Día de la Mujer Paraguaya. Sabor agridulce

El 24 de febrero se celebra el Día de la Mujer Paraguaya. Se recuerda la fecha  en que las mujeres paraguayas donaron sus joyas para los gastos de la guerra de la Triple Alianza. Es un día especial, dedicado exclusivamente a las mujeres. Aunque es una conmemoración discutida, es bueno llamar la atención de que la mujer paraguaya existe y está presente en tareas de todo nivel. En la casa, en la cocina, en las fábricas, en los mercados, en los comercios, en el mundo académico, en la actividad política, en las tareas públicas del Estado, y mucho más. Hay muchas kuña guapa en nuestro país.

Hemos visto en las redes sociales, ese día, una serie de mensajes y posteos, algunos con el clásico diseño de la mujer vestida de typói, con el  cántaro en la cabeza o en los brazos, con el ñandutí o con un canasto. Asimismo, se mencionaron a  mujeres de alto rango político y social,  empoderadas, nombradas como poderosas en los medios de comunicación, y que están dispuestas a  la marcha hacia los más altos cargos en la escalera del poder público. Se vio también a mujeres empresarias, investigadoras, médicas, enfermeras, trabajadoras domésticas, a las “leonas rugiendo”, como ellas mismas se identificaron,  reclamando ante la justicia el derecho al alimento para sus hijos a causa de la desidia de  padres irresponsables; y algunas publicaciones marcaron  la presencia de las mujeres indígenas. Esta diversidad es una clara muestra de la “hetero identidad” de las mujeres paraguayas, como lo afirma Gabriela Shwartzmann en uno de sus aportes sobre la cuestión de género. No hay “la mujer paraguaya”. Hay muchas mujeres paraguayas.

Señalar esta diversidad es importante. ¿Pero cuál de ellas representa a la gloriosa mujer paraguaya? ¿A cuál de ellas nos referimos cuando repetimos la frase del papa Francisco? Entiendo que el Santo Padre hacía referencia a la historia de la mujer paraguaya y su papel durante la guerra tanto de la Triple Alianza como la del Chaco, incluyendo sus luchas por la libertad, ya que él conocía a la Sra. Esther Ballestrino, una médica paraguaya desaparecida durante la dictadura en la Argentina. Pero el dicho quedó. Y se sigue utilizando esa adjetivación de mujer gloriosa cuando se quiere hacer elogios a favor de la mujer paraguaya, cuya mayoría está representada por esa mujer guerrera, abnegada, por esa kuña guapa, muchas veces cargando con la doble responsabilidad de padre y madre para el alimento de sus hijos.

Gloria Scappini en su investigación Violencia patriarcal y estructura social paraguaya[1], nos habla sobre la percepción y formas de construcción de la identidad femenina, según el origen étnico y clase social. Ella y su equipo de investigación presentan un pasaje sobre el rol de la mujer paraguaya desde las guerras de resistencia ante la colonia, el rol del sometimiento de las mujeres en el éxito de los modos de producción coloniales y del sistema integral de explotación y opresión de clase. el rol de las mujeres indígenas en la formación de la sociedad paraguaya mestiza, el rol de las mujeres en la construcción nacional, el rol de las mujeres en la post guerra del ’70, el rol de las mujeres en la población rural/mestiza, y un tópico sobre mujeres y dictadura (1953-1989).

Leyendo y articulando todos estos roles en las distintas etapas, se puede llegar a imaginar lo que traería esa alquimia de protagonismo que tal vez sea lo que hace tan interesante reflexionar sobre la identidad de la mujer paraguaya y su incidencia en la formación de la sociedad, así como su rol en el presente, con su protagonismo profesional, su función en la estructura del Estado, y su poco visible pero importante papel en las labores de producción agrícola e industrial, que marcan pautas en el desarrollo del país. No podemos dejar de mencionar la belleza que caracteriza a la mujer paraguaya. Celebramos esa belleza.

No todo es belleza. La realidad que vivimos hoy en relación con la cuestión de género, muestra grandes contradicciones. Como aporte imprescindible, debemos recurrir a algunos datos ya mencionados en un artículo publicado anteriormente, y que siguen vigentes. El Poder Judicial tiene en este momento, 2.989 expedientes de mujeres madres con demandas relativas al incumplimiento del deber alimentario para sus hijos, y 3.228 denuncias sobre violencia familiar. Es el balance del año. Informaciones que pude leer en Instagram. ¿Ellas son acaso gloriosas? ¿O son ellas las verdaderas gloriosas?

El Observatorio sobre Violencia de Género, del Centro de Documentación y Estudios, ONU Mujeres[2] identifica en su registro 44 casos de feminicidio en el Paraguay en el año 2021, acompañando la historia de cada caso. El Registro de Actualización de datos sobre Feminicidio del Ministerio de la Mujer identifica 35 casos durante el año 2021, con desagregación de datos según departamento. La diferencia del número probablemente radica en los criterios y variables utilizados por ambos estudios.

Mujeres asesinadas. Gloriosas mujeres que ya no están. Con estas cifras alarmantes, aunque podemos reconocer el rol protagónico de las mujeres, y aunque celebramos la presencia de mujeres empoderadas que se destacan hoy en la política, en  la ciencia y en la cultura, observamos que cada 24 de febrero se matiza el color del  reconocimiento a las mujeres  paraguayas  exitosas, que las hay, y no son pocas; pero también experimentamos el sabor agridulce al  recordar que persisten esos rasgos patriarcales que producen tanto dolor en las familias paraguayas, con la marcada frecuencia de actos de violencia hacia las mujeres, que muchas veces llegan al crimen de feminicidio. En este escenario ambivalente, recordamos en solidaridad el Día de la Mujer Paraguaya.

[1] FLACSO, Paraguay 2019.

[2] Participación de Articulación Mercosur, ONU Mujeres, Unión Europea, y Diakonia.