Connect with us

Nacionales

Guerra Guasu trajo consigo la economía de enclave

Historiador Herib Caballero. Foto: Gentileza.

Historiador Herib Caballero. Foto: Gentileza.

El 1 de marzo, pero hace 150 años, se puso fin al mayor genocidio de la historia contemporánea de América Latina, la Guerra de la Triple Alianza. El conflicto bélico que enfrentó a Brasil, Argentina y Uruguay contra nuestro país tuvo consecuencias sociales catastróficas para Paraguay, marcando un antes y un después en su historia.

La reconstrucción del país fue lenta y dolorosa, y sus efectos se sintieron durante décadas, incluso hasta nuestros días, a criterio del prestigioso historiador Herib Caballero.

La Guerra Guasu implicó una catástrofe demográfica, se perdieron entre tres cuartas  partes de la población a tres quintas partes durante el desarrollo  del conflicto. El aparato productivo se destruyó, pese a los esfuerzos; ya desde 1867, la carencia de alimentos fue una constante en la república paraguaya, recordó.

“Al final del conflicto, el país quedó sumido en un ambiente de violencia y hambruna generalizada, la situación fue caótica y creo que si la guerra fue dura, hasta hoy en día los historiadores no hemos podido reflejar en su exacta magnitud las estrecheces económicas y las dificultades vitales para los sobrevivientes, además de tener ejércitos de ocupación con todo lo que eso implica en materia política y social”, siguió comentando.

Según su informe al Congreso, el presidente Emilio Aceval en 1900 hablaba que ese año se volvió a recuperar el nivel presupuestario del Estado de 1864.

En materia económica, la guerra tuvo varias consecuencias, como que el Estado tuvo que vender sus tierras y se establecieron grandes empresas extractivas que instauraron la economía de enclave en la producción yerbatera, maderera y del tanino.

Desigualdad y pobreza

Tras la guerra, grandes extensiones de tierra paraguaya fueron vendidas o entregadas a extranjeros, lo que alteró la estructura de propiedad y generó desigualdades sociales.

La economía paraguaya quedó destruida. Las tierras agrícolas, las industrias y las infraestructuras fueron arrasadas durante la guerra. La falta de mano de obra y recursos dificultó la recuperación económica, lo que llevó a décadas de pobreza y estancamiento. Muchas familias perdieron sus tierras, lo que agravó la pobreza y la dependencia de la población rural.

La guerra acabó con gran parte de la élite política, militar e intelectual del país, lo que dificultó la reconstrucción posterior. La sociedad paraguaya, que antes de la guerra tenía una estructura relativamente igualitaria, se vio profundamente afectada por la pérdida de líderes y la desorganización general.

Tras la guerra, Paraguay quedó aislado diplomáticamente y económicamente debilitado. Esto dificultó su reinserción en el contexto regional e internacional. Dejó un trauma colectivo que se transmitió de generación en generación. La memoria de la devastación y el sacrificio sigue siendo un tema central en la cultura y la historia paraguaya. En cuanto al impacto demográfico, hasta ahora no se han estudiado sus alcances a cabalidad, redondeó el renombrado profesional.

En las últimas décadas, la región está viendo el resurgir económico de Paraguay, es el país con el mayor crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), aunque los niveles de ingresos promedio siguen siendo bajos, al igual que el acceso a servicios públicos de calidad.

Dentro de todo, hay muy buenas perspectivas para la economía teniendo en cuenta en reciente grado de inversión logrado y los capitales extranjeros que siguen fluyendo hacia nuestro país, que ofrece bastantes ventajas competitivas para hacer el ámbito de los negocios.

Click para comentar

Dejá tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Los más leídos

error: Content is protected !!