Opinión
Los tratos crueles, inhumanos o degradantes
La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó en el año 1984 la Convención Internacional contra la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, entrando en vigor en el año 1987. Paraguay ratificó y se convirtió en Estado parte en el año 1990, luego del golpe militar, al inicio del proceso democrático. Mas tarde, la prohibición de la tortura fue incorporada en la Constitución reformada en el año 1992, como delito de carácter imprescriptible, junto con la desaparición forzada, el genocidio, el secuestro y el homicidio por razones políticas.
La tortura, conocida también como el tormento, es una práctica que viene desde tiempo inmemorial, y era conocida como el procedimiento judicial inquisitivo regular. El tormento fue utilizado como medida aceptada a fin de obtener la confesión del reo ante la sospecha de haber cometido un crimen. Se buscaba también, a través de este mecanismo, la denuncia de cómplices, constituyéndose en una institución probatoria, basada en una aberración jurídica de los gobiernos como un procedimiento de rutina y como un recurso de subyugación utilizado contra los esclavos, y las clases inferiores. Ese procedimiento, que se manejaba como “natural”, ha llevado a miles de condenas de inocentes, ya que, bajo el efecto de un dolor atroz, se podía admitir y reconocer cualquier culpabilidad. Uno de los ejemplos emblemáticos sobre la practica inquisitiva del tormento es el que sufrió Jesús en silencio, bajo el Imperio Romano.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, con la creación de las Naciones Unidas, se prohibía por primera vez la tortura en un documento de compromiso internacional, con la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y su firme principio número 5: “Nadie será sometido a torturas ni penas crueles, inhumanas o degradantes”. Desde allí surgieron los movimientos contra la tortura, los que impulsaron la adopción de la convención internacional. Más tarde se instaló el Comité de Expertos contra la Tortura, el que se proyectó universalmente, llegando a nuestro país con la creación de la instancia de observación conocida como Mecanismo Nacional contra la Tortura, la que realiza una importante tarea para la erradicación de la tortura en el país, y necesita ser escuchada.
En tiempos muy cercanos, la tortura ha sido una práctica constante por las dictaduras y gobiernos arbitrarios como signo de poder supremo, con el afán de doblegar a sus reales o imaginarios adversarios. Actualmente los métodos empleados para resquebrajar la personalidad del individuo se han modernizado con la utilización de instrumentos y mecanismos psicológicos que llegan a un alto grado de sofisticación.
En estos días se ha difundido la noticia sobre actos crueles e inhumanos ocurridos en una institución del Estado, y justamente también en estos días, se ha estado recordando al joven Mario Schaerer Prono, quien falleció por efecto de la tortura durante la dictadura de Stroessner. Parece que esta nación no aprende o tarda mucho para aprender. Vale recordar que la Convención Internacional contra la Tortura, no reconoce la justificación de la obediencia debida conocida también como “orden superior”, por lo que cada agente del Estado o funcionario público que realiza actos de tortura es responsable personalmente ante la ley, sin excluir la responsabilidad del Estado, como garante en el cumplimiento de los derechos humanos ante la comunidad internacional.
La tortura es un crimen contra la humanidad. Paraguay, entre otros 47 Estados, es miembro del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, órgano encargado de examinar la situación de derechos humanos en todos los países miembros de la ONU. Estos países miembros deben dar ejemplo de honrar los derechos humanos en toda su dimensión, para tener la legitimidad en el examen de otros países. Un dato interesante es que Rusia acaba de ser excluida como miembro del Consejo, con el voto de 93 países miembros. Es la primera vez que la Asamblea General de las Naciones Unidas toma la decisión de excluir de la sagrada lista del Consejo de Derechos Humanos a uno de sus integrantes. Esta decisión constituye un precedente sumamente interesante, ya que ahora ha comenzado una serie de propuestas de borrar a otros países que han sido objeto de denuncia de violaciones de los derechos humanos. Paraguay debe honrar con el cumplimiento de los derechos humanos el honorable asiento que ocupa en el Consejo de Derechos Humanos.
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