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Opinión

La mujer en el ejercicio del poder

La Conferencia de Beijing ha marcado un punto de inflexión en la marcha hacia la igualdad de derechos de las mujeres de todo el mundo. La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada en el año 1995, durante dos semanas en China Continental, ha congregado a multitud de mujeres de diversas culturas y formas de gobierno. Este año, a 30 años de implementación, se revisan los resultados sobre el cumplimiento de su Plan de Acción, que logro identificar 12 esferas de acción, siendo una de ellas, el título que lleva esta página: “La mujer en el ejercicio del poder y la toma de decisiones”. Estuve allí, y registré los fundamentos y acuerdos.

Con este punto del plan de acción hemos estado trabajando en la adopción de políticas públicas para avanzar en el proceso de empoderamiento de las mujeres; y celebro la presencia de varias mujeres en altos cargos públicos. Así mismo, valoro la presencia de una nueva elite de mujeres de la sociedad civil para la construcción del pensamiento crítico. Sin embargo, tengo preocupación respecto al proceso de la administración de las jerarquías, y de aquí arrancan mis comentarios respecto a las mujeres en el poder público.

No estoy en contra de las jerarquías, sino en el modo en que se las maneja, y en ese sentido, me sorprende que las mujeres que están en  cargos públicos de cierta relevancia, se colocan a veces, en una postura de superioridad, ante otras mujeres, marcando la diferencia, incluso en los espacios no formales. Me refiero a espacios que deberían ser aprovechados para fomentar la cercanía, y dejar por un rato, el protocolo, y ese status de “autoridad”. Estas actitudes, no de todas, pero de muchas, revelan que avanzamos en número, pero muchas siguen el ritmo del mismo sistema de poder patriarcal. ¿Cómo se administra el poder de las mujeres y las jerarquías? ¿Cómo se rompe el esquema de autoridad masculina establecido durante siglos? ¿Es solo una utopía pretender que sea de otro modo? El poder es el poder, no tiene sexo, me había dicho una colega hace unos años…

Esta observación nos plantea algunos desafíos para la reflexión: ¿No buscamos acaso el empoderamiento de las mujeres para la transformación social? ¿No era acaso el empoderamiento para alivianar esa jerarquización autoritaria tan molesta? ¿Vamos a empoderar mujeres para que hagan lo mismo que el sistema patriarcal existente? ¿Para qué queremos mujeres en el poder público si se va a reproducir el mismo modelo que criticamos y que queremos cambiar?

Como comenta muestra amiga feminista Alda Facio, el movimiento feminista nunca fue construido para que las mujeres seamos iguales a los hombres y nos acoplemos al sistema; no es esa la igualdad pretendida, sino la transformación del modelo de Estado patriarcal de dominación que ha relegado históricamente a las mujeres, y a otros estamentos de la población. ¿No sienten la amenaza de que ahora sea la mujer la que relegue a otras mujeres? ¿Cuál va a ser el resultado de este largo trabajo por las igualdades aquí y en el mundo, si hoy vamos a tener en el Estado a mujeres que ocupan esos cargos de decisión, reproduciendo el sistema patriarcal?

Tengo conciencia de que estas páginas podrían desagradar a muchas, y que es más fácil aceptar al mundo tal como es, pero me legitiman y me comprometen cuatro décadas de actividad por las igualdades y las libertades, y tengo la semi- certeza de que mis cuestionamientos son pertinentes y constructivos.  Lo siento, amigas, pero es mi opinión.

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