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Opinión

Desarrollo humano, educación y aprendizaje

POR Marien Peggy Martínez Stark *
Psicopedagoga Clínica y Magíster en Educación.

Hoy no se discute la relación entre educación y desarrollo humano. La educación entendida más allá de las fronteras de lo escolar se concibe como una experiencia de vida formativa permanente, que resulta significativa y poderosa en la medida que reconoce las necesidades profundas y genuinas de la persona y hacen parte de procesos educativos genuinos en dos ámbitos: la familia y la escuela.

El propósito del desarrollo humano para Ana María González es una concepción de la naturaleza humana positiva, constructiva, realista, digna de confianza y en continuo proceso de desarrollo. “El ser humano es considerado como un individuo único, indivisible, sensible, creativo. El ser humano posee un potencial latente e innato, que tiende a desarrollarse, en armonía consigo mismo, con sus semejantes para su autorrealización” (González Garza, 1988, p. 11) y para lograrlos se necesitan de procesos educativos pensados, organizados y sistemáticos.

El desarrollo humano es concebido desde la educación como un proceso dinámico y significativo, comprometido y activo para investigar, conocer, descubrir, expresarse, experimentar, dialogar, sentir, comunicarse, escuchar, razonar, relacionarse y responsabilizarse por el propio proceso educativo y además el desarrollo tiene que estar centrado en la persona, en sus necesidades, habilidades, procesos y deseos. La dimensión educativa del desarrollo humano permite a la persona su pleno desarrollo, también el progreso necesario de sus capacidades y potencialidades, así como el vivir una vida plena, satisfactoria, de compromiso y productividad.

El ser humano, en su proceso de maduración, aprende a aceptarse, a quererse y a respetarse; aprende asimismo a aceptar y respetar a los demás seres humanos. Aprende a comunicarse adecuadamente, y a ser él mismo, por tanto, no es posible comprender el desarrollo humano sin la dimensión educativa de los procesos de desarrollo y crecimiento.

Fundamentos del desarrollo humano
Desarrollo neurofisiológico

Un organismo humano requiere, desde su conformación inicial, un cuidado y atención muy especiales en los primeros años de la vida porque es tiempo de estructuración de las neuronas y de las numerosas conexiones sinápticas. La desatención en este periodo de la vida es responsable de daños cerebrales irreparables y malformaciones irreversibles y muchas veces es la base de enfermedades congénitas de diferente índole. El organismo y sobre todo el cerebro, para su formación y estructuración, requiere proteínas, carbohidratos, grasas, minerales y vitaminas para un equilibrio ordenado. No es posible contar con una población sana y vigorosa en un ambiente de pobreza alimentaria extrema y pobre en estímulos para el desarrollo de las potencialidades del niño; por tanto, es fundamental que los responsables de la educación infantil atiendan eficazmente el problema, movilizándose como entes gubernamentales y privados porque con ello se sientan las bases para el logro de innumerables objetivos en la infancia, en la niñez, en muchas  áreas como la neurológica, afectiva, física para el progreso sostenido del potencial y las capacidades de la persona.

Desarrollo psicológico, afectivo y social

El desarrollo psicológico, afectivo y social está en estrecha relación con la igualdad de condiciones para el crecimiento y desarrollo de la persona, por lo cual son necesarias una variedad de oportunidades para las interacciones positivas y oportunas proporcionadas por el medio ambiente en el que se desarrolla la persona, si bien la dotación genética heredada es importante; sin embargo, las interacciones con el medio en variedad y riqueza con este, generará un mayor o menor nivel de logro; por tanto, la dotación de medios en el hogar, en el preescolar, en la escuela en general, en su ambiente sociocultural, favorecerá el desarrollo lingüístico, intelectual, emocional, estético, afectivo, social.

El otro aspecto fundamental está ligado con la atmósfera o clima afectivo que se cree en ese medio ambiente y que se le ofrezca al ser humano en desarrollo. El afecto interactúa más intensamente con la dotación genética, cuando se genera un clima afectivo cálido, acogedor y que inspira confianza. Este clima cálido, esta atmósfera acogedora crean una armonía y equilibrio hormonal y endócrino que dan como resultado un desarrollo óptimo y sano.

Ya el gran pedagogo suizo Johann Pestalozzi, hace dos siglos, se había adelantado a esta constatación cuando afirmó: “el amor es la única y eterna base sobre la cual se puede formar humanamente nuestra naturaleza”. Hoy día, podemos añadir, con fuertes argumentos de respaldo, que el afecto, la contención afectiva no sólo es la clave de un desarrollo  armónico para el niño, sino que también es la base de una vida más plena en los jóvenes y adultos.

Desarrollo cognitivo, inteligencia y creatividad

El desarrollo cognitivo es el proceso por el cual el ser humano va desarrollando capacidades, habilidades del pensamiento mediante la experiencia y está vinculado a la capacidad natural que tienen los seres humanos para adaptarse e integrarse a su ambiente.

