en una legión de héroes aventureros de épocas y lugares distantes pero todas fascinantes, con sus rasgos temerarios y sus acciones justicieras que hacían verdad los sueños de varias generaciones de jóvenes y personas que sueñan un mundo diferente. La estrella de Robin Wood ya pasó a nuestro lado, pero queda su estela maravillosa con los rostros y aventuras de Dago, Nippur, Pepe Sánchez, Anahí… y tantos otros héroes entrañables, estela que no se apagará y que ya es antorcha en las manos de sus seguidores”.
El escritor Javier Viveros, quien recientemente participó en la edición de Dago, publicación realizada en homenaje al guionista, dijo que “había en Robin Wood un escritor de talento inconmensurable, condición que se reflejaba en la brillantez de sus tramas, en la prosa de 24 quilates que desplegaba en las cartelas, en los diálogos chispeantes y verosímiles de sus historias. Una oración aparte merece su maestría en la construcción de personajes: unas pocas viñetas le bastaban para dar forma a seres de papel absolutamente perdurables. Hablar de lo mucho que significó Robin para la historieta es ponerse en los zapatos de Perogrullo. Ubérrima y de perfección resplandeciente, su obra habla por él. Solo basta subrayar que se ha ido el más grande y que los guionistas hemos perdido a nuestro hermano mayor”.
El ilustrador Roberto Goiriz, por su parte, señaló: “Murió el djinn de Dago, murió el genio de la floresta de Anahí, murió el maestro de las historietas, murió el mejor escritor de cómics que conocí en mi vida”.
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Alfredo Juan Brizuela
19 de octubre de 2021 at 02:45
¡¡¡ NIPPUR VIVE !!!