Agenda Cultural
Ofelia con voz propia
© Jorge Luis Giménez
La profundización de personajes femeninos en el teatro clásico presenta en la contemporaneidad novedosas indagaciones. Los autores han ofrecido, incluso, la posibilidad de explorar elipsis que esconden universos posibles, múltiples, pasibles de ser recreados por la mente del intérprete y ofrecer miradas alternativas. Ofelia es uno de los papeles más aclamados que instaló el teatro isabelino pero, más allá de que no haya sido la intención del autor de Hamlet la de mantenerlo a la sombra del protagonista que da nombre a la clásica obra, los giros y puntos de partida del discurso mismo son sugerentes para cada espectador. De hecho, la libertad es la cualidad de la que goza todo sujeto al punto de que la diversidad de interpretaciones rebasa todos los límites impuestos por la estructura dramática canónica, la fidelidad al texto, el respeto al autor, la conservación de la esencia, la permanencia de la diégesis.
Ofelia iba fluyendo, de Luz Saldívar, encuentra en los giros y puntos de partida que ofrece el texto literario la bisagra para facilitar la apertura a profundizar en esas elipsis. A estas, la intención de esta propuesta teatral tiene preparada una poderosa reivindicación femenina. Tras Ofelia, toman forma las voces de las mujeres de la obra y configuran la ansiada actualización dramática que permite su rescate. Signada nada menos que por la mirada de Ofelia, esta suerte de adaptación recrea un «sí mágico» alternando toda peripecia de la heroína que se abre camino en la trama y constituye un papel que pasa por encima del patriarcado. Es, entonces, que cabe preguntarse qué pasaría si Ofelia hablara fuera de los muros de Elsinor o, adentro, si estos replicaran sus decires o sus acciones.
En el siglo XX hubo novedosos análisis que abordan la presencia femenina en la obra de Shakespeare, particularmente en casos determinados. En Hamlet, la lectura predominante es instalar la inocencia de Ofelia sin dar luz a una de sus cualidades más significativas que es la inteligencia. Por ejemplo, en esa línea, mediante unos signos que brinda la obra, la escritora y académica estadounidense Carolyn Heilbrun instala que Ofelia ocupaba un lugar importante en la corte pues tenía el aval de la reina Gertrudis, quien, aparentemente, pretendía evitar toda distinción de clases entre Ofelia y su hijo [1]: “En cuanto a ti, Ofelia, me alegraría que la causa de la insania de Hamlet fueran tus encantos, como espero que, por el bien de los dos, tus virtudes le devuelvan el camino acostumbrado” (III, i) [2].
Con esta premisa en particular —hay otras que merecen mención— puede deducirse que Shakespeare concedía a Ofelia la llave que abrirá la puerta a su universo posible, a ser contado por quienes pretenden indagar en él. Y las posibilidades han sido varias y el espectro de retratos de Ofelia que han ofrecido tanto el teatro como el cine ha sido diverso. Una de las últimas exploraciones es la de la película Ophelia (2018), de Claire McCarthy, basada en una novela de Lisa Klein. En ella, la autora crea un universo ficcional posibilitado por las elipsis, por aquello que no se cuenta en el texto y, afianzándose en lo que el lector conoce de la obra shakespeariana, cuenta una historia diferente. En esta película prima la mirada de Ofelia aunque su vida no deja de estar signada por la existencia de Hamlet [3].
Si estudiamos el rol de Ofelia, cabe rescatar aquí la necesidad de que ella trascienda las imposiciones del entorno, recupere su propia voz y, desde la mirada contemporánea, reclame justicia. Y tal es el caso de Ofelia iba fluyendo, obra que, además, refuerza las voces de las mujeres que tiene cerca y que reivindican no una dignidad arrebatada por las circunstancias, sino la permanencia del derecho a hacer escuchar su propia voz. El recurso no recae únicamente en el análisis del discurso que desarrolla la obra, sino en las opciones que se tienen del acaso «limitado» universo del personaje femenino. No en vano Shakespeare ha dejado abiertas las posibilidades en otras piezas, aspecto que reconoce la directora de la propuesta que nos convoca, pues las voces, según sostiene: «se cuelan, cuentan otra historia, y tienen otra visión».
