Opinión
¿Starbucks o cocido quemado con chipitas?
Cuando la cadena de comida rápida McDonald’s inició sus trámites para instalar una cadena de sus restaurantes en Paraguay, la gente de esa generación estaba más que contenta y maravillada por el acontecimiento y aplaudían que por fin Paraguay se vería como un país moderno y en consonancia con las grandes potencias.
Trabajar o comer en McDonald’s daba un cierto aire o estatus al comensal que se arrimaba a esos lugares, claro, prohibitivo para esa época para los “de a pie”. Solo pocos podían darse el lujo de comer la exquisita hamburguesa del país de Tío Sam que, a propósito, es uno de los países con más sobrepeso en el mundo. El común de la gente no podía permitirse gastar un dineral por una hamburguesa ni mucho menos pensar en llevar a toda la familia para que disfrutasen un momento de la “comida” del primer mundo.
Con el tiempo, precio-calidad de las hamburguesas fueron paulatinamente perdiendo terreno, quizás ante la cantidad de puestos de comida callejera, entre ellas, copetines que ofrecían el manjar estadounidense.
Hoy por hoy, ya no hay entusiasmo, cualquiera puede sentarse en un rincón de McDonald’s y degustar unos combos en familia. Ya no significa tener estatus, sino lo contrario, implica comida rápida, claro, para no decir comida chatarra. Implica, quizás, un desgano para cocinar platos frescos y nutritivos para la familia; en fin, el boom de las hamburguesas es historia, estas fueron reemplazadas por los lomitos, pizzas al tatakua y otros platos interesantes.
Ahora, el boom nuevamente se apodera de la gente, especialmente del asunceno capitalino. Con la llegada de Starbucks, en el país se repite la historia del fenómeno hamburguesa: el preciado café, que no sé realmente por qué es tan especial (no me hablen de la técnica del tostado). Esta nueva cadena se instalará en los lugares más icónicos que reúne a gente de buen pasar. Estimo que Starbucks no pondría un local en Valle Anguja’i, en donde la gente “de a pie” apenas puede deglutir mandioca diariamente.
Es interesante cómo se repiten eventos que atrapan a cierta generación y la vuelve loca. Me pregunto si este fenómeno sucede solamente en nuestro país, pues a los que vivimos fuera del charco nos tildan de aldeanos con taparrabos; no estoy exagerando: hacia ahí va la cosa.
Entiendo que esta ola de consumir productos extranjeros tiene algo que ver con la inmigración de paraguayos hacia varios lugares del globo; estos, al cabo de cierto tiempo, regresan al país, pero ya con un nuevo chip de convivencia, de consumición de productos que en el extranjero son comunes, simples o cotidianos. Quizás los cerebros del marketing apuestan a la “chetada”, (como dicen los jóvenes), especialmente aquellos que viven del Estado con jugosos sueldos, pues a estos les sobraría dinero como para pagar un café de alto nivel.
Con Starbucks, los marketineros tocarán la tecla al traer el exitoso café al país, y no se equivocarán, como no se equivocaron cuando instalaron McDonald’s, Pizza Hut o Kentucky Fried Chicken, etc. Con el correr del tiempo, espero ver Starbucks en cada esquina de algún pueblito perdido del interior, pues el paraguayo es ingenioso.
Lo que creo es que la llegada de esta cadena de café es tardía, puesto que ya los expertos en café local que se han formado en España, Francia o algún país del extranjero, formados en el sentido de haber tenido la experiencia de trabajar como camareros, meseros y baristas y que al regresar al país replican la experiencia vivida en el extranjero.
Aparecieron como hongos las cafeterías en el país; las hay para todos los gustos: hay café de acá, de allá y por todos lados que ofrecen un rico café con sabor a producto nacional. Algunas de esas cafeterías han instalado humildemente el cocido quemado hecho por la abuela, con el acompañamiento de chipitas y mbeju de cuatro quesos, etc.
No me sorprende esta moda que se instala en el país, pues ya tenemos experiencia con varias marcas que se han instalado en el ambiente local, con el fin de modernizar el paladar de los paraguayos y para que salgan del cocido yrei (cocido aguado, en guaraní).
*Correo electrónico: [email protected]
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