Agenda Cultural
Falleció esta mañana el maestro Florentín Giménez
Víctima del Covid-19, falleció hoy el maestro Florentín Giménez, destacado y prolífico compositor, director de orquesta y uno de los grandes referentes de la música en Paraguay. Fue director del Conservatorio Nacional de Música, creado en 1996, y creador de la Orquesta Sinfónica Nacional, de la que fue director, con más de 112 músicos de alto nivel académico. Recibió el Premio Nacional, instituido por el Parlamento Nacional. En 2005 fue nombrado Maestro del Arte por el Congreso de la Nación, a través del Centro Cultural de la República El Cabildo, junto a Olga Blinder, María Elena Sachero, Rubén Bareiro Saguier y Tala Ern de Retivoff.
Nacido en Ybicuí el 14 de marzo de 1925, Florentín Giménez dedicó por completo su vida a la música, en la que se inició siendo muy joven, y conoció la dura experiencia del exilio y la persecución. Ya en 1947, a causa de la guerra civil, se vio obligado a mudarse temporalmente a Argentina, para regresar al año siguiente. En 1953, siendo miembro permanente de la comisión directiva de la Asociación de Músicos del Paraguay, fue detenido bajo la calificación de “izquierdista” y mantenido preso varias semanas, para luego ser confinado en Clorinda, donde permanecería varios meses. En 1956, dada la intraquilidad que decía sentir entonces, decidió volver a Buenos Aires, donde desarrolló una importante etapa de su carrera artística, junto a referentes clave de la música paraguaya como José Asunción Flores, Francisco Alvarenga, Demetrio Ortiz, Emigdio Ayala Báez, Herminio Giménez, Jacinto Herrera y Juan Escobar, entre otros.
Una vida intensa y prolífica
En 1940, a los 15 años, ingresó a la Banda de Músicos de la Policía de la Capital, donde fue alumno de Salvador Déntice, quien había sido maestro de José Asunción Flores, Félix Fernández y Darío Gómez Serrato. Amante de la batería, supo ejecutarla e integró tocando este instrumento la Orquesta de Música Popular dirigida por Severo Rodas, en 1943.
Ese año obtuvo una beca en el Conservatorio La Lira, dirigido por la profesora Pepita Faella. En 1945 aprendió a tocar el piano y se integró como pianista a la orquesta de Ramón Reyes, donde permaneció hasta 1947, año en que partió a Buenos Aires, escapando de las consecuencias de la llamada “Revolución del 47”. A su regreso al país formó su primera orquesta, Ritmos de América, que ejecutaba composiciones con arreglos escritos por el propio Giménez.
Siempre interesado en el rigor académico, se especializó en armonía con Otakar Platil (músico checo, compositor y director de orquesta, profesor de armonía y contrapunto, que por entonces residía en nuestro país y formó grandes músicos), al tiempo que con su orquesta se presentaba en distintos escenarios.
En 1950 creó el grupo Florentín Giménez y su típica Moderna, con 14 integrantes y Oscar Escobar, Juan Carlos Miranda, Carlos Centurión y Jorge Alonso en voz. La formación conoció pronto el éxito, con giras dentro del país así como en el exterior, especialmente Argentina, donde se presentó en diversas provincias.
Paralelamente, Giménez formó una orquesta de música folclórica compuesta por 30 profesores, que actuaba en los intermedios de las obras teatrales y radioemisoras. Según algunos, esta fue quizás la época más creativa del maestro, pues en ese momento surgieron composiciones que alcanzaron gran repercusión, como “Así canta mi patria”, “Nocturnal”, “Retorno” y “Ka’aguýpe”, entre otras.
Florentín Giménez cultivó también el género del poema sinfónico. Entre sus creaciones en esta línea cabe mencionar “Minas cué”, para solista, coro y orquesta, “El río de la esperanza”, para coro y orquesta, y “Ciclos”. Es autor, además, de seis sinfonías: Sinfonía Concertante Nº 1 para piano y orquesta, Sinfonía Nº 2 De las estaciones, Sinfonía Nº 3 en Re mayor, Sinfonía Nº4 Sortilegio, Sinfonía Nº 5 Quinta tonal y Sinfonía Nº 6, dedicada a Agustín Pío Barrios, Mangoré, en el cincuentenario de su muerte. Otras obras sinfónicas suyas son “Fantasía étnica” y “Misa paraguaya”, para solista, coro y orquesta. Asimismo, escribió conciertos para dos guitarras y orquesta, para violín y orquesta y para viola y violoncelo.
De gran versatilidad en su labor como compositor, no faltaron en su corpus de obra las comedias musicales y zarzuelas paraguayas. Entre ellas, “San Juan dice que sí”, “Perurimá”, con texto de Alcibiades González del Valle, “Romero y Julieta”, “Loma Tarumâ” y “Kurusu Cañete”, con texto de Mario Halley Mora. Asimismo, compuso música para obras de teatro y para la primera producción cinematográfica nacional, “Juana de Lara”.
El repertorio de música popular paraguaya se nutrió con más de 300 canciones compuestas por Giménez, entre polcas y guaranias. En 1993 publicó el primer tomo de Cancionero, álbum con 230 canciones de su autoría, cada una con su letra y la partitura para piano, obra considerada como un aporte valiosísimo para la divulgación de los géneros musicales nacionales. Entre las obras populares que compuso, están: “Adiós golondrinas” (syryry), “Amor imposible” (guarania), “Arroyito del recuerdo” (rasguido doble), “Asaje pyte” (kyrey), “Así canta mi patria” (guarania), “Campesina” (guarania), “Canción errante” (guarania), “Chacarera de Río Hondo” (chacarera), “Che mborayhu jara” (guarania), “Che reindy mi poraite” (polca), “Cuando florece mi valle” (canción), “El río y la luna” (guarania), “En tu sueño” (guarania), “Hi’a rohecha” (guarania), “Ka’aguýpe” (kyrey) y “Kuña koygua mi” (guarania).
Florentín Giménez fue autor de la primera ópera paraguaya, “Juana de Lara”, estrenada en 1987, a la cual Luis Szarán califica en su Diccionario de la Música en el Paraguay como “uno de los más grandes sucesos en materia de espectáculos artísticos en los años 80 en Paraguay”, ubicándola como una creación lírica “escrita en un estilo cercano a los románticos italianos, de argumento sobre temas patrióticos y ambientada en la época de la independencia del Paraguay de la corona española”.
Referentes culturales, y muy especialmente del mundo de la música, han expresado su pesar por la pérdida del gran compositor.
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