Trump versión 2025: cambios y desafíos que marcarán el nuevo gobierno en EE. UU.

POR Alan Redick

Que el Trump de 2016 es diferente al Trump de 2025 es algo ya evidente, tanto para los críticos como para la proyección marcada desde su propio equipo. Desde lo más superficial, como su imagen: en 2016, con una expresión sonriente, y en 2025, con una imagen seria e intimidante. Su gabinete también es completamente diferente. De hecho, el propio Elon Musk señaló que su nuevo gabinete está compuesto primordialmente por exdemócratas. El único miembro cristiano, republicano y conservador, al final, no pudo formar parte del gabinete, que quedó enteramente conformado por exdemócratas y neocons (los famosos señores de la guerra).

El cambio más radical es, quizás, el apoyo que Trump recibió de BlackRock. BlackRock es una de las empresas más poderosas del mundo, con control sobre los medios de comunicación, las farmacéuticas, las industrias armamentísticas, entre muchas otras áreas. De hecho, en esta campaña electoral, Trump contó con el respaldo no solo del New York Times y el Washington Post, sino también de las plataformas de redes sociales que anteriormente lo habían censurado. Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, Bill Gates y Elon Musk favorecieron a su equipo, siendo este último quien hizo campaña de manera abierta y directa. El apoyo de la prensa fue tal que el propio editor del Washington Post se vio obligado a renunciar por dicho motivo.

Este apoyo de BlackRock será uno de los hechos principales que marcarán el nuevo gobierno de Trump. El grupo de los principales billonarios ya se ha dejado ver cerca de Trump y el propio Elon Musk (que al igual que Trump también era demócrata antes) formará parte del equipo asesor de Trump, aunque ya no es el mismo Elon Musk demócrata y pro woke. En definitiva, este es un tema crucial y merecería todo un artículo o una serie de ellos para ver la transformación de este equipo económico que, así como Elon Musk, un tiempo atrás era el campeón pro woke, aportando billones y militando activamente  para luego renegar de ello y cambiar de postura. 

Sin entrar en otros detalles de la influencia del grupo de BlackRock y los billonarios que lo apoyan, y sin entrar en detalles de la influencia de AIPAC (el lobby israelí) que domina al gabinete de Trump, podemos brevemente analizar cuáles serán sus desafíos internos y a nivel internacional de forma breve, en especial en lo tocante a la educación, la salud y las relaciones internacionales. 

Educación

En cuanto a la educación, hay que reconocer que Trump hereda un sistema educativo completamente en ruinas. Podría hablar desde mi percepción anecdótica, tras enseñar en la universidad por casi dos décadas, donde el declive es evidente. Mis mejores alumnos eran aquellos que no asistieron a la escuela, sino que estudiaron en sus casas. Les seguían los que provenían de escuelas religiosas y otras instituciones privadas alternativas, como las de modelo Montessori. Sin embargo, esto es solo mi propia percepción. Por suerte, el propio New York Times publicó un artículo que evidenció el desastre educativo a nivel nacional, donde el propio ministro de Educación reconoció el fracaso. Según los resultados, una gran cantidad de estudiantes no sabía leer ni lograba superar los niveles básicos de matemáticas.

Por otra parte, la demografía en las universidades refleja una tendencia clara: los estudiantes formados en Asia acaparan los puestos de honor. Lo mismo puede extrapolarse al ámbito empresarial, donde se observa a chinos e indios liderando como CEO en las principales compañías de Estados Unidos.

Una de las controversias que ya tuvo Trump es justamente con su política de establecer una inmigración masiva desde India de trabajadores calificados otorgándoles una Visa H1 B, lo que ya le valió la protesta masiva de los republicanos e incluso de algunos demócratas como el senador Bernie Sanders.  

Salud

En cuanto a salud, el panorama no se presenta mucho mejor. Estados Unidos tiene una gran cantidad de su población padeciendo algún problema médico. En las estadísticas, su sistema de salud ocupa los últimos lugares entre los países desarrollados, a pesar de tener uno de los sistemas de salud más costosos del mundo. El descrédito por las instituciones sanitarias y los profesionales de la salud también ha aumentado enormemente, especialmente tras la última crisis sanitaria.

