Paraguay restaura convenio con la DEA

El gobierno busca revertir uno de sus mayores fracasos diplomáticos al confirmar la continuidad del convenio con la Administración para el Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA) para la lucha contra el narcotráfico en Paraguay. La decisión, anunciada a través de un comunicado conjunto con la embajada estadounidense, llega tras meses de incertidumbre y tensión generada por la sorpresiva decisión de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) de poner fin a la colaboración en diciembre de 2024.

La crisis se desató cuando el titular de la Senad, Jalil Rachid, envió una nota a la DEA solicitando la suspensión del convenio con la Unidad de Investigación Sensible (SIU, por sus siglas en inglés), argumentando la necesidad de “optimizar la redistribución del personal operativo y fortalecer otras áreas”. Esta movida unilateral dejó perplejo al gobierno de Estados Unidos, que inmediatamente ordenó a su personal hacer inventario y preparar el retiro de la cooperación.

El impacto de esta decisión no tardó en hacerse sentir. La administración de Joe Biden interpretó la medida como un quiebre en la lucha conjunta contra el crimen organizado y el narcotráfico, una de las principales preocupaciones de Washington en la región. La falta de resultados en la lucha antidrogas y los vínculos de figuras políticas paraguayas con el crimen organizado solo agregaron más presión a Peña, quien intentó corregir el rumbo enviando una segunda nota a la DEA, la cual nunca obtuvo respuesta.

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Diplomacia de crisis y presión estadounidense

En medio del escándalo, la diplomacia paraguaya tuvo que maniobrar rápidamente para evitar una ruptura total con Washington. El punto de inflexión se dio con la llamada entre el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, y el presidente Peña, en la que se discutió el estado de la cooperación bilateral. Si bien la conversación se enfocó en la adquisición paraguaya de radares de una empresa estadounidense bajo el programa de Ventas Militares al Extranjero (Foreign Military Sales), también sirvió para limar asperezas y reconducir el convenio antidrogas.

Finalmente, el gobierno paraguayo cedió a la presión y, este 6 de marzo, se anunció oficialmente que la colaboración con la DEA seguirá vigente. La Senad continuará formando parte de la SIU, asegurando la permanencia de los operativos conjuntos contra las redes criminales transnacionales que operan en Paraguay.

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Un golpe a la credibilidad del gobierno de Peña

El episodio dejó en evidencia la falta de planificación y el manejo errático de la política exterior del gobierno de Peña. La decisión inicial de romper el convenio con la DEA no solo puso en jaque la relación con uno de los principales aliados estratégicos de Paraguay, sino que también debilitó la lucha contra el narcotráfico en un momento crítico para el país.

A pesar de que el gobierno intenta presentar la continuidad del convenio como una victoria diplomática, lo cierto es que se trató de una rectificación forzada por la presión internacional. Peña se vio obligado a dar marcha atrás en su estrategia, dejando en claro que no tiene margen para jugar con los intereses de Estados Unidos en la región.

El caso pasará a la historia como uno de los mayores papelones diplomáticos de la administración Peña y un recordatorio de que en el escenario internacional, las decisiones improvisadas pueden tener consecuencias graves. La lucha contra el narcotráfico sigue siendo un desafío clave para Paraguay, pero ahora bajo la mirada aún más atenta de Washington.