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Opinión

Horacio Cartes, influencer 4.0

POR Martín Ramírez Machuca*
Dr. en Lingüística, Lenguas, Filosofía, Educación y Didáctica. Universidad de Kiel, Alemania.

Todos los días se destapan ollas y más ollas. La frase “destapar ollas” se quedó en el subconsciente de una generación de muchos paraguayos que querían ver otro país. El creador de esta folclórica frase fue el político Domingo Laíno, quien junto con su esposa, representaban a la clase política opositora de esa época, ante el Partido Colorado. Lastimosamente, ninguna olla fue destapada, pasó solo de una frase retórica y, según mi perspectiva, una vez más, populista.

Hoy en día, constantemente se están destapando nuevas ollas, literalmente, con datos fehacientes, con estadísticas, con informaciones obtenidas de fuentes confiables. Algunos critican el mecanismo de obtención de informaciones, pero por los casos sensibles, esto pasó a segundo plano.

El ciberactivista Alfredo Guachiré es uno de los destapadores profesionales de ollas, y no de ollas populares, sino de ollas a presión. En estos días hemos podido leer una invasión de documentos comprometedores en las redes sociales y en los medios de prensa, y que se orientan hacia el expresidente Horacio Cartes. En esta línea, el presidente del Banco Central del Paraguay, José Cantero, tuvo una reunión con senadores, en la cual tenía que explicar por qué ha enviado informes con tachaduras al Senado. Según los medios, José Cantero no supo explicar si Cartes puede prestar millones de dólares a sus amigos, y si eso implicaba alguna violación de alguna ley. A este señor no lo conozco, será un buen economista, seguramente, pero de moral, ética y de líneas discursivas, creo que no entiende absolutamente nada. Con su explicación no hizo más que mofarse del pueblo, considerando a sus ciudadanos como ignorantes. Cualquiera sabe que prestar plata sin control alguno es usura e ilegal en cualquier sistema financiero. El senador Jorge Querey puso más presión a la olla recientemente destapada: “El BCP es un Estado dentro de otro Estado”.

La profesión como destapador de ollas creo que no tiene futuro en este país, pues genera solo un impacto mediático y luego pasa al olvido. En el caso de Domingo Laíno, este veterano político no pudo destapar absolutamente nada, no se sabe realmente qué artilugios se habrá usado en su tiempo para que no siguiese con sus investigaciones de destape. En el caso del ciberactivista, sí tuvo el impacto que la sociedad estaba esperando, pues las autoridades de los entes de control reaccionaron y, por lo menos, mostraron la cara y trataron de explicar algunos casos, pero nuevamente la muy folclórica frase oparei apareció en el minuto 90 del partido. El juicio político a la fiscala general del Estado no prosperó, no porque quizás no lo ameritaba, sino por los “votos” de los mal llamados honorables congresistas, muchos de ellos alineados al hoy embretado Horacio Cartes.

Los nuevos destapes van orientados esta vez al expresidente Horacio Cartes, por los supuestos millonarios préstamos hechos fuera de la ley a sus amigos incluso a su propia hermana, según las publicaciones en los medios. Los escándalos que asocian a este “prócer” de la nación, no son nuevos; desde su incursión forzada a la política partidaria se ha convertido en un personaje sombrío y que ha ganado mucho poder durante su paso como presidente de la República. Sus intentos de forzar una reelección anticonstitucional le han hecho enfrentar a un pueblo cansado, harto, angustiado y hambreado. Hay una familia enlutada por esta irracional acción.

Las acusaciones que se orientan hacia su persona no pueden quedar en el folclórico oparei, se entiende que en un Estado de Derecho las instituciones deben funcionar y articular las leyes para el buen desenvolvimiento del país, pero en nuestro caso, parece ser todo lo contrario. La Fiscalía General del Estado, institución responsable de accionar de oficio ante estos supuestos descarados y obscenos actos antijurídicos, no responde ni vela por la seguridad jurídica del Estado ni por la seguridad de sus propios ciudadanos.

Creo que la sociedad debe tomar en serio su rol dentro del Estado, la sociedad de bien es un elemento contralor nato de las acciones de sus gobernantes, pues en ellos ha depositado su confianza por medio del sufragio. Si estos funcionarios públicos no cumplen con sus “promesas”, el pueblo se los debe reclamar. En el caso del expresidente Cartes, es imperativo que la fiscalía tome acciones ante las graves denuncias hechas públicas en los últimos tiempos. La inacción es una burla ante un pueblo carcomido por las desgracias, desidia e ignorancia, además implica complicidad.

Está en manos de la justicia atacar el cáncer de la corrupción. Los niños, jóvenes y los de la tercera edad merecen más que nada un mejor país, con calidad de vida para poder desarrollarse como individuos, en el caso de los niños y jóvenes, y en el caso de los ancianos, que puedan descansar con dignidad en el país que los vio nacer y al cual se han entregado con alma y vida para su desarrollo.

 

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