Este proceso por el cual se aprende no son acciones aisladas en las personas, sino que impregnan toda la personalidad; es decir, se propicia mediante un clima de aprendizaje que promueve, valora, incentiva un pensamiento original, divergente y fundamentada que exige esfuerzo, constancia porque su desarrollo es para todas las etapas de la vida, no se entrena o se adquiere en un momento.

Así mismo, el pensamiento y la creativa tiene una importante interrelación, en este sentido  el Premio Nobel de medicina Szent-Györgyi haciendo alusión al pensamiento y la creatividad expresa: “el pensamiento creador consiste en ver lo que todo el mundo ve y pensar lo que nadie piensa”. De esta manera, la realización creativa tendría un carácter novedoso y original, podría ser más o menos extraordinaria y, de alguna manera, enriquecería con su aporte a la sociedad y a la cultura, al desarrollo socioemocional y cognitivo.

Al considerar lo cognitivo, creativo y lo intelectual para desarrollo humano, se señala que, en la cultura occidental, se ha cultivado un solo hemisferio cerebral: el izquierdo, y sus funciones racionales conscientes, relegando la intuición y las funciones holistas y gestálticas del derecho, e, igualmente, marginando el componente emotivo, afectivo y su importancia en el contexto general. Es necesario considerar la armonía entre las tres estructuras fundamentales del cerebro y su uso equilibrado debería ser un objetivo fundamental de la transformación educativa.

Desarrollo humano, educación cívica y valores democráticos

La educación cívica y democrática, como formación cívica y ciudadana en el marco del desarrollo humano, constituye amplio y complejo campo interdisciplinario, que involucra no solamente los aspectos educativos sino sus marcos político-institucionales, las esferas pública y privada, así como las instancias multilaterales.

Así mismo, en lo que concierne a la educación del siglo XXI, un aspecto central de análisis es el de las competencias que la educación propone generar, desarrollando conocimientos y capacidades, así como modificando mentalidades y hábitos vigentes. A este respecto, desde este enfoque, en el modelo de la educación del siglo XXI, la educación cívica y democracia se convierte en un vector transversal para el desarrollo de competencias en las áreas de comunicación, asociadas a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y, por supuesto, la conciencia social y cultural.

En este sentido, la búsqueda de competencias innovadoras como el pensamiento crítico, la creatividad, la solución de problemas y la capacidad para el desarrollo de productos relevantes y de alta calidad, de la manera que lo plantean Voogt y Roblin (2012), requieren basar sus planteamientos deontológicos y epistemológicos en el eje de educación cívica y democrática, dado que la lógica relacional, cooperativa y plural que la ciudadanía democrática exige, vehiculizar una modalidad colectiva de desarrollo de competencias que, luego, se traducen individualmente en subjetividades críticas, abiertas y tolerantes que  permitan una vida integra , honesta y éticamente responsable, orientada hacia el compromiso individual, personal y profesional que propenden a la  integridad del ser humano  a lo largo de la vida.

En conclusión

El desarrollo humano busca el desarrollo pleno de las personas, y según Jourard y Landsman, algunas de las características que definen a una persona saludable son: “apertura a las nuevas ideas y hacia la gente; preocupación por uno mismo, por otras personas y por el mundo natural; capacidad para integrar experiencias negativas dentro del yo; creatividad; capacidad para realizar el trabajo productivo; capacidad para amar” (Jourard y Landsman, 1994, p.21).

Los rasgos de la persona logrados en los espacios escolares, familiares y sociales en los procesos de desarrollo humano a lo largo de la vida, tales como la conciencia, la percepción de sí mismo y del mundo, las relaciones amistosas, familiares y de pareja; el trabajo y las actividades lúdicas; las experiencias emocionales, la satisfacción de necesidades y la construcción de un proyecto de vida realista, satisfactorio  contribuyen al bienestar del individuo y de quienes le rodea.

Referencias bibliográficas
  • Martínez, M. (2004). La psicología humanista: Un nuevo paradigma psicológico, 2da edición, México: Trillas.
  • Aguerrondo, I. (1999). El Nuevo Paradigma de la Educación para el siglo XXI. Obtenido de Secretaría General de la OEI: https://oei.int/oficinas/secretaria-general
  • Aguilar, M. M. (s.f.). La Reforma Educativa como parte de la Reforma del Estado paraguayo. Población y Desarrollo.
  • Bradley, B.S. (1992). Concepciones de la infancia. Introducción crítica a la psicología del niño. Madrid: Alianza Editorial
  • Díaz-Aguado, M.J. y Medrano, C. (1994). Educación y razonamiento moral. Una aproximación constructivista para trabajar los contenidos transversales. Bilbao: Ediciones Mensajero.
  • Delval, J. (1994). El desarrollo humano. Madrid: Siglo Veintiuno de España Editores.
  • PAPALIA, DIANE E. Desarrollo humano: con aportaciones para Iberoamérica, México, Ed. McGraw-Hill, 1990.

 

* Marien Peggy Martínez Stark es educadora de párvulos, Lic. en Psicopedagogía, Magíster en Educación, especialista en infancia. Especialista en Aprendizaje y Currículum. Par Evaluador de carreras de grado.

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