El revisionismo de clásicos se enmarca básicamente en el cuestionamiento y en la crítica al relato oficial, consolidado por la teoría teatral canónica, tan ceñida al texto, con el afán de reinterpretarlo. Con atravesar el muro de esa superestructura canónica ya se logra ofrecer miradas alternativas, como las que han venido planteándose las versiones libres, las reinterpretaciones, refundiciones y reescrituras de textos clásicos. El caso de Ofelia iba fluyendo consigue, desapegando a Ofelia de la figura del príncipe, construir una metáfora sin victimizar al personaje. De hecho, en la obra, ella es la única de las mujeres de la corte que no pretende doblegarse a la normativa impuesta por un sistema dominado por hombres.
Si en la obra original Polonio constituye la imagen viva de un dignatario de la corte, a todas luces subordinado a una autoridad, el cambio de género planteado en Ofelia iba fluyendo no afecta la esencia del personaje. Apolonia mantiene su condición de servidora, madre de dos jóvenes, preocupada por el futuro de su hija sin alejarse del Polonio que construyó Shakespeare. Además, este dato curioso habla de la intención de esta novedosa propuesta, que hace hincapié en que el cambio de género no es determinante al momento de hablar de subordinaciones, de segregación social. Polonio y Apolonia están signados por la frívola jerarquización y clasismo propios de una corte.
La obra cobra fuerza cuando, siendo el discurso replanteado y revisado, la propuesta artística se mantiene en la época. Un vestuario confeccionado con el colorido propio de la puesta renacentista otorga verosimilitud al nuevo libreto, y recarga de simbolismos y refuerza la imagen de un texto que no ha muerto a lo largo del tiempo.
Ficha técnica
Ofelia iba fluyendo, basada en el clásico de Shakespeare, fue dirigida y escrita por la actriz, directora, escritora y gestora cultural Luz Saldívar. El elenco está conformado por Silvio Rodas, Eli Caballero, Arianna Jiménez, Ariell López Sabino, Barbara Becklake, Roxana Riquelme, Nadia Riveros y Violeta Pazos. Asistencia de dirección: Rafael Sandoval. Vestuario y escenografía: Héctor Micó. Diseño y luces: Martín Pizzichini. Filmación y edición: Dani González. Maquillaje: Teresita Ortiz. Peinados: Alberto Romero. Fotografías y diseño gráfico: Jorge Luis Giménez. Locación para fotografías: La otra casa de Asterión. Espacio de grabación: Sala La Correa. Producción general: Samadhy Albiol.
La obra cuenta con el apoyo del Fondo Municipal para el Fomento y la Promoción de las Artes Escénicas y estará en cartelera hasta el 30 de julio, a través de plataforma virtual Passline.com, en este enlace. Más informes: 0971-530077.
Notas
[1] Carolyn Heilbrun, “The Character of Hamlet’s Mother”, Shakespeare Quarterly, Vol. 8, N° 2 (Spring, 1957), 201-206.
[2] William Shakespeare, Hamlet (Madrid: Austral, 2006), 124.
[3] Ophelia, dirigida por Claire McCarthy (2018, Estados Unidos: Covert Media).
*Julio de Torres es intérprete escénico, narrador, poeta, dramaturgo e investigador en humanidades y arte (música, teatro y cine). Es máster en estudios teatrales y docente universitario.
-
Destacado
Peña deja la cumbre del G20 en ambulancia tras sentir dolor en el pecho
-
Lifestyle
“Bungee jumping training”: saltar para estar en forma
-
Política
Falleció el abogado José Fernando Casañas Levi
-
Agenda Cultural
Paraguay e Irlanda celebran el legado de Madame Lynch
-
Deportes
¡Olimpia aguanta con uno menos y conquista su estrella 47!
-
Política
En redes sociales despiden a Casañas Levi
-
Deportes
Preparan “fan fest” para hinchas que no tengan entradas para la Final de la Copa Sudamericana
-
Deportes
Paraguay debuta con una goleada en el Mundial C20