En su gabinete, Trump suma en este periodo a Robert Kennedy Jr., quien fuera precandidato a la presidencia por los demócratas. Kennedy es conocido por su lema de volver a Estados Unidos saludable y su enfoque va en mejorar la alimentación nacional, o sea, poner un énfasis directo en la salud y alejarse un poco del complejo industrial farmacéutico. Entre sus críticas directas está el que haya cuestionado abiertamente el uso de ciertas vacunas. Sin embargo, hace unos días el New York Times publicó una estadística que mostraba el descenso en vacunaciones en la población, lo que en resumen muestra que ya antes de que asuma Robert Kennedy Jr. el descrédito por ciertas vacunas es generalizado en la población. 

Donald Trump herido en la oreja derecha rodeado de sus guardaespaldas.

En el campo internacional, el Trump del primer periodo tuvo excelentes resultados a pesar de los miles de vaticinios apocalípticos que tuvo antes de asumir. Es verdad que su performancia diplomática fue bastante grosera con algunos líderes europeos; pero, por otra parte, logró una estabilidad pacífica con el inminente conflicto con Corea del Norte (que es una potencia nuclear). Se puede decir que su primer periodo fue un periodo de estabilidad y paz mundial, muy diferente al mundo conflictivo que vino después de él.

Putin invadió Ucrania. Israel cometió las más grandes atrocidades del siglo XXI masacrando a miles de niños y la población civil de Palestina. Aplicó un castigo colectivo, violó suelo diplomático y bombardeó también a civiles en el Líbano. En fin, como ya lo decía el filósofo Bertrand Russell, a los palestinos se les pide aceptar lo que ningún otro país en el mundo estaría dispuesto a aceptar. De hecho, jamás se aceptaría que en EE. UU. se bombardeen escuelas y hospitales para matar a posibles terroristas que se esconden bajo esas instituciones. Jamás se aceptaría que se masacre a más de 17 mil niños. Jamás se aceptaría pacíficamente una ocupación. Ya David Ben Gurion era consciente de que los palestinos no aceptarían sin pelea que ocupen sus tierras ancestrales; sin embargo, bajo una visión mesiánica, ellos ocuparon suelo palestino para traer a su mesías, al que los cristianos consideran el Anticristo. 

Por otra parte, está la constante amenaza de China contra Taiwán, lo cual podría desencadenar en un conflicto global. 

Bastante diferente

El Trump del segundo periodo parece ser bastante diferente también en su perspectiva internacional. Queda casi como  dado que Trump favorecerá a Putin y buscará una paz con Ucrania. Así como lo hicieron con Obama en el 2009, Israel ya dio un cese a las hostilidades, pero saben que a pesar de que más del 70% de los judíos votaron por Biden, tienen asegurado el apoyo incondicional de Trump y del Congreso de Estados Unidos. 

Lejos de restablecer el orden internacional, Trump ha propuesto como política internacional una extensión imperialista. Tomar el Canal de Panamá y Groenlandia sin descartar el uso de las fuerzas militares, e incluso habló de anexionar Canadá y presionarlos a que acepten imponiendo presiones económicas y comerciales, pero esta es una jugada peligrosa que podría arrojar a los canadienses a buscar ayuda de los chinos. 

Groenlandia y el Canal de Panamá son de interés prioritario no solo por su valor económico, sino también por cuestiones de seguridad nacional.  

En fin, ya en su primer periodo, Trump había prometido una serie de cosas que nunca cumplió. Desde aquello de terminar el muro y hacer que los mexicanos lo paguen…, pero en líneas generales su primer periodo fue uno de prosperidad económica y paz mundial. El segundo período estará marcado por la presencia de BlackRock y el equipo de billonarios, que en los últimos años han triplicado sus fortunas. Será, según se viene manifestando, un periodo bastante distinto al primero, donde, sospecho, habrá prosperidad y paz, pero no sé a qué precio. 

Su mayor desafío será China.