Opinión
Legislar respetando, el caso del Parque Nacional Médanos del Chaco
Hace pocos días, la Cámara de Diputados aprobó con media sanción un proyecto de ley que modifica la ley de creación del Parque Nacional Médanos del Chaco del año 2004 a través del Decreto 2726, un área de conservación que conforma un ecosistema de características únicas en el territorio nacional, comprendido entre los departamentos Boquerón y Alto Paraguay. El objetivo de esta incipiente e inesperada legislación tiene que ver con dar lugar a la prospección, exploración y explotación de hidrocarburos. Quiero resaltar que si bien no estoy en contra de que un área protegida brinde cierto nivel de uso ya que lo he vivido en diferentes unidades de conservación del mundo y en particular en el caso del Refugio de Vida Silvestre Rockefeller en Louisiana, donde me formé, también es cierto que nuestra capacidad de respetar las leyes es baja, que los intereses económicos podrían primar sobre los intereses ambientales y que además la capacidad de control y fiscalización es muy rudimentaria. Sumado a que esto debería estar dentro de los objetivos de la unidad de conservación y haber gestionado un plan rector que permitiera su consideración. Esto no es así para el caso del Parque Nacional Defensores del Chaco, que tienen comunidades naturales extremadamente vulnerables a los cambios y con difíciles intervenciones para su restauración y recuperación una vez hecho el daño.
Esta área de conservación fue declarada para conservación a perpetuidad por su buen estado de conservación de los arenales que representan una de las superficies eólicas de gran extensión a nivel global con bosques secos que albergan una gran biodiversidad, incluso como recursos genéticos, adaptada a estas condiciones climáticas y ambientales, es un territorio de la Nación Guaraní Ñandeva y además contiene un alto valor histórico y cultural, jugando un rol clave en la conectividad ambiental y ecológica entre las unidades de conservación del Alto Paraguay y uniendo con tres grandes áreas de conservación en Bolivia, en esa gran frontera seca al norte del Chaco paraguayo. Como si esto fuera poco, es área núcleo de la Reserva de Biósfera que “soporta” dos declaraciones, una nacional y otra internacional a través de la Unesco. Esta gran masa de ambiente preservado actúa como un amortiguador de la fuerte erosión eólica a la que está sujeta la región, pero también controlando el arrastre de sedimentos arenosos que ingresan al Chaco desde el extremo noroeste procedente de los ríos bolivianos que se encuentran cerca de la frontera.
La cámara de Diputados parece no entender o no querer entender la importancia de esta unidad de conservación, ni respetar los acuerdos previos, tanto nacionales como internacionales, ante la Convención de Diversidad Biológica, en la que un parque nacional y este Parque Nacional protege procesos ecológicos a gran escala, junto con el complemento de especies y ecosistemas característicos, que también proporcionan la base para oportunidades espirituales, científicas, educativas, recreativas y de visita que sean ambiental y culturalmente compatibles. Este es el objetivo de un parque nacional y ese fue el fin y la razón de crear este parque, no se podría bajar su nivel de protección y esto implicaría violar el principio de progresividad o no regresión que se establece a nivel de legislación ambiental y es un principio fundamental en materia de derechos humanos y derecho ambiental.
Parece que Diputados vuelve a la carga ya que, en el año 2019, el Poder Judicial rechazó una acción de inconstitucionalidad contra la ley del Parque Nacional Médanos del Chaco y lo que se busca es modificar la ley. La Cámara de Senadores tiene la oportunidad de evitar comprometer la responsabilidad internacional del Estado paraguayo, más ahora que tiene varias cooperaciones que están acompañando la mejora en el desempeño del manejo socioambiental, como es el caso del Fondo Verde para el Clima. Aprobar este proyecto de ley significaría una vez más mostrar ciertos “endemismos” en desacuerdo con los conceptos y prácticas regionales e internacionales. La sociedad civil ya se ha manifestado en contra de este proyecto de ley que modificaría los objetivos de conservación del sitio y que no busca mejorar su administración o apuntar hacia su sostenibilidad, sino su explotación. La prospección debería fomentarse fuera del parque y cualquier iniciativa que logre una operatividad acorde a lo esperado debería contribuir con la conservación del sitio. Un retroceso como plantean ciertos diputados nos pondría nuevamente como furgón de cola en temas ambientales y estaríamos poniendo en riesgo una de las áreas más importantes para los médanos o arenales de tipo eólico de Sudamérica.
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