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Opinión

Sobre las urbanizaciones y la naturaleza, bienestar amenazado

Alberto Yanosky.

Alberto Yanosky.

Cada día vemos cómo los ambientes naturales y casi naturales se transforman en urbanizaciones de diferente calibre, si bien es cierto que nuestras ciudades se están quedando “chicas” y se requiere la expansión para nuevas áreas habitacionales, es importante que tanto autoridades como emprendedores tomen conciencia sobre qué zonas y qué ecosistemas se está realizando la nueva urbanización. Debemos recordar que todas las ciudades más importantes del mundo están implementando alternativas que las hagan más verdes, y que las mejoras que se introduzcan las hagan más parecidas al ambiente original que fuera transformado para construir la ciudad.

Esto tiene alguna lógica ya que lo que ha evolucionado en un lugar es más resiliente, está más adaptado a las condiciones que imperan en la zona, es decir un pastizal, un humedal, un bosque u otro tipo de ambiente, en esta búsqueda de “adaptarse a los ecosistemas” se buscan “soluciones basadas en naturaleza” y en este ámbito el planeta ha entrado en la década de la restauración. Todos estos esfuerzos internacionales y las acciones que se llevan a cabo, deben ser un llamado de atención para nosotros que estamos en proceso de “pleno desarrollo”. Esto significa que no debemos cometer los mismos errores, y tenemos toda la tecnología y el conocimiento para realizar urbanizaciones y permitir la expansión habitacional, teniendo en cuenta esos ecosistemas y dando alternativas basadas en la naturaleza. Esa rica naturaleza con la que Paraguay cuenta, hoy vemos que como nunca antes en la historia nacional, se talan bosques y conjuntos de árboles, se transforman pastizales y se secan humedales, con el fin de permitir diferentes urbanizaciones.

Hasta nos damos el gran lujo de construir lagunas a las que llamamos lago donde no las hubo antes, sin tener en cuenta el riesgo que esto significa y los posibles impactos que un ambiente como tal puede tener en el ecosistema, como lo natural pero también los efectos en la salud humana, haciendo que tengamos más probabilidades de sufrir enfermedades de tipo hídricas por ejemplo relacionadas con la presencia de vectores de enfermedades. Sin embargo, lo más impactante en las zonas cercanas a la capital del país y las capitales departamentales, es la gran tala masiva de los pocos elementos arbóreos, árboles nativos, bosquecillos de árboles que han crecido durante años en su ambiente natural.

Seguramente, la necesidad de sombra y amortiguamiento del calor, hará con que pronto comencemos a “arborizar” esas zonas, y lo más probable es que sea con especies alóctonas o exóticas, es decir que no pertenecen al lugar, sin reconocer que un tiempo antes sacamos lo que había crecido allí naturalmente. Estos elementos introducidos son mucho más propensos a ser afectados por tormentas ya que no necesariamente están adaptados, y tampoco seguramente servirán para cobijo y alimentación de la fauna autóctona como las aves, que entre otras especies ayudan a restaurar el ecosistema, sea un pastizal o un bosque.

La legislación ambiental es buena y pertinente, solo que su implementación es extremadamente deficiente, y parece que el sistema nacional de gestión ambiental solo es un mecanismo para obtener la licencia ambiental sin un seguimiento adecuado. Los profesionales que evalúan las evaluaciones de impacto de estas urbanizaciones deberían estar extremadamente bien preparados para valorar y asegurar la continuidad de los servicios ecosistémicos de las zonas naturales o seminaturales a ser afectadas por las urbanizaciones, tratando de evitar cualquier riesgo, reducir los impactos, y solo en caso en los que conscientemente aceptemos la pérdida de un ambiente natural y sus servicios y productos, esto sea debidamente compensado.

Las autoridades locales y nacionales a cargo del ambiente, no deben olvidar que están administrando un bien público nacional, acervo natural de la Nación, y como tal deberían ser responsables por una mala administración. Las evaluaciones ambientales hoy en día parecen ser meras intervenciones profesionales sin la debida actualización, y sin la debida adecuación de las políticas nacionales, todo profesional que realizada una evaluación ambiental, debería reconocer que riesgos e impactos, sean o o no admisible, mitigables o compensables, deben estar en consonancia con la política ambiental nacional, y con ésta con las contribuciones nacionales determinadas recientemente comprometidas por la República, como así también con sus compromisos ambientales y sociales.

Las urbanizaciones están en auge y con las oportunidades que brinda el Paraguay para la inversión, estaremos viendo más infraestructura asociada, debemos exigir a nuestras autoridades locales un departamento ambiental y de sanidad, que atienda en otras cosas cuestiones de catastro, recursos naturales y también implemente a nivel municipal y distrital las políticas nacionales, entre ellas la de cambio climático, y debe reconocer y valorar el acervo natural y cultural de su distrito, también las autoridades locales son responsables por una eficiente administración de los recursos naturales y deben responder por ella, una mala administración presente puede poner en riesgo el bienestar de los jóvenes y las generaciones venideras. Todas las urbanizaciones deberían ser conscientes de qué están modificando y las implicancias que puede tener esa modificación en los ciclos y procesos naturales.

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