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Trabajo infantil: los niños deben jugar, no trabajar

El trabajo infantil también tiene lugar en zonas urbanas. Imagen: ImageBROKER/IMAGO
A pesar de los esfuerzos para erradicarlo, el trabajo infantil sigue siendo una dura realidad en nuestro país. No es una salida a la pobreza ni una alternativa para la subsistencia. Es una vulneración de derechos que condena a miles de niños a un presente de sacrificio y a un futuro sin oportunidades.
En una entrevista con El Nacional, Jorge Amarilla, director de Protección y Promoción de Derechos del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia (Minna), enfatizó que la erradicación del trabajo infantil no depende solo del Estado, sino de toda la sociedad. “Los niños deben estar protegidos, jugando y formándose para ser el futuro del país, no trabajando en la calle ni siendo explotados”, afirmó.
El trabajo infantil no puede ser normalizado
Paraguay cuenta con programas de protección como Abrazo, dirigido a niños en situación de trabajo infantil, y el programa de atención a niños en situación de calle. Sin embargo, la problemática persiste, especialmente en comunidades indígenas.
“De cada 10 niños en calle que abordamos, 8 son indígenas. No podemos permitir que se naturalice la explotación infantil bajo la excusa de la cultura”, advirtió Amarilla, señalando que el Minna ha denunciado penalmente a líderes indígenas en Itapúa por permitir esta práctica.
El criadazgo es otra deuda pendiente. “Sigue siendo visto como algo normal, cuando en realidad es una forma de esclavitud infantil. Hoy no está tipificado como delito, pero estamos trabajando para que lo sea”, indicó el director. Se estima que al menos 40.000 niños se encuentran en esta situación, aunque las cifras están siendo actualizadas.
¿Qué pasa cuando hay empresas familiares?
“Debe ser un trabajo protegido: seis horas máximas y siempre en turno inverso a la escuela”, indicó. Sin embargo, lamenta que muchos niños sigan siendo explotados en actividades económicas familiares sin protección alguna.
El derecho a ser niño
Si bien la ley permite que los adolescentes de 14 años trabajen bajo condiciones reguladas, Amarilla subraya que el trabajo infantil en cualquier otra circunstancia es inaceptable. “No es solo una cuestión de leyes, es una cuestión de conciencia. Ningún niño debería estar limpiando vidrios en los semáforos, vendiendo golosinas o trabajando en el campo en lugar de estar en la escuela”, expresó.
El Estado prevé ampliar su cobertura de protección con el lanzamiento del Programa Nacional de Primera Infancia, que abrirá 100 centros de referencia para niños de 0 a 5 años. “La única forma de romper el ciclo de pobreza es desde la infancia, brindándoles oportunidades, educación y un ambiente seguro”, aseguró.
Erradicar el trabajo infantil es tarea de todos
“Paraguay tiene el compromiso de lograr trabajo infantil cero”, enfatizó Amarilla. Para ello, es clave la inversión estatal, la articulación de instituciones y la participación activa de la ciudadanía. Denunciar es un paso fundamental. “Recibimos más de 700 llamadas diarias en el Fono Ayuda 147, y muchas denuncias provienen de los propios niños”, reveló.
El trabajo infantil no es una solución, es una condena. Es responsabilidad de todos garantizar que los niños tengan la infancia que merecen: jugando, aprendiendo y soñando con un futuro mejor.
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