Opinión
Paraguay, un peldaño más para honrar la ciencia y a quienes la hacen
Los investigadores de Paraguay y personas e instituciones que promueven la investigación y la ciencia como parte del desarrollo de una Nación, celebraban días pasados la aprobación general de la Ley del Investigador, por la Cámara de Diputados. Este evento se dio luego de muchos retrasos e idas y vueltas sobre el proyecto de ley original y quienes hacen ciencia no comprenden las razones e implicancias de un proyecto necesario, para un grupo de ciudadanos valorados por un sector, pero casi desconocidos por la sociedad. El proyecto de ley fue aprobado en general y pasa a ser analizado con más detalles por comisiones que deberían ya haberlo hecho, pero que por razones desconocidas no lo han hecho. Este periodo que se inicia es un paso crítico para poder disponer de una ley largamente anhelada, elaborada participativamente por gran parte de la comunidad de investigadores del Paraguay, consultada ampliamente y si bien se requiere respetar los procesos, no se entiende tanto retraso e idas y vueltas. Finalmente, no se está tratando de crear un marco legal que genere grandes riesgos y desafíos, solo con mirar muchos otros países y no necesariamente aquellos altamente desarrollados.
Es difícil entender las razones de por qué una ley amplia, general, pluralista, moderna y que capitaliza lo aprendido, no debería ser prioridad de nuestros representantes en el Poder Legislativo. Una ley como esta podría ayudarnos a enterrar años de desatención, poco interés en la ciencia, y de gente enseñando a hacer ciencia que nada tiene que ver con la investigación, lo que nos ha llevado a ser furgón de cola regional y hasta internacional en cuestiones de ciencia, tecnología e innovación. Paraguay es uno de los países que menos invierte en investigación y ciencia. La creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Programa Nacional de Incentivos a los Investigadores, fueron importantes avances e hitos en la historia de la ciencia en Paraguay. No hacer ciencia y no reconocer a los investigadores es una característica de los países más pobres del mundo. La inversión en ciencia ha sido una de las acertadas decisiones de los países con economías en transición, sentando las bases de la ciencia con sabor “nacional y doméstico”, poniendo las prioridades de investigación en el desarrollo acordado para el país. O se invierte en ciencia o se continuará sumido en la pobreza. Estas personas o individuos que hacen ciencia son los investigadores, y estos profesionales provenientes de las diferentes disciplinas de la ciencia aplican procedimientos para crear conocimiento que muchas veces apuntan a desarrollos tecnológicos muy destacados.
Esta ley propone dar estabilidad laboral y protección social a ese profesional investigador a nivel nacional. Nos urge tener instrumentos que reconozcan el papel del investigador como formador de talentos y de productos del conocimiento inédito, nuevo, para generar un desarrollo “con sabor nacional”. Paraguay se merece una ley del investigador científico para acercarse a sus socios regionales y para comenzar a honrar a quienes deciden por esta difícil tarea de hacer investigación. Esperamos que pronto el Congreso Nacional pueda debatir y atender una ley que prestigie a los investigadores paraguayos y que lo haga haciendo las consultas con quienes pueden opinar sobre el tema. Existen diferentes asociaciones que nuclean y velan por los investigadores del Paraguay, estos investigadores están disponibles para ser consultados, ya que finalmente son quienes se verán beneficiados por un marco legal, y no continuarán sin el reconocimiento debido. Como es lógico en todo proceso que planea poner reglas para poder vivir en sociedad, existen quienes podrían llegar a sentirse afectados por el mismo; por ello es importante la transparencia, la cordura, y el poder mirar más allá de los beneficios individuales que esto podría significar para varias instancias académicas, como así también el sector empresarial y, entre estos extremos, las camufladas instituciones que buscan desconocer el rol del investigador.
El motivo principal de esta ley es precisamente ese, el de instaurar el Sistema Nacional de Investigadores como una manera de consolidar e internacionalizar la ciencia del Paraguay. La única manera de llevar a cabo esta ardua tarea es reconocer, promocionar e incentivar a los investigadores que además se encuentran identificados y albergados a una institucionalidad nacional, que no siempre es la Universidad. La gran mayoría de las universidades del mundo exigen que sus docentes sean primero investigadores y desde la investigación ejerzan la docencia y la extensión, en particular, para formar investigadores, y brindar un servicio a la sociedad. Es el deseo de los investigadores ser reconocidos y que nuestras instituciones también así lo reconozcan.
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