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Opinión

La correcta aplicación de las leyes fortalece la democracia

POR Martín Ramírez Machuca
Dr. en Lingüística, Lenguas, Filosofía, Educación y Didáctica. Universidad de Kiel, Alemania.

El Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) permitió la utilización del Registro Cívico Permanente (RCP) para las internas de la Concertación Nacional que aglutina a cerca de 40 partidos y movimientos políticos. Esta decisión, según los juristas, está ajustada a derecho y en ella ha primado el principio de elecciones en libertad; principio universal del sufragio.

Este hecho ha liberado la ansiedad de un grupo de ciudadanos que esperaba con paciencia este resultado positivo. Algunos referentes de la Concertación han hecho guardia delante del edificio del TSJE, con el fin de acompañar la deliberación del tribunal. Luego de varias horas angustiosas, el humo blanco empezó a visibilizarse en el ambiente, por supuesto, la algarabía no se hizo esperar entre los expectantes ciudadanos. Al rato de haberse conocido la noticia, otros simpatizantes de esa novel nucleación política se unieron para festejar este hecho sin precedente en la convulsionada historia política del país.

De hecho, los que esperaban el humo negro del tribunal reaccionaron virulentamente ante la  acción del TSJE, especialmente la cúpula actual de la ANR que ha impugnado a la Concertación para el uso del padrón nacional. Las diferentes interpretaciones, de si la decisión del TSJE es jurídicamente válida o no, inundaron los medios de prensa y las redes sociales, incluso se baraja una apelación ante la CSJ.

Entiendo que este nuevo escenario es producto de cierta madurez de la práctica democrática de los ciudadanos de bien, con esa presión ejercida hacia el TSJE, puedo arriesgarme a decir que los jueces han interpretado cabalmente las leyes y se han antepuesto los intereses generales para la convivencia armoniosa de la  sociedad, especialmente hacer valer el ejercicio democrático del sufragio. Con esta acción, los jueces se han ganado un punto importante en la ciudadanía, y con esto se inicia una nueva etapa de construir confianza hacia el sistema jurídico de la República.

Con los diez años que dos movimientos de la ANR se han alternado en la conducción del país, la sociedad no se ha quedado satisfecha: un descontento social generalizado, una frustración visibilizada y el cansancio de la población han contribuido a que aparezcan campañas en contra de la ANR, además de memes que ironizan a ambos movimientos que tenían y tienen actualmente el control abosoluto del clima político del país.

Las constantes denuncias de supuestos hechos delictivos de grueso calibre contra los referentes de los dos movimientos de moda de la ANR han fortalecido el alejamiento de las ciudadanía hacia esos grupos, especialmente de sus propios electores, quienes apostaron o creyeron en los discursos alentadores y esperanzadores de los presidentes que llegaron al sillón presidencial en estos últimos nueve años y pico.

A pesar de toda esta sarta de desilusiones, protestas, intentos de juicio político, corrupción generalizada y otras falencias en el control de la cosa pública, la ANR no ha sabido interpretar la situación. Ahora, con la contundente decisión del TSJE, la ANR empieza a despertarse del letargo de dos lustros; quizás ya es tarde, pues los precandidatos que pugnan hacia el preciado sillón presidencial no tendrían el acompañamiento de la sociedad honesta que aspira a un país mejor para sus hijos y nietos.

Es saludable para la democracia y la madurez de los referentes políticos, el surgimiento de esta nueva fuerza política que se ha  creado y que ha aglutinado a decenas de grupos políticos con diferentes ideologias, pero quizás con los mismos anhelos, “sueños de una patria soñada, una patria nueva”, tal como lo visionaba Juan Carlos  Jiménez: “Patria que no tenga hijos desgraciados…”.

El respeto hacia los diferentes partidos políticos es una tarea social que se debe ejercitar todos los días para erradicar el miedo, el odio entre hermanos  y la degradación acelerada del tejido moral y ético del paraguayo de bien.

Solo se espera que esta carrera hacia la presidencia de la República sea un fiesta cívica diaria hasta alcanzar el plazo estipulado. Es hora de iniciar una nueva práctica de hacer política; dejar atrás viejos, anquilosados y turbios mecanismos de hacer política solo para unos cuantos.

 

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