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Opinión

Paraguay: ¿un país con grado de inversión?

La emisión de bonos soberanos realizada el 20 de enero de 2022 da cuenta de que los inversores globales ven al Paraguay como un país con grado de inversión.

La colocación de USD 500,6 millones por un plazo de 11 años a una tasa de 3,8 % es realmente envidiable para varios países, más aún teniendo en cuenta que esto se da en un contexto donde el combate a la inflación ha elevado las tasas de interés a nivel mundial.

Vale resaltar que Paraguay ha sido el único país de la región que ha mantenido su calificación de riesgo desde la aparición del Covid-19. Las tasas a las que se ha financiado en los últimos tiempos son dignas de países emergentes que cuentan con calificación de riesgos más alta, y son consideradas como “grado de inversión”.

El término “grado de inversión” es una clasificación que se da a los países en base a evaluaciones de instituciones calificadoras de riesgos, teniendo en cuenta la capacidad que tienen para afrontar sus deudas.

Paraguay ha mejorado notablemente su calificación en los últimos 20 años. Así pues, hasta el año 2006 el país se encontraba con calificaciones que denotaban una alta probabilidad de impago. Las calificaciones luego evolucionaron rápidamente hasta llegar a los niveles en los que nos hemos mantenido desde el año 2015 (Fitch Rating elevo la calificación en el año 2018, igualando la posición que ya había otorgado Moody’s), quedando a un paso del denominado grado inversor.

Fuente: imagen tomada de https://www.economia.gov.py/

Ser un país con calificación de grado de inversión tiene muchas ventajas. Las principales son la posibilidad de obtener financiamientos más competitivos y el acceso a importantes fondos de inversión. Esto, además de los bonos soberanos, también aplica a los bonos corporativos dado que el riesgo soberano es la base del riesgo global que existe en un país.

La evaluación de las calificadoras de riesgo toma en cuenta la estabilidad macroeconómica (PIB, inflación, balanza de pagos), jurídica, social y política a la hora de determinar las calificaciones de un bono soberano.

En el primer aspecto evaluado no tenemos inconvenientes y hasta nos jactamos de nuestra realidad macroeconómica y en términos sociales, el país es bastante estable, a pesar de la desigualdad existente. Sin embargo, en mi opinión, en lo político tenemos serios problemas, ya que año tras año hemos creado algún tipo de ruido que pone en alerta a los mercados internacionales. Me refiero concretamente al planteamiento de leyes que suspenden el pago de la deuda externa y a las discusiones al momento de tratar el Presupuesto General de Gastos.

En lo jurídico, los desafíos de construir una institucionalidad solida son aún mayores.

La calificación que tiene Paraguay responde básicamente a que somos muy buenos pagadores, que somos conservadores y más allá de los ruidos políticos nos arreglamos para cumplir con los compromisos. Esto hace que muchos inversores globales depositen su confianza en Paraguay y tengan altas demandas en las emisiones que se realizan en los mercados internacionales.

Un trabajo está bien hecho y debe ser destacado. A través de la reciente emisión y colocación de bonos, Paraguay fue puesto en el radar de los inversores globales y ha obtenido financiamiento de países con grado de inversión. La confianza entregada por los inversores debe ser honrada y el gran trabajo de varios servidores públicos debe ser reconocido. Más allá de que el mercado nos reconozca como un país de grado de inversión, debemos volver a la realidad y recordar que a veces tenemos comportamientos más propios de un Estado fallido que de país con grado de inversión.

El proceso de obtener recursos ha evolucionado de manera interesante y la última emisión mejora el perfil de deuda, ya que una buena proporción fue utilizada para cubrir los bonos que estaban próximos a vencer. No obstante, la evaluación no debe escapar del análisis, debemos responder preguntas como: ¿Cuáles eran las expectativas para el año 2023 cuando realizábamos la primera emisión? ¿Pensábamos que a esta altura íbamos a pagar todo el capital? ¿Se espera que el financiamiento en infraestructura traiga más desarrollo? Estas y muchas otras preguntas nos ayudarán a pensar y definir la política de endeudamiento del futuro.

Cuando se habla de inversiones y financiamientos, es bueno mostrar también los retornos esperados. Estoy seguro de que algunas inversiones han rendido sus réditos y otra quizás no han llegado a tener el impacto que se esperaba; pero no quedemos en las percepciones, midamos esto y apalanquemos el desarrollo con bajos intereses y buenas decisiones.

Investigación para el Desarrollo.

https://desarrollo.org.py/

Twitter: @gari_py

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